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Tro, el perro más veterano del CAAC de Barcelona, adoptado

 

Dos buenas noticias nos llegan desde el Centro de Acogida de Animales de Barcelona. Por un lado, el perro más veterano del centro ha sido adoptado. Tro, un precioso GPP de 13 años, que llevaba nada menos que 8 años en el CAAC, ha encontrado por fin un hogar en casa de uno de los trabajadores del refugio. 

La adopción de Tro, que se ha adaptado perfectamente a su nuevo hogar, nos llena de alegría, pero también nos recuerda la tremenda y triste realidad que rodea a los GPP y otros perros, normalmente de gran tamaño. Estos animales pasan años en las perreras y centros de recogida. Su mala prensa y el hecho de que para su adopción se necesite tramitar una licencia, dificultan que sean ellos los escogidos por los adoptantes que se acercan a estos centros. 

Proyectos como los de 21 Hogares o la Asociación para la protección de los GPP, pretenden cambiar esta realidad y acercarnos a estos perros, a sus verdaderas personalidades, afectivas y cariñosas, e intentar encontrarles un hogar donde les quieran y respeten. 

La otra buena noticia relacionada con el CAAC ha sido la comunicación de la fecha de inicio de las obras del nuevo centro. Ubicado en Montcada i Reixach, las obras empezarán en julio de 2018 y está previsto que terminen a finales de 2019. Un nuevo centro que pretende integrarse al paisaje y respetar el medio ambiente. 

 

Sílvia Esteve

Muere Jesús Mosterín, filósofo defensor de los animales

 

«Nuestra evolución se produjo allí, sobre la hierba y bajo los árboles, rodeados siempre de animales. Ese es el medio al que estamos especialmente bien adaptados y en el que mejor nos sentimos. A lo que todavía no nos hemos adaptado del todo es a vivir entre coches y máquinas y ruidos (…) El lugar ideal, el paraíso, siempre nos lo hemos imaginado bajo la forma de un parque o jardín con animales. En eso han coincidido también los mitos de las diversas religiones (…) la palabra paraíso proviene del latín paradeisos (…) pairi-daeza, que en el persa antiguo o avéstico significaba parque vallado con árboles y animales en libertad.»

 

Este 4 de octubre, Día Mundial de los Animales, nos ha dejado uno de sus grandes defensores, el filósofo Jesús Mosterín. ¿Tienen los filósofos cielo? Quién lo sabe. Lo que si esperamos es que este ciudadano del universo, que se sabía parte de este mundo y no su dueño haya vuelto a la naturaleza.

Presidente honorífico del Proyecto Gran Simio, luchador a ultranza por la erradicación de la tauromaquia, Mosterín nos deja, para los que seguimos inadaptados a la ciudad de ruido y asfalto, sus libros, sus palabras.

El triunfo de la compasión es una de sus obras, pero para aquellos que no conozcáis al autor y los que queráis introduciros en la historia del pensamiento animalista es una pieza fantástica. Mosterín recorre la historia de la filosofía, para buscar las raíces de este pensamiento, indagar sobre la postura de las diferentes religiones y creencias, y a la vez, aclararnos ciertos términos como «el mal», «el mal moral», «la ética»…

Entre las páginas de El triunfo de la compasión encontraremos las pioneras ideas de Bentham, los principios budistas, la posición de la iglesia cristiana, las teorías de Darwin… Ciencia, religión, filosofía… Mosterín busca entrar en todos estos saberes y descubrir qué los conecta.

Cómo también ahondar en nuestra conexión (y desconexión) con lo natural. Entender la comunión que se produce con la naturaleza, y entender y abogar por la compasión, y más allá de ella, la admiración hacia esta misma.

«Y no sólo valoramos lo que compadecemos, sino también lo que admiramos. De ahí que me parezca conveniente distinguir una perspectiva ecológica de la conciencia moral, que vaya más allá de la mera compasión, aunque desde luego, sin anularla ni disminuirla en modo alguno».

No llegué a conocer al autor, este deseo se quedó en el aire, con el típico «ya habrá tiempo». Y no lo hubo. Por suerte nos quedan sus palabras plasmadas en las hojas, hijas lejanas del mismo bosque al que Jesús admiraba y defendía.

 

Sílvia Esteve

Citas de El triunfo de la compasión, páginas 15 a 17 y 88, edición de Alianza Editorial

Los animales, definitivamente en la agenda política

 

El próximo mes de diciembre cumplirá diez años la Asociación Parlamentaria en Defensa de los Animales (APDDA), que agrupa a diputados, senadores y exparlamentarios de las Cortes Generales de todos los colores. A lo largo de esta última década hemos visto cómo la protección de los animales ha ido abriéndose paso en el debate político, a remolque de una sociedad que, por supuesto, ha ido por delante en un respeto creciente a los animales. Hoy podemos afirmar que las reivindicaciones en relación con los animales se han incorporado a la agenda política de forma definitiva. Queda mucho por hacer, por supuesto. Muchísimo, incluso. Pero por fin parece que estamos avanzando en la buena dirección.

La presente legislatura de las Cortes Generales, con un gobierno en minoría y en la que los grupos parlamentarios están obligados a alcanzar acuerdos, ha abierto grandes expectativas para avanzar en la legislación en favor de los derechos de los animales. Basta con repasar algunos ejemplos que se han producido en el primer semestre de este año:

Por unanimidad el pasado 14 de febrero el Pleno del Congreso de los Diputados emplazó al Gobierno a reformar el Código Civil para que todos los animales sean considerados «seres vivos dotados de sensibilidad» (expresión con la que se traduce la de «seres sintientes» que emplea el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea en su artículo 13). Si bien la proposición no de ley de Ciudadanos se limitaba a pedir la inembargabilidad de los animales de compañía, las enmiendas de PSOE, Unidos Podemos, PDECat y Compromís —presentadas a propuesta de la APDDA— permitieron acordar finalmente una transacción de todos los grupos mucho más ambiciosa y, lo más importante, que fue aprobada por toda la cámara.

Por otra parte, el Gobierno español decidió llevar a las Cortes —con 30 años de retraso, eso sí— la ratificación del Convenio del Consejo de Europa sobre Animales de Compañía, de 1987, tal como había reclamado la APDDA en una moción aprobada por unanimidad en el Senado en abril de 2015. Inicialmente el Gobierno pretendió establecer una reserva para que la prohibición de la mutilación del rabo en los perros no fuera de aplicación en España, pero, gracias al trabajo de los miembros de nuestra Asociación, una amplia mayoría del Congreso rechazó dicha reserva, lo que disuadió al propio PP, que decidió retirar su enmienda en el Senado, a pesar de contar en la cámara alta con mayoría absoluta, con lo que el Convenio fue finalmente ratificado sin reservas el pasado 10 de mayo y por unanimidad.

Esa misma semana, el 11 de mayo, la Comisión de Agricultura y Medio Ambiente del Congreso aprobó una proposición no de ley de Ciudadanos, enmendada por el PSOE y apoyada por Unidos Podemos y los grupos minoritarios (solo se abstuvo el PP), en la que se instaba al Gobierno a elaborar «una Ley marco relativa a la protección y tenencia de animales domésticos, acorde con la legislación comunitaria e internacional en la materia, en coordinación con las Comunidades Autónomas y los Entes Locales y con respeto a la normativa dictada por estas Administraciones en el ejercicio de sus competencias», que contemplara una larga lista de exigencias: un banco de datos nacional de chips identificativos; control y supervisión a criadores y procedencia de animales en venta; prohibir animales en escaparates; concienciación contra el abandono y promoción de la adopción; prohibir el sacrificio de los animales abandonados; prohibir las mutilaciones de animales; prohibir el regalo de animales como recompensa o premio; un registro de infractores que constate la inhabilitación para la tenencia o actividad con animales; y baremar en concursos públicos de servicios de recogida y albergue de animales las mejoras en el trato y fomento de la adopción y actividades de formación y concienciación.

Recientemente, el pasado 26 de julio, la Comisión de Agricultura y Medio Ambiente del Congreso aprobó por asentimiento una proposición promovida por la APDDA, a instancias de la Fundación Darwin, y firmada por todos los grupos parlamentarios para prohibir el comercio y tenencia de primates entre particulares, así como permitir la tenencia sólo a instituciones, centros de rescate, refugios u otras entidades expresamente autorizadas y legalmente reconocidas.

Tras la reforma del Código Penal de 2015, en la que, gracias a las enmiendas promovidas por la APDDA, se tipificó la explotación sexual de animales, parece que se va a abrir ahora una nueva oportunidad para continuar mejorando la persecución del maltrato animal. En este sentido, el PP ha presentado una proposición no de ley, pendiente de debatir en otoño, en la que reclama a su propio gobierno que reforme el Código Penal para endurecer la pena por maltrato animal en determinados casos, siguiendo la propuesta elaborada por el Colegio de Abogados de Málaga. Se propone un subtipo agravado del artículo 337 penado con un mínimo de tres años de cárcel, esto es, que implique efectivamente el ingreso en prisión, «para aquellos supuestos en los que el maltrato a los animales se ejecute de forma continuada en el tiempo, sobre un número elevado de animales ocasionando su muerte; así como aquellos supuestos en los que el delito se cometa por quien tiene la obligación legal o contractual de velar por el cuidado y el bienestar de los animales».

En apenas seis meses se ha hablado más de protección animal en las Cortes Generales que en toda nuestra historia. Sin duda, la defensa de los animales definitivamente se ha hecho un sitio en la agenda política. En estos momentos, todos los grupos del arco parlamentario compiten en presentar iniciativas y aceptan buscar acuerdos para avanzar en la agenda animalista. No peco de optimista si confío en que en esta legislatura puedan aprobarse sendas reformas del Código Civil y del Código Penal pensando en los animales. Y ojalá también se abra paso una ley marco de protección animal que eleve el nivel de protección en todas las comunidades autónomas. Me temo que otras cuestiones, como erradicar el maltrato animal de las fiestas populares o abolir la tauromaquia, nos llevarán algo más de tiempo. En todo caso, si conseguimos entre todos que vean la luz esas reformas legislativas sobre las que parece concitarse un acuerdo, habremos logrado que esta sea una legislatura histórica para quienes defendemos a los animales.

 

Chesús Yuste, coordinador APDDA

Animales: ¿la revolución pendiente o la revolución imparable?

 

¿Estamos seguros que la revolución por los derechos de los animales no ha empezado ya? Puede que la concienciación sobre que los animales, en tanto que poseedores de capacidad para sentir dolor y placer, ya esté alcanzando una consideración general distinta a la que se les ha dado a lo largo de los tiempos. El cambio de paradigma que nos hace más humanos a los humanos, por ser capaces de empatizar con los que no hablan como nosotros ni tienen nuestro mismo aspecto, pasa por una vía pacífica y paulatina hacia el cambio. Es una revolución entendida entonces como un cambio social fundamental, no como una guerra.

Silvia Barquero la presidenta de PACMA (partido animalista contra el maltrato animal) ha escrito un libro necesario. Es un libro de lectura rápida. Su prologuista el famoso actor y activista animalista Dani Rovira comentó en la presentación del libro en Barcelona que se podía leer en una noche. No podemos decir que sea un libro ameno, por que obligatoriamente la autora debe hablar de algunos de los más notorios agravios que sufren los animales no humanos por parte de su mayor predador. Los animales, como individuos con conciencia de sí y expectativas sobre su vida, forman parte indiscutible del contexto natural que las formas irracionales y la ambición desmedida están aniquilando. Los animales en demasiadas ocasiones son, en su totalidad o en parte, un producto de consumo, bien sea alimentario, de producción o de ocio y eso debe dejar de ser así dando paso a alternativas libres de sufrimiento. Los animales, como dice Silvia Barquero en el libro son “alguien, no algo”.

El texto de la presidenta de la primera fuerza extraparlamentaria española es muy fluido y hace un buen repaso a los puntos más destacados que debería conocer un ciudadano de a pié si aspira a estar bien informado. No es un libro sectario ni lleno de aristas, pretende ser la locución amable de una realidad que no es agradable. Suele decirse que si los mataderos tuvieran las paredes de cristal todo el mundo sería vegetariano. Esta imagen es una buena metáfora sobre la capacidad de las personas a rechazar el mal pero no deja de ser exagerado. No creemos que todos los que lean el libro Animales, la revolución pendiente dejen, desde el mismo instante que cierren su contraportada, de comer carne, de vestir con cuero o lana, de renunciar a actividades de ocio en los que los animales están implicados como herramienta. Pero sin duda alguna el texto implica un gran esfuerzo por visibilizar lo que tantas veces se ha denunciado de manera sesuda o agresiva o se ha acallado por incómodo.

El volumen publicado en La Esfera de los Libros llena un hueco en la cada vez más extensa ensayística sobre los animales y debe colarse en las estanterías más heterogéneas, en las más populares y asequibles, porque habla de una verdad incómoda que todos debemos colaborar en transformar aunque sea para seguir vivos y sentirnos orgullosos de nuestra especie.

Emma Infante