“Si no fuera por el dinero público, el sector de la tauromaquia estaría hundido”
La pandemia del coronavirus permitió que muchos animales descansaran en paz durante dos años, lejos de la tortura y el maltrato que sufren durante los espectáculos taurinos. Lamentablemente, con la mejoría en la evolución del virus, el sector de la tauromaquia parece haber despertado, siempre gracias a las ayudas públicas que reciben desde los distintos gobiernos.
Con el fin de realizar una radiografía de la situación actual de la tauromaquia en España, Animalados ha entrevistado a Encarna Carretero, encargada del departamento de comunicación de ANDA (Asociación Nacional para la Defensa de los Animales), una asociación que lleva desde el 1989 trabajando por una mejor protección de todos los animales, entre ellos, todos aquellos que sufren la violencia gratuita y desgarradora de los espectáculos taurinos.
¿Cómo está siendo el regreso de la tauromaquia en España tras la pandemia? ¿Se han reducido el número de espectáculos o, por lo contrario, ha regresado con más fuerza?
El parón de los espectáculos taurinos a causa de la pandemia supuso una gran alegría para nosotros, aunque éramos realistas y sabíamos que más tarde o tempranero, por desgracia, iban a volver. Los animales han tenido dos años de tranquilidad, sin ser maltratados en las plazas de las torturas.
La caída de la actividad taurina es una realidad indiscutible. Lo que ocurre es que, con el parón de la pandemia, cuando ha vuelto a celebrarse algún festejo taurino después de tanto tiempo, como pasó el 2 de mayo en Las Ventas, consiguieron llenar la plaza, eso sí, con el aforo permitido por las limitaciones del covid.
Que se hayan llenado algunas plazas no quiere decir que el regreso de la tauromaquia esté siendo un éxito total, lo que sucede es que cuando hay un parón largo provocado por cualquier motivo, todo se coge con más ganas. Esto mismo está sucediendo con conciertos, eventos deportivos, etc. Los taurinos, que están deseando ver sangre a todas horas, cogieron con más interés el regreso de estos espectáculos porque han estado dos años sin poder celebrar ninguna fiesta taurina y sin poder acudir a ninguna plaza.
La tauromaquia está en decadencia, esto es un hecho indiscutible. Los espectáculos taurinos han caído en un 73,4% desde el año 2007. Por este motivo, cuando los taurinos hablan de un gran regreso y una gran acogida de estos espectáculos tras la pandemia, de alguna manera, lo dicen porque necesitan vender este mensaje.
«Los espectáculos taurinos han caído en un 73,4% desde el año 2007»
Es importante destacar que el 77,5% de los festejos taurinos, según datos del 2019 de AVATMA (Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia y del Maltrato Animal), se concentran en tan solo cuatro comunidades autónomas: Andalucía, Castilla y León, Castilla y la Mancha y la Comunidad de Madrid. Por tanto, los datos indican que la tauromaquia se encuentra en decadencia total.
Durante el pasado mes de octubre las redes sociales ardieron pidiendo al gobierno el fin de las becerradas. ¿Las becerradas son el máximo exponente de crueldad de la tauromaquia?
Las becerradas, sin duda, es una de las formas de lidia más crueles que existen, especialmente por dos razones fundamentales. La primera es que en esta modalidad se maltratan animales menores de dos años, para los que el sufrimiento físico y psíquico de las corridas se ve incrementado por su mayor fragilidad, reducida capacidad de reacción y desesperada necesidad de sentirse protegidos por su madre y su manada.
Si bien el toro adulto apenas muge cuando es atacado con el fin de mostrar fortaleza, los becerros sí que mugen de manera desesperada durante la lidia, intentando atraer la atención de los suyos. Una escena que desgarran el corazón de cualquiera que tenga un mínimo de sensibilidad.
La segunda razón es que en las becerradas, normalmente, lidian personas inexpertas, ya sean estudiantes de escuelas de tauromaquia o incluso en muchas ocasiones aficionados que clavan los instrumentos de tortura en lugares indebidos, extrayéndolos y clavándolos una y otra vez tras intentos infructuosos, causando un tormento terrible a estos pequeños animales.
¿Existen datos oficiales del porcentaje de población española que está a favor y en contra de estos espectáculos violentos?
En las encuestas de población general siempre salen ganando los antitaurinos. Por tanto, lo que gana es la empatía de una población que, afortunadamente, cada vez se muestra más en contra de estos espectáculos. El 78% de los españoles está en contra de las subvenciones a la tauromaquia (YouGov, 2018). Mientras que el 84% de los jóvenes no se sienten orgullosos de vivir en un país en el que las corridas de toros son una tradición (Ipsos Mori, 2015).
En datos de votantes, el 81,4% de los españoles no están a favor de la tauromaquia, pero solo el 46,7% la prohibiría. El 52,4% de votantes menores de 35 años, sí que prohibirían la tauromaquia, por tanto, una vez más estamos ante un tema generacional. Por otro lado, entre lo que son hábitos culturales, solo el 5,9% de la población acudió a una corrida de toros, novilladas o rejones. Si consideramos todos los festejos taurinos, incluidos los que se celebran en la calle, el 7,9% de la población ha presenciado alguna vez esta clase de espectáculos.
El bajo porcentaje de personas que han acudido a estos espectáculos contrasta con el porcentaje de población que ha consumido otras expresiones culturales. Por ejemplo, 87,2% música, un 57,8% cine, un 50% museos, un 46,7% galerías y exposiciones y un 26,8% de bibliotecas. Hablamos de datos que tienen como fuente al Ministerio de Cultura y que confirman que solo el 5,9% de la población consume la tauromaquia, una clara minoría.
Teniendo en cuenta el porcentaje predominante de rechazo social hacia la tauromaquia, ¿por qué todavía existen estos espectáculos en España?
Estos espectáculos tan aberrantes siguen vivos porque los políticos que tenemos se empeñan en que hay que seguir dando dinero y manteniendo a este sector. A pesar de que el empleo del sector taurino es precario y endogámico se siguen manteniendo a costa de las subvenciones públicas. Nosotros desde ANDA siempre decimos que si no fuera por el dinero público, el sector de la tauromaquia estaría hundido, y ellos lo saben.
Las fiestas o espectáculos taurinos no solo incluyen las corridas de toros, sino un numeroso conjunto de tradiciones y festejos populares vinculados al mundo del toro que es lo que se conoce como tauromaquia. El 12 de noviembre de 2013 sacaron la Ley 18/2013 para la Regulación de la Tauromaquia como Patrimonio Cultural en la que la tauromaquia pasó a ser catalogada como patrimonio cultural y a depender del Ministerio de Cultura que, a través de esta ley, está obligado a darle dinero.
“El carácter cultural de la tauromaquia es indiscutible y merece ser preservado como un tesoro propio de nuestro país, rico en culturas distintas”. Este es el mensaje de la Ley 18/2013, una ley que hizo el PP en 2013 y que protege a la tauromaquia. Los políticos de nuestro país tienen muy poca empatía hacia los animales, especialmente, hacia los pobres toros, becerros y novillos que tienen que aguantar estas tradiciones y torturas porque un porcentaje reducido de la población disfruta con la sangre.
¿Por qué las personas menores de edad puedes acudir a estos festejos de violencia, maltrato y tortura?
Para ANDA, uno de los aspectos más dañinos de la tauromaquia para la sociedad es la frecuente presencia de menores. El tema de las edades en las plazas depende de cada comunidad autónoma, pero en España en general no hay ninguna normativa que prohíba la entrada de menores a estos recintos.
No podemos ignorar las recomendaciones que se hicieron el 12 de febrero del año 2018 por parte de la máxima instancia en derechos de la infancia de la ONU, en su sección violencia hacia la infancia, donde señaló que “con el fin de prevenir los efectos perjudiciales de la tauromaquia en los niños, el comité recomienda que el Estado español prohíba la participación de menores de 18 años como toreros o como espectadores de eventos taurinos”, unas recomendaciones que el gobierno español ha ignorado por completo.
Para nosotros, esta recomendación por parte de la ONU fue una noticia estupenda y muy celebrada, porque se trata de un organismo muy importante que ha mostrado su rechazo hacia la presencia de menores en este tipo de espectáculos tan crueles, que lo único que provocan es la desensibilización de los niños hacia los animales y que causan que en un futuro puedan desarrollar actitudes violentas.
¿Cómo se financia la tauromaquia en España?
La tauromaquia sobrevive gracias a las subvenciones públicas. En España este sector recibe fondos de la Política Agraria Común (PAR), del Ministerio de Cultura, del Ministerio de Agricultura, de las Comunidades Autónomas, de las Diputaciones y de los Ayuntamientos.
Mientras sectores imprescindibles como la sanidad o la educación necesitan ayuda urgente, especialmente tras la pandemia, millones de euros del dinero público son destinados a mantener con vida la tauromaquia.
«Estamos siendo partícipes, queramos o no, de la existencia de la tauromaquia»
Estamos siendo partícipes de alguna manera, queramos o no, de la existencia de la tauromaquia. Gran parte del dinero de nuestros impuestos está dirigido a mantener lo que es un maltrato animal.
¿Estamos cerca del fin de la tauromaquia en España o queda mucho camino por recorrer?
La tauromaquia está en decadencia y nosotros no nos vamos a rendir. Estamos concentrados en campañas en redes sociales, especialmente en Twitter, que es una red social en la que podemos etiquetar a alcaldes y políticos, de manera que les llega el mensaje de rechazo por parte la sociedad. Los políticos deberían escuchar y hacer caso a lo que reclama la mayor parte del país.
¿Estamos cerca del fin de la tauromaquia? Yo sinceramente pienso que sí. Poco a poco ya está sucediendo y los taurinos lo saben y se están dando cuenta porque no se llenan las plazas. Muchas veces tienen que regalar las entradas para intentar llenarlas. Estamos cansados de ver festejos o corridas en Las Ventas o en cualquier otra plaza y están vacías. Además, este negocio no es sostenible, pero siguen recibiendo dinero y más dinero por parte de los políticos.
Como hemos dicho, las subvenciones principalmente vienen de la Política Agraria Común (PAC), del Ministerio de Cultura, del Ministerio de Agricultura, de las Comunidades Autónomas y también de las diputaciones, alcanzando los 500 millones de euros. Cuando se corten estás ayudas públicas el sector taurino dejará de funcionar. Se trata de una actividad que no tiene ningún futuro y está destinada a la desaparición. Invertir en tauromaquia hoy en día es como invertir en máquinas de escribir.
«La mejor ayuda que pueden recibir las pocas familias que viven de la tauromaquia es un plan de reconversión, con actividades no crueles y con futuro»
La mejor ayuda que pueden recibir las pocas familias que viven de la tauromaquia es un plan de reconversión, con actividades no crueles y con futuro. Estas personas tienen que pensar que ya no estamos en la Edad Media. Antes se quemaban a personas en la hoguera, o se fusilaban a personas en medio de una plaza, pero estas escenas horribles forman parte de nuestra historia. De lo que se trata es de avanzar y no quedarse anclado. Estamos en el siglo XXI, no podemos seguir teniendo festejos taurinos para que unos pocos se lo pasen bien a costa de la tortura animal.
¿En qué iniciativas en contra de la tauromaquia trabaja la asociación ANDA actualmente?
La plataforma La Tortura No Es Cultura, a la que pertenecemos desde hace diez años, se creó entre varias asociaciones con el objetivo de luchar contra la tauromaquia, y esto es lo que estamos haciendo. Hemos impulsado muchas campañas en redes sociales, como hace poco, una en la que pedíamos el fin de las becerradas, logrando más de 13.000 tweets que llevaron el hashtag #BecerradasNuncaMás y alcanzando el Top 3 de tendencias en Twitter. Todo un éxito.
Además, subimos contenidos y noticias a través de nuestra página web para que las personas puedan conocer la realidad de maltrato y tortura que sufren los animales en los espectáculos taurinos. Los toros no son los únicos animales torturados en estos festejos, desgraciadamente hay más víctimas, como los caballos. Intentamos hacer mucho hincapié en que no debemos olvidar a estos otros animales que sufren mucho dolor físico y psíquico.
También luchamos en contra de la declaración de la tauromaquia como bien de interés cultural. Hemos organizados manifestaciones antitaurinas y campañas con el fin de trasladar el deseo de la mayor parte de la población, que no es otro que poner fin a un espectáculo retrogrado. Los espectáculos taurinos no tienen cabida en nuestra sociedad. Si alguien sufre, ya no es una fiesta.