Cuatro décadas sin caza deportiva en el Cantón de Ginebra
Después de un balance los resultados para la naturaleza, los animales y los humanos son más que positivos: La biodiversidad es exuberante y la mayoría de las poblaciones de animales silvestres se regulan solas. En las orillas del Lago Leman (Ginebra/Suiza) y del río Ródano el número de los animales acuáticos que invernan aumentó de manera espectacular hasta unas 30.000 aves. Las aves y los demás animales silvestres perdieron poco a poco el miedo ante el ser humano, provocado por la caza deportiva. Así los ciudadanos de Ginebra pueden disfrutar la imagen de animales silvestres moviéndose de manera tranquila y totalmente natural a pleno luz de día a pesar de la presencia de personas. Las aves acuáticas no levantan el vuelo al acercarse una persona a las orillas. Paseando por los bosques de Ginebra se pueden contemplar liebres brincando y hasta ciervos pastando. Así los humanos recobran su conocimiento sobre la naturaleza y sus interacciones.
El Cantón de Ginebra con sus 500.000 habitantes sobre 280 km2 está altamente urbanizado pero a pesar de ello tiene un alto valor natural y paisajístico. Más de 30 km2 son bosque de roble y de abedul. También hay bosques de pradera y de haya. Y 110 km2 albergan la agricultura. Traducido a porcentajes: El 45% del Cantón es de uso agrícola, un 25% es urbanizado, un 15% consiste en bosque y campo y otros 15% representan el Lago Leman. El Cantón de Ginebra tiene 42 reservas naturales dentro del bosque, entre ellas, 9 reservas forestales sin intervención silvícola. A principios de los años 70 los animales de la mal llamada “caza mayor” estaban prácticamente exterminados por la excesiva persecución por cazadores deportivos. Solo quedaban unas docenas de ciervos y corzos y los jabalíes llevaban ya décadas desaparecidos de los bosques ginebrinos. Liebres, conejos, faisanes y perdices apenas se veían ya por culpa de la agricultura extensiva y la caza deportiva. Para que los cazadores deportivos pudieran seguir disfrutando de su afición se soltaban liebres, faisanes y perdices importados desde el extranjero y se les soltaba por los campos del Cantón de Ginebra.
El año 1974 entró en la historia del Cantón, porque debido a un referéndum organizado por unos protectores de animales el 19 de mayo de 1974 se llegó a prohibir la caza deportiva con una gran mayoría de 25.776 votos a favor y de 10.748 en contra. Cuando habla el pueblo, las administraciones suizas son consecuentes. A partir de la votación no se entregó ninguna licencia de caza y así tampoco no se disparó sobre ningún animal en la temporada de caza del año 1974. Se creó un Departamento de Fauna Silvestre en la que los representantes de la protección animal y de la naturaleza deciden si se debería llevar a cabo regulaciones, intervenciones o si se llevan a cabo pagos por daños por fauna silvestre. Abatir a un animal es siempre el último recurso.La creación de este Departamento era importante para que el gobierno no pudiera tomar decisiones y así minimizar la prohibición de la caza deportiva bajo la presión del lobby cazador. La prohibición de la caza deportiva en Ginebra era una sensación y suscitó gran atención internacional pero para el mundo de la caza deportiva esta decisión era un «shock“ y lo es hasta el día de hoy. Porque el ejemplo de Ginebra demostró que la naturaleza puede funcionar sin cazadores deportivos hasta en un paisaje muy urbanizado y que tanto ella como los animales silvestres se recuperan. A través de la prohibición de la caza deportiva el área del Lago Leman y del río Ródano adquirió una gran relevancia natural para la protección de aves. Así lo afirma un estudio del Schweizer Vogelschutz SVS-Birdlife. Según éste, el segmento de aguas que antes no tuvo ninguna importancia en el Lago Leman, se convirtió hasta el día de hoy en un biótopo significativo para especies de aves invernantes como el Porrón Europeo, el Ánade Friso, la Cerceta Común, el Porrón Moñudo, el Somormujo Lavanco o el Zampullín Chico. Pero también para la Serrata Grande estas aguas representan un área importante para su cría y para su invernada. Sobre todo las zonas estancadas cerca de Peney y por encima de Verbois tanto como la Rade de Genève que se convirtieron en zonas de descanso para las aves acuáticas.
El biólogo Gottlieb Dankliker es el Inspector jefe de Fauna Silvestre desde 2001 en el Cantón de Ginebra y el responsable para la gestión de fauna silvestre. En una conferencia el 15 de octubre de 2013 en la Universidad de Basilea expuso en su discurso que una prohibición de la caza deportiva es viable científicamente y Ginebra es el ejemplo práctico que es posible. Relató que poco después de la prohibición de la caza deportiva volvieron los corzos poco a poco. “Tenemos por km2 unos 10 a 15 corzos. Su población es estable desde hace muchos años.” Y siempre aparece la pregunta, si los corzos no impactan en el bosque por comer brotes de árboles. Dandliker explica claramente que el corzo no representa ninguna amenaza para el bosque porque ya no se tienen que refugiar dentro de los bosques ante la caza deportiva. Ahora pastan con toda tranquilidad fuera de ellos en los abundantes pastos. Si hay árboles de mayor importancia, se les protege de manera individual. El Cantón de Ginebra tiene al día de hoy una población de grandes ungulados estable de cerca de 60 ciervos y hasta 300 corzos. Gracias a la prohibición de la caza deportiva, el Cantón de Ginebra se ha convertido en uno de los últimos bastiones para conejos silvestres y perdices en suelo suizo. “Tenemos la última población de perdices en Suiza”, comenta el Inspector jefe Dandliker con orgullo. Antes del referéndum en el año 1974 el lobby cazador afirmó que sin caza la liebre estaría amenazada por extinción por depredadores. Pero pasó justo lo contrario: Mientras el Cantón Ginebra disfruta de una población sana y con muchas ganas de reproducirse de liebres, la más grande de toda Suiza.
Aparte de la prohibición de la caza deportiva otra razón es la intensificación de la agricultura. Ginebra es un Cantón pionero: El 10% de las áreas agrícolas son ecológicas, con una alta calidad para la biodiversidad. De ello se aprovechan también perdices, rapaces y depredadores como martas y zorros. Hay pequeños depredadores como martas, tejones o zorros, pero no representan ningún problema. Estos depredadores se equilibran de manera natural en un nivel más bajo cuando la caza deportiva cesa sobre ellos. Después de la prohibición de la caza deportiva en el cantón de Ginebra en Suiza, la población de zorros se redujo de 12 familias con 48 cachorros a 6 familias con 23 cachorros. En 2013 se soltó en Ginebra a un joven lince – un huérfano del Cantón vecino Waadt – dado que se temió que iba a caer víctima de los cazadores deportivos. Así mismo los ginebrinos aguardan con ansias la llegada del primer lobo. Ya se pudieron avistar algunos ejemplares en la frontera ginebrina/francesa pero hasta el momento no se constató ninguna presencia lobuna en Ginebra. Los gardes d´environment esperan que los lobos les ayudarán en controlar a los grandes ungulados, sobre todo al jabalí. Ambos animales, lince y lobo, son bienvenidos en Suiza, dado que regulan los grandes ungulados silvestres y así fomentan el rejuvenecimiento de la masa arbórea. Posibles daños por depredación sobre ganado doméstico se indemniza convenientemente. La preocupación de los agricultores de que la prohibición de caza deportiva llevaría a daños elevados en los cultivos se mostró falsa. Las estadísticas de daños por fauna silvestre son comparables con las del Cantón de Schaffhausen – y en Schaffhausen la caza deportiva está permitida. Muchas liebres causan daño en los brotes de los girasoles, Pero los agricultores reciben anualmente una compensación de 30.000 a 60.000 SFR. Los corzos ocasionan sobre todo daño en las plantaciones de árboles frutales y viñas. Aquí los pagos por daño se encuentran entre 20.000 y 80.000 SFR.
En 1974 ya no había ningún jabalí en el Cantón de Ginebra desde hacía décadas. Estaban catalogados como extinguidos en el Cantón. Después de la prohibición de la caza deportiva el jabalí volvió desde Francia a Ginebra. En el paisaje variado del Cantón estos animales se adaptaron estupendamente y se reproducían rápido. Un problema añadido es el hecho que al comenzar la temporada de caza en el Cantón vecino de Waadt y en Francia, los cerdos silvestres se refugian en los bosques de Ginebra donde finalmente se establecen. Los jabalíes franceses huyen de los cazadores deportivos de su país cruzando el río Ródano para ponerse a salvo en Ginebra. Así la población de jabalíes aumenta todos los años de manera artificial y dado su gran fertilidad las poblaciones aumentan desproporcionalmente. Finalmente los daños causados por los jabalíes ya no se podían aceptar políticamente y se decidió una regulación reservada para las poblaciones jabalineras finales del siglo XX.
Pero antes de matar, en Ginebra se apuesta por la prevención de daño: Para evitar daños por jabalíes en la agricultura, se cierran los cultivos con vallas electrificadas. “Es muy sencillo – bastan dos tiras”, explica Dandliker. Este método se ha demostrado muy eficiente. Pero se tardó mucho en convencer a los agricultores. Y en las viñas solo se han de proteger las viñas cerca de zonas de reposo de jabalíes y sobre todo las variedades tempranas. Tan pronto como los bosques ofrecen bellotas, los jabalíes ya no acuden a las viñas. Las regulaciones de los jabalíes solo las llevan a cabo los guardabosques con todas las medidas “high-tech”. No se encargan estas tareas a ningún cazador amateur. Para estos Guardas del Medio Ambiente la seguridad, ética y protección animal tienen un papel primordial en estas regulaciones. “No nos podemos permitir ni un solo accidente”, dice Dandliker. “Protección animal significa sobre todo evitar herir animales, tal y como ocurre frecuentemente en el cantón vecino Waadt y en Francia.”
Allí se lleva a cabo batidas, los animales se llevan uno o varios disparos y huyen despavoridos. Y no se les encuentra o quizás una semana más tarde o ni siquiera los cazadores deportivos se toman las molestias en buscar a los animales heridos, relata el Inspector jefe de Fauna Silvestre. “Situaciones de extremo estrés para los animales silvestres como ocurren en las batidas, son algo terrible y no las tenemos en nuestras regulaciones. Para abatir un solo jabalí dedicamos unas 6 horas de trabajo. Buscamos el lugar exacto donde debe ser abatido, en una zona donde esté tranquilo y confiado. El jabalí no se percatará de la presencia del guardabosque que le abate con un rifle de visión nocturna con un solo disparo en la sien“. “Por razones éticas no matamos a hembras con crías. Cuando falta la madre, se mueren los pequeños. Tampoco se abate a las hembras líderes y los grandes verracos. Así esperamos mantener la estabilidad del grupo familiar y su comportamiento.” “De manera regular tenemos grupos de jabalíes huérfanos, víctimas de la caza en Francia. Mataron a sus madres y andan perdidos y así que se adentran en los pueblos. Jabalíes tan pequeños pueden causar mucho daño en los cultivos. Además está más que reconocido que los jabalíes se reproducen de manera incontrolada cuando falta la hembra líder.” La regulación de los jabalíes el Cantón de Ginebra se lleva a cabo con gran dedicación y apenas cuesta dinero al Cantón. La población de jabalís en Ginebra oscila entre 100 y 400 individuos. “En los últimos 10 años tuvo lugar un cambio en la actitud de los agricultores. A pesar del daño que causan. El jabalí es un animal que pertenece a nuestro paisaje, así de simple. Y así se le ha aceptado entretanto.”
El 90% de la población ginebrina apoya incondicionalmente esta prohibición. Ésta impide a solo unos pocos cientos de los 500.000 ciudadanos de Ginebra de llevar a cabo su pasatiempo en el Cantón propio. Su desventaja es que ahora para poder ir matar animales los cazadores deportivos tienen que desplazarse al Cantón vecino de Waadt. Pero las ventajas son notables para la gran mayoría de los ginebrinos: La prohibición de la caza deportiva posibilitó el regreso de muchos animales y el aumento de una biodiversidad de manera increíble. De esa manera el ciudadano ginebrino agradece poder disfrutar observando la fauna silvestre muy de cerca. Y la prohibición de la caza deportiva aumentó la seguridad para senderistas y todos aquellos que disfrutan de la naturaleza: «En el Cantón vecino Waadt o en Francia es imposible pasear por los bosques en otoño porque los cazadores deportivos persiguen a los jabalíes o a los ciervos pegando tiros a diestro y siniestro. Y así ocurren siempre accidentes de caza”, explica Gottlieb Dandliker. La ciudadanía de Ginebra apoya con gran mayoría la prohibición de la caza deportiva. Una encuesta representativa llevado a cabo en 2006 lo demuestra: El 90 % sigue respaldando la prohibición de la caza deportiva en su Cantón. En 2009 los pro-caza del consejo del Cantón intentaron reestablecer la caza deportiva, pero recibieron calabazas. Con 71 votos contra 5 y con 6 abstenciones los pro-caza se llevaron un gran desplante.
Por lo tanto se lleva a cabo en Ginebra un experimento extraordinario desde hace 43 años en un área relativamente pequeño (280 km2) y en un paisaje condicionado por el ser humano. Así este pequeño Cantón se convierte en un ejemplo a seguir en cuanto a protección y fomento de la biodiversidad. El Cantón de Ginebra aboga por la protección y el fomento de la biodiversidad con un sinfín de gestiones, medidas y proyectos concretos. Así se clasificaron entre 2010 y 2012 un total de 400 hectáreas como reservas naturales. Sobre todo el Cantón se extiende una red de distintos espacios vitales como humedales y bosques en los que un gran número de animales y plantas escasos encontraron un refugio. En el Lago Leman, el río Ródano, los arroyos y estanques pequeños ganaron importancia internacional para la protección de aves.
En el año 2007 se emitió una Ley para la protección de paisajes y biótopos así como para la conservación de la flora, que asegura el cuidado y el mantenimiento de dichas áreas. Para las perdices, el mochuelo común, el azulón de las coronillas, la diente de perro y otras especies amenazadas existen programas especiales de conservación. 11 guardabosques profesionales (Gardes de l´environment) se encargan de la vigilancia de las reservas naturales tanto como de la flora y fauna. Estos protectores de la naturaleza desempeñan una gran variedad de tareas como el control de las reservas naturales, de la prevención de daños por fauna silvestre y la supervisión de la pesca. El contacto directo con la población se traduce en formación del ciudadano en el ámbito del medio ambiente. Según cuenta el Inspector de Fauna Silvestre Gottlieb Dandliker el trabajo de los 11 guardabosques profesionales cuestan al contribuyente al año menos de una taza de café. 1.200.000 SFR se reparten sobre 500.000 habitantes – incluida la prevención de daño de la fauna silvestre en la agricultura (250.000 SFR) y pagos por daño de fauna silvestre a los agricultores (350.000 SFR). “Lo que hacemos lo hacemos principalmente para la agricultura”, dice Dandliker. Y recalca que la prohibición de la caza deportiva le sale al Cantón mucho más económico que la caza. “Organizar cacerías costaría mucho más dinero que una regulación de jabalí llevado a cabo por nosotros.” Y para un departamento de caza se necesitaría como mínimo a dos puestos de trabajo a tiempo completo mientras para nuestra regulación se necesita solo uno.
Con 500.000 habitantes y 30.000 perros el Cantón de Ginebra está densamente poblado. Son condiciones suburbanas. Y así no solo las reservas naturales tienen un papel importante sino también el fomento de la naturaleza urbana y la pedagogía de naturaleza y el medio ambiente. El programa «Natur in der Stadt“ (Naturaleza en la ciudad) entrelaza las áreas verdes de la ciudad con el entorno campestre y fomenta la construcción de biótopos aislados en lugares como jardines, pequeñas charcas y estanques, en arroyos e incluso en tejados ajardinados. Hasta las antiguas fábricas se convierte en biótopos. En los jardines públicos rige la «Garten-Charta“ (la carta de jardines) para una gestión ecológica y el fomento de la biodiversidad a la que se han unido aquella gente particular que tienen jardines y huertos así como varias ONG´s. Dado que el Cantón de Ginebra linda 103 km con Francia, la colaboración entre ambos países es de gran importancia para la conservación de los ejes de unión entre los espacios vitales en común como el Jura, una cordillera en los Alpes, donde comparten lagos y zonas húmedas. Debido a la fragmentación del paisaje por la construcción de viviendas y autopistas alrededor de la ciudad de Ginebra los animales silvestres tienen menos posibilidades de movimientos, algo que es vital sobre todo para los ciervos. Por esta razón la creación de corredores para la fauna silvestre tiene un papel importante en la colaboración con Francia. Material educativo para la información de los ciudadanos de Ginebra con el fin de profundizar el conocimiento sobre la fauna y flora de su Cantón y la necesidad de crear corredores biológicos para la fauna silvestre. Una naturaleza sin caza deportiva es posible. En el corazón de Europa no hay mejor ejemplo a seguir que el del Cantón de Ginebra.
Caroline Waggershauser
Activista contra la caza deportiva