Hasta pronto Sam
El día que te pusimos nombre ni siquiera nos conocíamos. No sabíamos cómo eras ni qué te gustaba. Sabíamos sin embargo, que, fueras como fueras te querríamos para siempre.
Ya hace diez años que te vinimos a buscar el CAAC de Barcelona. Abandonado dos veces consecutivas, no te fiabas mucho de esta especie humana caprichosa y muchas veces cruel.
¿Quiénes eran los que ese día se te llevaban a casa? Tú no podías decidir si querías venir o no. Vosotros casi nunca podéis decidir, y los que lo hacemos por vosotros no siempre acertamos.
Diez años, pequeño Sam, juntos. Uno más de la familia. Diez años y ahora debemos decirnos adiós. De nuevo bajo nuestra decisión, la decisión de no alargar más tu sufrimiento, pero también la decisión de dejar de verte.
Que duro amigo mío. Nosotros humanos, simples humanos que muchas veces nos creemos dioses, hoy te traemos la muerte. Eu-thanatos, una muerte buena, pero la muerte al fin y al cabo.
Hoy decidimos por ti por última vez. La decisión más difícil cuando quieres a alguien, la de decirte adiós sin querer que te vayas.
Gracias Sam por tu amor, tu compañía. Gracias por estos diez años a tu lado.
Hoy seremos unos dioses extraños que te quitan la vida, mañana, sin embargo, volveremos a ser simples humanos que han perdido un pequeño dios.
Artículo de Silvia Esteve
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