ANDA denuncia el uso injusto de términos como “bienestar animal” por parte de la gran industria alimentaria
La asociación ANDA considera que la injusta apropiación de conceptos como “bienestar animal” por parte de la gran industria alimentaria ponen en riesgo la viabilidad de miles de pequeños ganaderos.
La Asociación Nacional para la Defensa de los Animales (ANDA) ha denunciado la apropiación continua por parte de la gran industria alimenticia de origen animal de valores y características que no les corresponden. Según la asociación, a través de estas estrategias, este sector pretende revestirse de “verdes” y apropiarse de forma engañosa de la parcela de mercado correspondiente al producto “alternativo”.
La gran industria alimentaria, a través de conceptos como “gallina en libertad”, “libre de jaula” o “crecimiento lento”, pretende dotarse de un falso aire rural o tradicional en un producto industrial convencional, de bajo precio, que en nada responde a la imagen que el consumidor tiene de un producto realmente alternativo. Por este motivo, desde ANDA declaran que se trata de una publicidad engañosa.
Un ejemplo lo tenemos en la producción de huevos. Tal y como explican desde la asociación, hoy por hoy, decir “gallina libre de jaula” es no decir nada, es humo. Granjas de cientos de miles de gallinas que han pasado de una jaula individual a una jaula colectiva en pisos multiplicados hasta el infinito, con patios exteriores inservibles que estas aves no usarán jamás, pero que permiten marcar este huevo como de “gallina en libertad” cuando no deja de ser industrial. La realidad es que el animal no ha mejorado sus condiciones de vida y no ha existido ningún aporte añadido a la sostenibilidad medioambiental.
«Hoy por hoy, decir “gallina libre de jaula” es no decir nada, es humo»
En el mismo sentido actúa la eliminación de un número máximo de gallinas por granja para la etiqueta de huevo ecológico, permitiendo que las grandes unidades de producción se puedan subir al tirón ecológico. Encontramos otros ejemplos como la autorización para emplear hasta un 5% de piensos no ecológicos en la producción ecológica, o las presiones para ampliar las categorías de sistemas de cría de pollo cárnico para poder etiquetarse como producciones convencionales alternativas que, realmente, no se han separado ni un milímetro del modelo tradicional de ganadería intensiva.
En definitiva, todo es una estrategia para que los sistemas de producción industrial puedan tener la posibilidad legal de catalogarse como “verdes” y sostenibles, cuando nunca lo fueron, ni lo serán. ANDA alerta de que esta irrupción desbocada de la producción industrial en el mercado de la producción alternativa además de engañar al consumidor está provocando el ahogamiento de las pequeñas y medianas producciones familiares, auténticos depositarios naturales de los valores de sostenibilidad medioambiental y bienestar animal.
Con la ayuda de los fondos públicos procedentes de la Política Agraria Comunitaria, la gran producción, ahora revestida de “verde”, aprovecha sus economías de gran escala para poner en el mercado productos supuestamente alternativos a precios tan bajos que la mediana granja familiar no puede sino echar el cierre.
“Lo que la gran industria nos vende es aire. Ni es sostenible, ni apuesta por el desarrollo rural. Es el mismo modelo intensivo, ahora reinventado y publicitado de otra forma, vigente desde hace 60 años y con las mismas contradicciones medioambientales y sociales de siempre”, explica ANDA.
La asociación de defensa animal declara que no es contraria a la producción ganadera pero siempre que cada sistema productivo se identifique en lo que es y no se pretenda confundir al consumidor con falsas apropiaciones de valores. El consumidor tiene derecho a poder distinguir lo que procede de un sistema industrial/convencional de lo que es auténticamente rural/alternativo. De forma clara y veraz.