El Ayuntamiento de Madrid aprobaba el 31 de enero la prohibición que los circos exhiban animales en la ciudad. La propuesta fue presentada por el Gobierno de Manuela Carmena conjuntamente con el PSOE y permitirá elaborar una nueva ordenanza municipal que contemple el veto en este tipo de espectáculos tanto en terrenos de titularidad pública como privada. Ciudadanos también secundó una moción, que sólo contó con la oposición del PP, que defiende que los animales tienen derecho «a nos ser víctimas de maltrato y a no ser sometidos a esfuerzos o actos crueles que les ocasionen sufrimiento, ansiedad o estrés». En el texto, Ahora Madrid y su socio de investidura sostienen que «en los circos los animales suelen vivir en condiciones de cautividad, alojados en jaulas y contenedores donde apenas se pueden mover y transportados a largas distancias en remolques de camiones que no satisfacen sus necesidades físicas más básicas» y que «son sometidos a procesos de aprendizaje en los que se les obliga, a veces con violencia, a realizar comportamientos que son completamente antinaturales para su especie».
Ese mismo día representantes del gremio, que engloba dos mil personas en toda España, se concentraban ante el Palacio de Cibeles para mostrar su rechazo a la medida. Vicente Barrio, presidente de la asociación Circos Reunidos, exponía de manera muy clara los cambios que ha experimentado la capital española en materia animalista: «Este problema viene de mayo de 2015, desde la llegada de Podemos y todas sus franquicias». Y es que el Gobierno de Manuela Carmena está demostrando con hechos su firme voluntad de convertir Madrid en una ciudad amiga de los animales. Un compromiso que se traducirá en un nuevo texto legal que sustituirá a la ordenanza de 2001, “muy antigua y alejada de los criterios sobre tenencia y adopción de animales de las ciudades modernas” como remarca la concejal de Medio Ambiente y Movilidad, Inés Sabanés. La ordenanza se está elaborando con asociaciones, protectoras, técnicos y expertos para “garantizar el bienestar y la protección de los animales y fomentar su adopción”.
Por el camino, Ahora Madrid no se ha andado por rodeos y solo desembarcar en el ayuntamiento anunció que eliminaba las subvenciones y ayudas públicas a los espectáculos taurinos. No ha prohibido las corridas de toros, tema tabú, pero si ha suprimido la subvención de más de 60.000 euros a la Escuela de de Tauromaquia Marcial Lalanda, básica para su supervivencia. La concejala de Cultura y Deportes, Celia Mayer, justificó la decisión porque el presupuesto era «desproporcionado» en relación con el número de alumnos (38), pero básicamente porque su actividad choca contra “los principios de defensa y respeto a los animales” de Ahora Madrid, una plataforma ciudadana con formaciones claramente contrarias al maltrato animal. Tampoco le tembló el pulso al ejecutivo madrileño a la hora de sacar los animales de la cabalgata de los Reyes Magos y ni las famosas ocas de Miguelín que abrían el desfile desde hacía casi veinte años han sido indultadas.
Paralelamente, el Ayuntamiento abrió en noviembre un centro de adopción de animales de compañía en El Retiro. Esta instalación, gestionada en colaboración con asociaciones protectoras de animales, está ubicada en la famosa Casita del Pescador del parque. Un punto de información para la adopción de animales que se encuentran en el Centro de Protección Animal del Ayuntamiento de Madrid (CPA), donde hay unos 350 animales abandonados entre perros y gatos. Asimismo, en la Casita del Pescador se pueden realizar gestiones para recuperar animales perdidos; se dan pautas de tenencia responsable para garantizar su bienestar y protección; hay acceso al Registro de Identificación de Animales de Compañía (RIAC) para que los propietarios puedan comprobar y actualizar los datos del microchip que permiten su localización; se promocionan actividades escolares y visitas que organiza el CPA y se promueven los servicios de voluntariado. La ley de protección de animales de compañía impulsada por la presidenta regional, Cristina Cifuentes (PP), que acaba de entrar en vigor, establece la prohibición de sacrificar animales abandonados e impone multas de hasta 30.000 euros por esta práctica. En el marco de las competencias municipales, el consistorio creará una Oficina de Protección Animal que reordene y haga el seguimiento de las propuestas y garantice los principios y actuaciones contra el maltrato de animales, «así como el respecto, defensa y protección de los mismos».
Madrid también ha incluido protocolos de control ético de colonias felinas a través del método CES (Captura-Esterilización-Suelta). El pasado mes de abril facilitaba un carnet de colaborador de colonias felinas para aquellos vecinos dispuestos a ocuparse de que los animales callejeros estuviesen en perfectas condiciones de salud. El programa ya cuenta con un centenar y medio de voluntarios, aunque son más las que esperan el beneplácito de Madrid Salud para poder cuidar de manera oficial de los gatos. En consonancia con la Ley de Sacrificio 0 del Gobierno regional, se pretende reducir o eliminar los problemas que la presencia de gatos callejeros originan en los barrios, estabilizar el tamaño de las colonias y reducir el número que acaba en centros de acogida.
La apuesta del gobierno municipal también pasa por integrar los animales de compañía en el contexto social urbano y en los diferentes espacios públicos. Prueba de ello es que el Ayuntamiento instalará a lo largo de este año treinta bebederos de perros en zonas verdes de la ciudad en un plan para acabar con la “ley seca” que comportará también la puesta en marcha de 180 fuentes de agua potable nuevas. La Comunidad de Madrid también ha movido ficha y desde el mes de julio permite que los perros que estén identificados con microchip puedan viajar en metro excepto en las horas puntas. Puede acceder un solo perro por viajero; todos los perros deben llevar bozal y estar sujetos con una correa de una longitud que no supere los 50 centímetros y tienen que ir en el último coche de cada tren. José Capacés, coordinador de la Comisión Ética de AVEPA (Asociación de Veterinarios Españoles Especialistas en Pequeños Animales) subraya el éxito de la iniciativa: “Muchos clientes vienen a la consulta en metro, lo usa bastante gente, ha sido un acierto”.
El prestigioso veterinario destaca que la llegada de Carmena al consistorio de la capital ha supuesto un gran avance en lo que se refiere a los derechos de los animales: “Aún queda camino por recorrer, pero ha habido un cambio, el respeto hacia los animales ha aumentado”. La creación del centro de adopción en El Retiro o la prohibición que desfilen animales en la cabalgata son “pasos importantes que demuestran el nuevo talante del gobierno local en materia animalista”. Capacés añade también que los profesionales del Centro de Protección Animal gozan ahora de más autonomía: “Antes estaban atados de pies y manos, con el PP tenían menos margen de maniobra, el sacrificio era muy frecuente y en los dos últimos años se ha favorecido la adopción”.
Si el gobierno regional ha aprobado la Ley de Sacrificio Zero o que los perros puedan ir en metro, en otros aspectos su postura difiere mucho de los postulados del ejecutivo municipal. Los toros son el ejemplo más claro como sostiene Capacés: “La Comunidad de Madrid sigue subvencionando la Escuela de Tauromaquia Marcial Lalanda”. La animalista Belén Arenas, colaboradora de diferentes protectoras, lamenta que en este caso “las medidas que aprueba el Ayuntamiento sirven de bien poco”. Pese a ello, Arenas anota que “la situación ha mejorado porque se han duplicado los efectivos de la «Patrulla Verde«, la Unidad de Medio Ambiente de la Policía Municipal de Madrid pasando de cincuenta a cien agentes”.
Artículo escrito por Xavi Tedó