La mala gestión estrangula el voluntariado del Centro de Acogida de Animales de Compañía de Barcelona
El Centro de Acogida de Animales de Compañía de Barcelona no pasa por sus mejores momentos. Son muchos los problemas que envuelven a un centro cuyos objetivos deberían ser: dar un buen servicio a la ciudadanía y garantizar el bienestar de los animales que acogen por abandono, pérdida o decomiso. Las continuas discrepancias entre voluntarios y titulares, las inadecuadas condiciones de las jaulas, la eterna promesa de un nuevo centro ubicado en Montcada i Reixac… son algunas de las cuestiones que ocupan la actualidad del CAACB. Pero si hay una cuestión candente en la perrera es la dificultad que reviste formar parte del voluntariado.
El Ayuntamiento de Barcelona impone una cláusula abusiva a los voluntarios que quieran formar parte de la perrera municipal. El punto diecisiete del convenio de colaboración prohíbe que “ningún voluntario puede difundir información que pueda perjudicar la imagen institucional del CAACB ni de los animales que sean acogidos”. Un requisito que atenta contra los derechos recogidos en la Constitución vigente.
Los voluntarios son el alma de la atención social y emocional del CAACB. Hacemos referencia a personas que dedican su tiempo de manera totalmente altruista a mejorar las condiciones de vida de los animales, un grupo de personas indispensables que son las que hacen posible el funcionamiento del centro. El problema reside en que la gestión de la perrera municipal de Barcelona no sólo no facilita el reclutamiento y formación de voluntarios, sino que está poniendo todas las trabas posibles para la incorporación de personas nuevas.
Los animales ingresados en las distintas sedes (Collserola, Argentona y Vic) son los más perjudicados con la falta de voluntarios en el CAACB. La carencia de miembros del voluntariado provoca que los animales puedan estar días sin salir de las jaulas, jaulas poco confortables con unos tamaños que no son acordes a las necesidades del animal y donde deben comer, dormir y defecar.
Desde el año 2019 el proceso de integración al voluntariado del Centro de Acogida de Animales de Compañía de Barcelona ha pasado de ser muy difícil a ser extremadamente difícil. Sin que haya cambiado la coordinadora del voluntariado desde 2014, la persona que quiera regalar su ilusión y tiempo a los animales del centro ha de formar parte de una de las seis asociaciones con plan de voluntariado específico. Es decir, quien quiera pasear perros o acompañar gatos debe adquirir un compromiso con una entidad de la que cuenta con poca o nula información. Hay quien lo compara con una cita a ciegas.
Una cláusula abusiva para los voluntarios del CAACB
Por otro lado, hay que destacar la cláusula abusiva que debe firmar cada uno de los voluntarios que quieran formar parte de la perrera municipal. Entre los puntos más destacados encontramos el punto diecisiete en el que se expone que “ningún voluntario puede difundir información que pueda perjudicar la imagen institucional del CAACB ni de los animales que sean acogidos”. Un requisito que atenta contra el derecho a la opinión y expresión de las personas.
Cristina Bécares, abogada del ilustre Colegio de Abogados de Terrassa, nos explica que “Tendríamos que plantearnos si firmar este documento vulnera la libertad de expresión y si consecuentemente es válido. La libertad de expresión es un derecho recogido en la Constitución, donde se prevé expresamente que este derecho no se puede restringir mediante ningún tipo de censura previa”.
Así pues, ¿los voluntarios de la CAACB pueden expresar todo lo que quieren? Cristina Bécares nos responde que: “La respuesta es sí, pero hasta unos límites. Podríamos decir que deben cumplir tres requisitos: (a) que las opiniones respeten el derecho al honor y la intimidad de los otros; (b) que las opiniones sean veraces y (c) que no exista el deber de mantener la información secreta”.
Esta cuestión se ha planteado en varias ocasiones en la vía judicial; por ejemplo, si asimilamos los Contratos de Voluntariado con los Contratos Laborales, hay doctrina del propio Tribunal Constitucional que prevé que:
«El contrato de trabajo no implica la privación para el trabajador de los derechos que la Constitución Española le reconoce como ciudadano, así como la libertad de empresa reconocida en el artículo 38 de la CE no conlleva que los trabajadores tengan que soportar limitaciones injustificadas de los sus derechos fundamentales y libertades públicas «.
Estas condiciones abusivas del voluntariado del CAACB han precipitado la fuga de muchos de los voluntarios y como consecuencia la pérdida del bienestar de muchos de los animales. Recordemos que a menor número de voluntarios implicados en el proyecto de la perrera municipal, peor son las condiciones de vida de los animales del centro.
La mala gestión del centro de Barcelona con los voluntarios afecta de manera especial a los perros de raza potencialmente peligrosa. Este colectivo animal requiere unos voluntarios con unas condiciones exclusivas. Para poder pasear a los perros potencialmente peligrosos se requiere una licencia específica que cuesta dinero y tiempo, además de la disposición y el conocimiento necesario.
El horizonte del voluntariado del CAACB no es nada esperanzador. El motivo no es otro que la mala gestión por parte de los responsables y los titulares del centro, una gestión que está acabando con la labor de unos voluntarios que son el epicentro de todo el proyecto y, sobre todo, del bienestar de los animales.