Polémica por el uso de fosfuro de aluminio para matar conejos en Lleida: «Es un disparate»
Se trata de una sustancia altamente tóxica y muy peligrosa para cualquier ser vivo
El departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural catalán ha iniciado una «prueba piloto» muy peligrosa: el uso de fosfuro de aluminio para matar a conejos. El objetivo de la Generalitat es acabar con la plaga de conejos que está haciendo estragos en la llanura de Lleida pero, según los expertos, este método no será eficiente y, además, se corre un riesgo muy elevado: «es un disparate», concluye Octavio Pérez Luzardo, catedrático de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria del área de Toxicología.
El fosfuro de aluminio se usa como plaguicida pero sólo en casos muy concretos, ya que es muy tóxico y puede ser letal. De hecho, sólo pueden manipularlo las empresas que han sido autorizadas por el Ministerio de Sanidad. Cuando el fosfuro de aluminio entra en contacto con la humedad genera fosfina, una sustancia altamente peligrosa para cualquier ser vivo, bloqueando la respiración mitocondrial. «Afecta de forma no selectiva a la práctica totalidad de las células del organismo (…) es una de las sustancias de mayor toxicidad que se conocen», advierten en un comunicado Pérez Luzardo y Manuel Zumbado, doctor en Veterinaria y también experto en toxicología.
«Estoy muy sorprendido», reconoce Pérez Luzardo. «Es un peligro para la ciudadanía y también para las especies no diana», es decir, el resto de seres vivos a los que no va dirigido el fosfuro de aluminio pero para quien también puede ser letal. Cualquier insecto, pájaro o animal que respire esta sustancia, morirá.
Según informa el departamento de Acción Climática, esta «prueba piloto» se está llevando a cabo en la carretera LV-7041 de Soses en Massalcoreig (Segrià) y sólo en zonas «muy afectadas». El departamento recuerda que el uso de esta sustancia está permitida para garantizar el funcionamiento de las infraestructuras pero, según el doctor Pérez Luzardo, esta interpretación «pervierte el espíritu de la norma». Y es que la ley está pensada «para proteger infraestructuras como las vías del tren, puesto que los taludes son lugares ideales para los nidos» de ratas o conejos. El deterioro de estos espacios podría suponer un peligro para la vía ferroviaria y, por otra parte, es más seguro usar un producto tan tóxico porque las vías del tren suelen estar más alejadas de las zonas de paso de las personas u otras especies. Nada que ver con una carretera comarcal.
Las madrigueras de los conejos, además, tienen muchas bifurcaciones, diferentes alturas y vías de acceso… por lo que es imposible que los técnicos sepan sobre qué superficie quieren actuar. El uso de esta sustancia está tan regulado que especifica incluso la cantidad exacta que debe utilizarse según el espacio que se quiere afectar, pero esta ecuación no se puede resolver sin conocer la profundidad de los túneles de los conejos.
Medida ineficaz
Aparte de asumir un riesgo muy alto, la medida, según los expertos «no será eficaz», ya que los conejos que viven en los nidos que hay en la carretera no tienen por qué ser los mismos que se comen los campos de cultivo. El problema es que la norma es mucho más estricta en lo que se refiere al uso del fosfuro de aluminio en campos de cultivo, ya que se trata de alimentos para el consumo humano. El sindicato agrario Unió de Pagesos sí ha pedido al subdelegado del Gobierno en Lleida, José Crespín, permiso para poder usar fosfuro de aluminio en sus campos, así como indemnizaciones por los daños sufridos por culpa de los conejos.
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