La propietaria del gato perdido en el aeropuerto del Prat exige que Iberia o Monarch asuman los gastos del operativo que Help Guau realizará durante una semana
Andrea Barragán, la propietaria del gato que Iberia perdió hace casi tres semanas en el aeropuerto del Prat, ha enviado el presupuesto a la compañía que la empresa Help Guau le ha hecho llegar para encontrar a Itchy. Un presupuesto que incluye la presencia de tres operarios de la empresa durante una semana que peinarán todas las zonas del aeropuerto e instalarán diferentes cámaras en los puntos de comida a los que acuden los gatos que viven en las terminales. Los trabajos de búsqueda ascienden a unos pocos miles de euros. “Help Guau no me ha pedido dinero a mi, pero no pueden asumir los gastos que conlleva el operativo”.
Barragán envió el presupuesto a Iberia el miércoles y este jueves la compañía ha reenviado los gastos a Monarch, donde voló Itchy, porque considera que la empresa inglesa es la reponsable de la pérdida del gato, aunque fuera Iberia Handling quien lo perdió al aterrizar en el Prat. “Me da igual quién lo pague, pero quiero una solución en 24 horas” advierte Barragán, que añade que “sino tomaré las medidas legales pertinentes” . AENA ha aceptado la petición, pero no está dispuesta a ofrecer más de un agente de seguridad: “Solo nos facilitan un agente, aunque necesitamos tres porque los tres operarios de Help Guau no irán en grupo, sino que cada uno se desplazará a una zona diferente para acotar la búsqueda” lamenta la propietaria de Itchy, que no esconde su deseperación después de tres semanas sin resultados.
La cámara que instaló de manera altruista Help Guau este fin de semana no consiguió captar ninguna imagen de Itchy. La cámara, que hace fotografías cuando detecta movimento, retrató casi treinta gatos en las más de 1300 instantáneas que sacó, aunque ninguno de ellos era su gato. Pese a ello, Barragán no pierde la esperanza porque “la búsqueda se concentró dónde un operario lo vio por única y última vez”. Se refiere a la zona corporativa de la T2, cerca del edificio G, donde un trabajador lo reconoció por el collar que llevaba seis días después de su pérdida, cuando se rompió el transportín en el que viajaba desde Manchester, sin que se sepa aún donde ocurrió exactamente.
Este fue el primer sábado que pudo acceder al aeropuerto porque en el mostrador de Iberia también le dijeron el primer dia que los fines de semana no se podía entrar en una cadena de errores que la compañía asumió como propios. Sin embargo, durante la reunión que mantuvo hace dos lunes con el gerente de Iberia, Josep Lluís Fargas, y la responsable de Atención a las Compañías, Rosa Baños, los delegados de la compañía le comunicaron que no iban a destinar a nadie a patrullar por la noche. Todo continúa igual: “Hay trabajadores que dan una vuelta para ver si lo ven, pero nadie se dedica de manera exclusiva a buscarlo”. Las informaciones que le llegan tampoco la tranquilizan: “Me han comentado que hay un gato que hace más de un año que vive en las pistas de aterrizaje y nadie ha ido a rescatarlo aún”.
Artículo de Xavi Tedó