Temperaturas de nueve grados al mediodía y casi bajo cero por la noche. Estas son las extremas condiciones en las que vive el centenar y medio de perros del Centro de Acogida de Animales de Compañía de Barcelona (CAACB). Las instalaciones de la perrera municipal, que está situada en la carretera de Sant Cugat, tienen más de cuarenta años y no están acondicionadas para soportar las bajas temperaturas del Parque Natural de Collserola, donde el frío es intenso en invierno. Las jaulas donde duermen los perros disfrutan de calefacción, pero las deficiencias en la instalación y en su mantenimiento hacen que no caliente y que los perros sufran las inclemencias meteorológicas de esta época del año. Así lo denuncian los voluntarios, que se encargan del paseo de los perros y de la atención lúdica de los gatos de este centro que gestiona el Ayuntamiento de Barcelona, la Diputación y la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB) y que cuida de los animales de compañía perdidos o abandonados en Barcelona hasta que pueden ser adoptados.
Uno de los voluntarios, que prefiere mantener el anonimato, asegura que «los perros conviven con temperaturas de 2 a 4 grados durante la madrugada y estos días que ha hecho tanto frío en las jaulas bordeaban los cero grados». El problema, como explica este voluntario que lleva más de diez años colaborando en el centro, es que «la calefacción va bajo tierra, pero las jaulas son abiertas y el calor se va, es como si ponemos la calefacción y abrimos las ventanas, por mucho que el suelo esté medianamente caliente, el calor se escapa «. Prueba de ello es que los días que hace más frío del agua de los bebederos se congela: «Recuerdo días de subir a las diez de la mañana, que es cuando abren, y tener que romper con una pala el hielo porque el agua estaba helada «. Las reformas que se realizaron hace seis años han resultado, en su opinión, del todo insuficientes: «Se puso más cemento en las jaulas para que el agua de la lluvia no entrara, pero esto ha provocado que los tubos que dan calor queden más hundidos y calienten menos, más allá de las paredes prefabricadas que han instalado que no ayudan a aislar las jaulas». Además, alerta de que «cuando hace tanto frío la mayoría de perros adelgazan porque queman grasa para soportar mejor el frío y los que tienen más años ven agravados sus problemas de artrosis o reuma y el resto se resfrían como los humanos».
Los 150 perros que viven en el centro disponen de mantas, pero no todos tienen abrigos para los días que hace más frío según critican los activistas: «Se compraron la mitad y algunos se han roto y no se han sustituido» afirma el voluntario, que no entiende la «falta de previsión de los responsables de este espacio, que pasan de todo, de hecho, el coordinador, Joan Vallbona, dice que no le gustan los animales». Otra voluntaria, Montse Monjo, anota que «más allá del frío, el principal problema es la humedad porque limpian las jaulas con mangueras y luego no las secan y a los perros que residen en las que no da el sol se les irritan las patas «. Monjo también comparte que la última reforma ha empeorado el tema de la calefacción: «Ahora las jaulas ya no se inundan cuando llueve, pero hay menos calor porque hay más cemento». La animalista también lamenta la falta de abrigos: «Los que son más grandes no tienen porque los iban estrechos y no podían caminar».
Por todo ello, Monjo no esconde estar «desmoralizada». «Hace años que es necesaria una perrera nueva y nos hemos movilizado varias veces, pero pides jaulas grandes y te ponen treinta de pequeñas, con los trabajadores que hay podrían tener el centro en mejores condiciones, nunca había habido tantos operarios como ahora, pero antes con menos, los perros estaban mejor cuidados «señala Monjo, que a modo de ejemplo critica que» cuidan de las perras que han tenido cachorros porque insistimos nosotros». Este equipamiento tiene los días contados porque se prevé que en mayo del 2019 ya esté en funcionamiento la nueva perrera. El proyecto, que ya está en concurso, estipula que el nuevo centro se ubicará en el término municipal de Montcada y Reixac, junto a la carretera municipal y el cementerio de Collserola y se podrá acceder en autobús desde la plaza Eivissa del barrio de Horta. Una perrera que será mancomunada entre estas dos localidades. Las entidades animalistas denuncian que la nueva perrera ha sido el futuro abstracto que ha tapado un aquí y ahora dramático, que esconde la crudeza del día a día que sufren los animales desde 2006, cuando aún estaba permitido el sacrificio, aunque tres años antes ya se dejó de hacer.
Desde el ayuntamiento se niega que no quieran gastar dinero en un equipamiento que se va a cerrar y aseguran que las reformas son constantes. «Cuando viene el frío se vierten todos los esfuerzos tanto en la perrera como el zoo para que los animales estén bien» señalan fuentes municipales. En este sentido, dejan claro que con el frío se adoptan medidas ordinarias como el funcionamiento continuado durante todo el día de la caldera de pellet que alimenta el suelo radiante en la zona de dormitorio de los alojamientos de perros . También que todos disponen de caseta y tapa, salvo aquellos que por prescripción veterinaria no pueden tenerla por que se la comen y podría suponer un problema grave de salud (máximo 10). Asimismo, las mismas fuentes apuntan que la manta se cambia entre 1 a 3 veces por día a cada perro, que se ha realizado un pedido extraordinaria de 200 mantas adicionales al stock ordinario y que se ha activado el servicio de limpieza de lavandería externa para poder mantener suficientes mantas en stock. También desmienten los problemas de humedad subrayando que se aplica un protocolo especial de secado después de la limpieza profunda diaria de la mañana en los alojamientos donde hay perros con problemas de dermatitis plantar y que se ha puesto en marcha un nuevo espacio cubierto por alojar los perros que lo requieran por prescripción veterinaria. Los gatos también disponen de aparatos radiadores y de iglús, casetas y mantas.
Ante las olas de frío, desde el Ayuntamiento se asegura que se adoptan medidas extraordinarias como que todos los animales vayan equipados con abrigo salvo aquellos que no lo toleran y que los más frágiles son trasladados al edificio para pasar la noche, adaptando todos los espacios posibles como el vestíbulo de entrada, las oficinas, los vestuarios de los trabajadores, el despacho de dirección, la sala polivalente y el office. De hecho, las mismas fuentes revelan que los animales más vulnerables, tanto cachorros como los más mayores, pasan la noche en casa de algunos trabajadores los días de frío severo. En cuanto a la controvertida limpieza de las jaulas, se modifican los protocolos de limpieza implementando uno de secado del suelo: retirada de agua con utensilio labio, mopa y máquina secadora. A partir de las doce del mediodía sólo se usa la manguera en casos de extrema necesidad, el resto del día se trabajado en seco y con elementos de secado. Para hacerlo posible, las mismas fuentes afirman que se ha tenido que incrementar el servicio de cuidadores con otras dos personas.