Encontrada una gata de pocos días en la basura en el Camp de Tarragona
El caso ha sido denunciado a los Mossos y unos recibos pueden ayudar a encontrar al culpable
El ruido no parecía el maullido de un gato. Era constante y monótono. Parecía mecánico. Meeee. Meeee. Meeeee. Dentro del contenedor sólo había una bolsa blanca de basura y pese a la oscuridad, se veía claro que nada se movía allí dentro. Confundido por el ruido decidí sacar la bolsa y la abrí con mucho cuidado. Ignoraba lo que podía salir de allí. Dentro de la bolsa había desechos y, al fondo de todo, un gato pequeño, empapado por su propia orina, luchaba por aferrarse a la vida. Meeee; meeeee; meeeee. Habría nacido hacía dos o tres días y ya estaba a punto de morir. Alguien se había intentado deshacer arrojándolo a la basura en una urbanización de Alcover, en el Camp de Tarragona. Alguien, que además de tener muy poca humanidad era muy despistado y no pensó que los recibos que había dentro de la bolsa de basura podrán servir para identificarle y hacerle pagar por el delito cometido. «Con la nueva ley, esto es un delito penal», explicó la agente de los Mossos d’Esquadra, unos días más tarde en el momento de la denuncia, que ya se ha tramitado. Los Mossos ya han iniciado la investigación para encontrar al responsable de este caso flagrante de maltrato animal.
Pero, como suele ocurrir en el mundo animalista, ésta también es una historia de solidaridad y compromiso y si a un lado hay una persona sin escrúpulos, en el otro hay una red cada vez más sólida y comprometida. En el momento del hallazgo, otro vecino del pueblo me ayudó a contactar con la Policía Local y con Eva de Alcover Cats, que se ofreció para hacerse cargo del animal. Antes de entregarle el pequeño gato, era necesaria una visita de urgencia al veterinario de guardia con el acompañamiento incluido de una preciosa familia de Reus que incluso quería hacerse cargo de una parte del gasto médico. El viaje hasta el veterinario era corto, pero se hizo eterno. Resultaba horrible oír los gritos de auxilio del gato pero, al mismo tiempo, eran la única forma de saber que seguía vivo. Que mantenía su lucha. La veterinaria inspeccionó al pequeño animal y dio los consejos para intentar evitar el desastre: leche para gatos pequeños cada dos horas, calor constante, friegas para estimular que orine y defeque y confiar en que el pequeño gato no se rinda. Y otra cosa. Después de observarlo detenidamente dijo: «Yo creo que es una gatita».
Eran las once de la noche y la gata, ya alimentada, se calmó y empezó a descansar. Pero todavía estaba demasiado débil. Desde entonces, la pequeña Sora ha ido cogiendo peso gracias a Eva de Alcover Cats e incluso ya triunfa en Instagram. Cuando tenga dos meses, se le buscará una familia adoptiva que pueda cuidar de ella. Mientras, los Mossos investigan quién es el responsable y todos nos hacemos la misma pregunta: ¿dónde están los hermanos de Sora?
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