«En la situación de abandono que vivimos, la compra de un animal debería estar prohibida»
Ana Martínez Cano es veterinaria especialista en refugios. Lleva décadas trabajando al más alto nivel en protectoras y centros municipales de acogida, además de haber participado en campañas de esterilización con referentes mundiales como Jeff Young. Da ponencias, forma y dirige equipos. Le cuesta mucho disimular su pasión por cuidar de animales que esperan una segunda oportunidad.
¿Qué es la medicina veterinaria de colectividades?
Es una especialidad veterinaria que se encarga de proporcionar bienestar, tanto físico como mental, a los animales residentes en un refugio de animales. Un profesional veterinario de colectividades puede tener a su cargo la salud de cientos de animales en un mismo día o la de miles en un año. Así una decisión veterinaria puede suponer, por ejemplo, el contagio letal de todos los cachorros del refugio o, por el contrario, aumentar el número de animales adoptados en un año.
Es una especialidad relativamente desconocida pero muy exigente…
Requiere mucha experiencia, plasticidad mental, buen manejo de los costes, poder de adaptación con los medios disponibles y empatizar con los pacientes, pero sin caer en la trampa del desgaste por compasión. No quiero glamourizar la medicina veterinaria de colectividades, pero personalmente encuentro que es una especialidad apasionante, muy gratificante y desafiante.
¿Qué tres requisitos debe cumplir un centro para que sea un lugar adecuado de estancia y de adopción de perros y gatos?
Para mí, los tres requisitos básicos son buen diseño, buenos profesionales e inteligencia para ver más allá de los muros, ser más global, y saber adaptarse a las necesidades. La existencia de personal entrenado y cualificado para la gestión del centro, un centro bien diseñado y ajustado a las necesidades de la población canina y felina y, también el conocimiento y explotación de las estadísticas poblacionales en materia de abandono animal del territorio a cubrir. Exprimir las métricas para cambiar y adaptarnos. Se trata de impactar positivamente sobre el número tanto de adopciones como de abandonos en esa población.
¿Cómo influyen las condiciones de la estancia en un centro para la adopción?
Puede suponer que un perro o gato sea adoptado en días en vez de tener que esperar años o incluso morir en una jaula sin tener esa segunda preciada oportunidad. Si quieres adoptar un animal, te vas a inclinar por un perro contento, limpio, sano, que te mueve la cola y te roba la mirada o por un gato gordito que al entrar en la gatera se te enrosca en las piernas o que se te cuela en el bolso.
¿Debemos pedir más de lo que nos dan los refugios?
Los centros de acogida no deben ser un simple almacén de animales abandonados, debemos proporcionarles calidad de vida durante su estancia en el refugio para acortar ésta al máximo. Si nos limitamos a comida y techo o confinamiento vamos mal. Sin la higiene y peluquerías respetuosas y un trato adecuado, que minimice el miedo y el estrés por el que la gran mayoría pasan, será muy difícil apreciar el potencial compañero de vida que ese animal esconde, dejando pasar la oportunidad de adoptarlo.
¿Qué animales salen más fácil y cuales pasan más tiempo hasta encontrar familia?
Un perro cachorro de raza pequeña puede ser adoptado en escasos diez días, mientras que un perro adulto de raza mal catalogada como perro potencialmente peligroso puede permanecer un año o más sin ser adoptado. Además de la raza y la edad, también marca el color del animal. Salen más los de color blanco o el plateado – que conllevan bastante mantenimiento- y se ven como menos atractivos la de los animales negros. No tiene nada que ver con el carácter o la belleza. Simplemente reflejo las estadísticas extraídas entre miles de datos. Paradójicamente también suelen adoptarse rápidamente animales con hándicaps de salud muy evidentes como animales con una extremidad amputada, ciegos, … recuerdo que hace poco publicamos la foto de una gatita recién enucleada (extirpación del globo ocular por enfermedad) y ese mismo día teníamos una lista de adoptantes para ella.
¿Son equiparables las necesidades de perros y gatos?
Rotundamente NO. De hecho, se trata de un imperativo incluir la separación de perros y gatos en el diseño del centro de acogida. El perro necesita pasear para disfrutar de largos paseos, socialización con el voluntariado para recuperar su identidad eminentemente social, realizar comportamientos de juego con otros compañeros de su misma especie y llevar a cabo conductas propias de su especie para reequilibrarse. El gato, en cambio, siempre es mucho más delicado, tanto emocional como médicamente. La gestión del estrés en este animal se debe realizar también mediante enriquecimiento ambiental, pero con otras estrategias (niveles para saltar, cajas de cartón, respeto de las diferentes zonas y olores…) para que pueda desplegar el comportamiento territorial que tanto necesita.
Es curioso, parecería que los gatos son más “duros” se dice siempre que tienen siete vidas ….
El gato necesita una vigilancia de salud mucho más estrecha que un perro, ya que es mucho más sencillo detectar un perro enfermo (en seguida notaremos un cambio de comportamiento) que un gato, ya que puede tener la apariencia de un gato sano mientras que internamente puede estar sufriendo un fallo hepático. Los gatos son mucho más sensibles al estrés, por eso los llamamos neofóbicos, y esta es una diferencia esencial con el perro.
En cuanto a los gatos, si tuviéramos que reproducir las necesidades de espacio que requiere su comportamiento territorial, las gateras y la zona de jaulas deberían ser mucho más extensas que las habituales y contar, como mucho, con cinco individuos per estancia.
Es muy poco conocido lo que cuentas….
No nos podemos imaginar lo frustrante que resulta para un gato ser forzado a compartir un espacio pequeño con verdaderos desconocidos con olores que no reconoce…a veces hay gatos que directamente dejan de comer y de moverse permaneciendo en una posición de estática esfinge al entrar en esa estancia porque ve sobrepasada su capacidad de gestionar esta situación.
Entonces, se mantienen separados animales gregarios como los perros y se agrupan animales más territoriales como los gatos ¿Tiene lógica?
No tiene lógica tener los perros separados y a los gatos amontonados en los refugios y no es justo para perros ni para gatos, pero la situación temporal de estancia en un refugio es mucho más segura y económicamente sostenible de esta manera, y es la única lógica que sigue esta contradicción. Es imperativo conseguir adopciones óptimas y estancias breves.
Como media, un perro se adapta a la vida en el refugio y gestiona el estrés que esto conlleva -lo que en inglés denominan coping– en un mes. He visto perros que pasan de tener que estar totalmente aislados por seguridad a ser un perro fuera del centro feliz y capaz de vivir y jugar en armonía con otros compañeros de especie: la adopción les hace recuperar su equilibrio perdido por el abandono y el estrés de vivir encerrados. Los gatos frágiles lo pasan peor sobre todo si por confusión se confina a gatos comunitarios.
“Para las protectoras es imperativo conseguir adopciones óptimas y estancias breves”
¿Hay unas consideraciones específicas para los gatos de colonias?
Para mí, la premisa más importante es que en un centro de acogida no debe permanecer ningún gato de colonias más de 24 horas, únicamente en el caso de incidencias médicas que requieran que su estancia se alargue como máximo cinco días y bajo ciertas medidas de manejo con bajo estrés. Se trata de animales no socializados, pese a ser la misma especie que el gato doméstico; no son capaces de vivir encerrados en jaulas sin escapatoria, entrando en un círculo de deterioro físico y mental; por ello, sólo deben pasar por el refugio para su esterilización durante la implantación del método CER (Captura, Esterilización y Retorno a su colonia). El método CER es el único método eficaz a muchos niveles y es el modelo que hay que seguir.
¿La esterilización es la clave del abandono cero?
Los centros siguen saturados años tras año de perros y gatos nacidos de la irresponsabilidad. Las camadas no deseadas son la principal fuente de abandono animal: más de la mitad de gatos que entran a los refugios son cachorros. Por lo tanto, si, la esterilización solucionaría enormemente este problema tan arraigado. También el cumplimiento de la identificación obligatoria de perros y gatos mediante un microchip y sólo un 25 % de perros y un 2% de gatos que encontramos abandonados lo llevan.
En mi experiencia y opinión, la esterilización de perros y gatos debería ser obligatoria en todo el estado.
Usted ha participado en campañas internacionales e intensivas con referentes mundiales en el área ¿Qué está dificultando la difusión masiva de esta cirugía?
La reticencia frente a la esterilización en ciertos círculos veterinarios, sobre todo en el ámbito clínico es un motivo, pero también el precio es un obstáculo. Hay centros veterinarios donde la esterilización de una perra grande puede llegar a costar más de 500 euros, un precio desorbitado y con un excesivo margen de beneficio para mi manera de verlo. En cambio, en Estados Unidos, por ejemplo, existen centros veterinarios dónde exclusivamente se realiza la esterilización masiva de perros y gatos a un precio accesible para toda la sociedad, un hecho que ha disminuido de manera evidente el abandono en esas localidades ya que ha provocado más esterilizaciones. No porque paguemos más dinero por una castración va a ser mejor que una de menor coste: durante las esterilizaciones masivas que realizamos en México, con el instrumental y condiciones más básicos, no hubo complicación alguna con los miles de perros y gatos que se intervinieron.
¿Aquí hay algún ejemplo a seguir?
En Asturias la Fundación Protectora que gestiona en Oviedo y alrededores, por ejemplo, con muy buenos resultados en los estudios poblacionales de la zona.
¿Qué debe tener en cuenta una familia a la hora de adoptar?
Es muy importante evitar la impulsividad o dejarnos llevar por las modas. Los centros de acogida somos un acúmulo de adquisiciones mal asesoradas y no debemos seguir alimentando este ciclo, por lo tanto sugiero: informarse bien sobre lo que supone tener un perro o un gato, sobre todo sobre la raza concreta (si es que queremos un animal de una raza determinada o sus cruces); valorar adecuadamente el coste anual de su adquisición (se estima que la media oscila entre los 600 euros anuales en el caso de un gato y los 1.000 en el caso de un perro), y, muy importante, tener paciencia durante el periodo de adaptación y pedir asesoramiento: quizás le lleva un mes no hacerse pipí en casa o aprender a pasear con correa, pero todo tiene solución.
Por último, añadiría, en el caso de los gatos, no crearse falsas expectativas con su carácter: no todos son adorables y se enroscan a nuestros pies ni se transforman a nuestro antojo, debemos dejar claro el tipo de interacción social que buscamos con nuestro compañero felino y honestamente te asesoraremos.
¿Qué opina de que haya razas de moda y que se compren animales?
No estoy nada a favor de la compra de un animal y, de hecho, nunca lo he hecho ni lo haría. Los centros de acogida están llenos de animales esperando su oportunidad y, lo que, es más, deben salir para dejar lugar a los que desgraciadamente llegan a diario. En la situación de abandono que vivimos, la compra de un animal debería estar prohibida, al menos hasta mejorar la situación de masificación que viven perros y gatos en centros de acogida, una cruda realidad de la que gran parte de la sociedad es cómplice.
Al comprar un animal se apoya un negocio que en muchas ocasiones no respeta el bienestar animal, como los animales que provienen de criaderos de Europa del este.
Hemos vivido y vivimos modas como la adquisición de razas Pit Bull terrier o American Stafordshire terrier, Border Collie o Pastor Belga Malinoise, con la consecuente creciente acumulación de estos animales en centros de acogida.
Emma Infante
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