La moratoria de Colau ha dado oxígeno al conflicto de los perros en Barcelona
El principal reto para los dueños de los perros de Barcelona es colaborar con el Ayuntamiento a la hora de definir cómo deberán ser los nuevos espacios de recreo para perros
El anuncio del nuevo Gobierno municipal de dar un año de prórroga antes de empezar a multar a los dueños de perros que lleven sus animales sueltos ha servido para dar oxígeno a un conflicto que amenazaba de enfrentar el Ayuntamiento con los dueños de los perros . Los propietarios de perros de los diferentes barrios de la ciudad, que poco a poco se están organizando para reclamar más espacios, respiran un poco más tranquilos, pero se mantienen «a la expectativa», según palabras de Anna, una vecina afectada del Baix Guinardó.
La convivencia con los perros en la ciudad de Barcelona es un reto que el nuevo equipo de Gobierno, liderado por la alcaldesa, Ada Colau, tiene sobre la mesa. El conflicto se abrió durante el anterior gobierno, en manos de CiU, cuando el concejal Jordi Martí decidió coger el toro por los cuernos y comprometerse a crear 10 grandes áreas de recreo para perros (una por cada distrito). Una vez se hubiera desplegado el ambicioso plan, se calculaba que hacía falta un año, debía entrar en vigor la prohibición de llevar el perro sin atar. El razonamiento político era lógico: hasta que no haya suficientes espacios para los perros, no podemos impedir que corran libres por los parques. Pero el anterior gobierno no destinó ni un solo euro para construir nuevas áreas de recreo, por lo que no ha cumplido su parte del compromiso. Es en este contexto, que el Gobierno de Ada Colau decidió ampliar un año más la moratoria antes de empezar a sancionar.
Aunque el oxígeno que ha aportado la ampliación de la prórroga, los dueños de los perros de la ciudad de Barcelona saben perfectamente que en los próximos meses se tomarán decisiones importantes y que hay que estar organizado para que el ayuntamiento tenga en cuenta sus exigencias. En los diferentes barrios de la ciudad están empezando a constituirse colectivos para defender sus derechos. Hay ejemplos en Les Corts, el Guinardó, Eixample, Gracia, etc. Las necesidades que reivindican son muy similares: reclaman más espacios para los perros y más grandes. Y los conflictos con los que se encuentran también: muchos vecinos no les parece bien que las pocas zonas públicas que hay en la ciudad se destinen a los perros. La polémica está servida. La presión ya ha comenzado. En Les Corts han entregado más de 1.000 firmas para pedir un espacio en la Maternidad para sus mascotas y el Guinardó los dueños de los perros ya han redactado y presentado un proyecto para hacerse suyo los Jardines de Hiroshima.
El año 2016 será fundamental para establecer qué relación deben tener los animales de compañía con la ciudad de Barcelona. Desde Tincungos, haremos todo lo posible para defender los espacios prometidos por la administración y por el entendimiento entre todos los actores afectados: el ayuntamiento, los dueños de los perros y el resto de ciudadanos de Barcelona.