Los vecinos de Sarrià-Sant Gervasi reclaman entrar a los parques con sus perros

Existen medidas fáciles de aplicar y otras que no tanto. El Ayuntamiento de Barcelona prohibió la entrada de perros en los Parques de Can Castelló y a buena parte del parque del Turó. Ambos se encuentran en el distrito de Sarrià-Sant Gervasi, Barcelona, pero los vecinos no han hecho caso a la regulación municipal. De hecho, si uno se acerca a media mañana, es habitual ver decenas de dueños con los animales.

La medida de prohibir la entrada de perros, según el ayuntamiento, respondería al interés de mantener las instalaciones en buen estado. El consistorio ya habría informado a los vecinos de algunos actos incívicos que se habrían producido en los parques. Por ejemplo, dueños que no recogen las deposiciones de los perros. Los vecinos con perros rechazan esta medida y aseguran que los incívicos son una minoría.

Desde el ayuntamiento, se han reunido esta semana con vecinos para analizar la situación. Y es que la prohibición no se ha podido hacer efectiva del todo. Por lo tanto, los diferentes implicados podrían estar buscando una solución de consenso, sobre todo en el caso del parque de Can Castelló, que no es un parque con contenido histórico o de marcada importancia cultural.

Enrique Oliva es un vecino habitual de la zona. Lleva su perro al parque, a pesar de la prohibición. «Que paguen los incívicos», nos contesta. Oliva argumenta que llevar el perro al parque forma parte de la vida del barrio. Otra vecina, que ha preferido no decir su nombre, está de acuerdo. «Creo que no hacemos daño a nadie. Hay personas mayores que se entretienen con los perros y que disfrutan de su compañía».

Aunque no todos los vecinos están de acuerdo, ya se han recogido más de 150 firmas para derogar la prohibición. El Ayuntamiento ya ha tomado nota. La contestación ciudadana coge de imprevisto al gobierno municipal, que preveía que con la creación de un área de recreo para perros, a la altura de Cinesa Diagonal, el problema quedaría resuelto. No ha sido así.

El tema abre debates más amplios sobre quién y por qué debe poder ocupar el espacio público. Las zonas de recreo para perros estarían teniendo unos efectos limitados, tanto en términos de satisfacción por parte de los usuarios como de uso. Un problema de difícil solución y que sólo el tiempo podrá desatascar.

Dos supermercados belgas retiran los productos de El Pozo

La reacción de la empresa murciana: desvincularse de la granja que causó la polémica

Los dolores de cabeza no vienen solos, como dice el refrán. Esto deben estar pensando en el escalón más alto de la compañía murciana El Pozo. Desde que Jordi Évole emitió su programa, todo han sido noticias negativas para ellos. La última ha sido que dos supermercados belgas han retirado los productos del Pozo de sus supermercados. Delhaize y Colruyt se han mostrado fulminantes y han cancelado la colaboración.

La reacción del Pozo no se ha hecho esperar y ya ha anunciado que cancela su vínculo con la granja Hermanos Carrasco, causante de la polémica inicial. Jordi Évole accedió a escondidas y mostró las condiciones en las que se encontraban muchos animales, hecho que despertó la alerta ciudadana y mediática.

La reacción del Pozo, sin embargo, parece presentar algunas incongruencias. Inicialmente había afirmado que la granja estaba controlada y que se trataba de una zona de recuperación para animales enfermos. Ahora, tras la decisión de la cadena belga, parecen asumir que algo no hicieron bien con el mantenimiento de esta granja.

Además, desde el Pozo también aseguran que desde el mes de octubre han mejorado sus protocolos. Pero la confianza de la marca ha quedado muy dañada, y hay serias dudas sobre si estas explicaciones serán suficientes para convencer a una opinión pública cada vez más crítica con este tipo de prácticas

La ONU critica a España que los menores presencien corridas de toros

Organizaciones animalistas celebran lo que consideran un paso adelante para erradicar las corridas de toros

Tras escuchar los argumentos de varios representantes españoles, la ONU lo tiene claro. España debería modificar su legislación para evitar que menores de edad puedan ver corridas de toros. La ONU, que no entra en el trasfondo de si hay maltrato animal, sí considera que puede causar un impacto emocional negativo a los menores de edad.

El encargado de hacer esta recomendación ha sido el comité de los derechos del Niño. La ONU se toma muy en serio cualquier vulneración emocional a personas que no han llegado a la edad adulta. La recomendación de la ONU quiere evitar que menores asistan como espectadores a las corridas de toros, pero también que hagan de toreros, una práctica poco regulada y que se lleva a cabo en algunos lugares de la península.

El miembro del comité sobre derechos del Niño en la ONU, Gehad Madi, consideró en rueda de prensa que «el problema no es la tauromaquia en sí misma». Para Madi, el verdadero inconveniente es la exposición en edades no adultas a la matanza de animales. También lamenta que algunos jóvenes participen como toreros a edades tempranas.

Las organizaciones animalistas celebran el pronunciamiento de la ONU

Desde PACMA ven «muy positiva» la recomendación hecha a España por parte del comité sobre derechos del Niño. En declaraciones a EFE, su portavoz, Laura Duarte, recalcó que «es lo que llevan años pidiendo». En palabras suyas, el problema está en que los menores presencian «valores relacionados con la violencia» y que están asociados a la tauromaquia.

La resolución de la ONU en ningún caso es vinculante y no obliga al Gobierno central a modificar la ley. Sin embargo, la recomendación de Naciones Unidas es un duro golpe para los defensores de la tauromaquia en España. El gobierno Balear ya prohibió las corridas de toros, decisión que quedó suspendida por el Tribunal Constitucional.

 Pero la suspensión no afectó la decisión de que los menores no puedan asistir a este tipo de eventos. Cataluña también apuntó a la prohibición completa, lo que también quedó suspendido, pero que en la práctica se ha aplicado. Los legisladores, especialmente a nivel autonómico, están estrechando el círculo sobre una práctica que consideran injusta y que fomenta el maltrato animal.

La reacción del gobierno a las recomendaciones de la ONU es todavía una incógnita. La posición del Partido Popular ha sido siempre negativa a la prohibición y regulación de la tauromaquia. Un hecho que podría cambiar si finalmente la presión de activistas, ciudadanía y organismos internacionales continúa apuntando hacia una mayor regulación. En 2017 ya se avanzó bastante en materia animalista

Las 7 cosas que hay que cambiar urgentemente de la industria cárnica

El programa emitido por Jordi Évole sobre la industria cárnica ha abierto el debate sobre un sector del que se sabía muy poco. Aquí apuntamos algunas cosas que deberían cambiar en las empresas que trabajan con animales.

  1. El maltrato animal. La organización igualdad animal denuncia las condiciones de muchos animales en mataderos y granjas. Según explican, a muchos animales se les cortan extremidades sin anestesia. Las instalaciones en las que se encuentran no son adecuadas y el espacio es muy reducido. Además, lamentan que al año se maten más de 56.000 millones de animales, algunos de ellos crías. Unas críticas que ahora han llegado a la opinión pública, gracias al trabajo de muchos grupos animalistas. Por ejemplo, el documental » matadero «, hecho por un activista anónimo, explica las atrocidades de la industria en primera persona.

  2. Las inspecciones, ¿hechas a medida? Según el director general de ganadería en Murcia, Francisco José González, las inspecciones a mataderos se avisan con 72 horas de antelación. Según él, se hace para facilitar la documentación. Pero en la práctica, es más que suficiente para que las empresas reajusten lo que no va bien. Además, la periodicidad de las inspecciones es muy prolongada. Algunas llevan más de 8 años sin hacerse.

  3. La situación de los trabajadores. El programa emitido por Jordi Évole no deja lugar a duda. Muchas personas que trabajan en la industria cárnica lo hacen en condiciones muy difíciles. El trabajo exige un gran gasto físico y muchas horas. El salario que se recibe, en cambio, a menudo no llega a los mínimos necesarios para llevar una vida normal. Además, el impacto emocional de muchos trabajadores al ver el trato que se da a los animales puede ser muy negativo.

  4. Negar la evidencia científica. Las empresas de la carne continúan difundiendo que es sano comer carne procesada y roja. La organización mundial de la salud concluyó que comer carne procesada es cancerígeno. La relación causal es clara, por cada 50 gramos de carne procesada consumida, las probabilidades de padecer cáncer colorrectal aumentan un 18%. La evidencia sobre la carne roja apunta en la misma dirección. Comer carne roja (ternera, animales de caza o cerdo en edad adulta) está relacionado con algunos tipos de cáncer, aunque la causalidad no está tan probada como en el caso de la carne procesada.
  5. Lobismo. La Unión Europea afirma que todos los ‘grupos de interés’ tienen las mismas oportunidades de influir las políticas comunitarias. ¿Pero es esto cierto? Núria Almiron, investigadora en la UPF, y experta en temas animalistas, no lo ve así. «La industria cárnica es mucho más influyente que ningún otro grupo. Cuentan con grandes cantidades de recursos y pueden asistir a tantas reuniones como sean necesarias en Bruselas «. Además, Alimiron asegura que «tienen think tanks (centros de conocimiento) dedicados a influir la opinión pública».
  6. Opacidad. Lo cierto es que mucha información sobre mataderos o granjas aún se desconoce. Estos centros, tal y como se muestra en el programa Salvados, son totalmente opacos. Además, están muy retirados de la ciudad. Los investigadores no tienen acceso, en muchos casos, lo que dificulta la información a la opinión pública y en la comunidad científica.
  7. Desinterés administrativo. Quizás como consecuencia de los dos puntos anteriores (opacidad y lobismo), las administraciones no acaban de actuar para proteger animales y trabajadores. Esto podría estar cambiando, después de que la opinión pública esté replanteandose algunas cosas sobre esta industria.

La opinión pública apunta hacia la industria cárnica

Hablamos con Núria Almiron, investigadora en la Universitat Pompeu Fabra y luchadora contra el maltrato animal

Después de que la OMS concluyera que el consumo excesivo de carne, en especial la procesada, es perjudicial para la Salud, y que incluso puede resultar cancerígeno, algo cambió en la opinión pública. Desde entonces, los medios de comunicación han cambiado su posición al respecto. Ya no es tan frecuente ver noticias que recomienden el consumo de carne como una condición indispensable para la salud. Incluso Jordi Évole trata el tema en su programa de televisión, Salvados.

El debate entre la industria y los defensores de los animales se articula a partir de dos grandes argumentos. Los empresarios de la carne defienden su actividad como un bien económico, que genera puestos de trabajo, y que ofrece un producto deseado por el consumidor. Los animalistas, en cambio, denuncian maltrato animal, así como un prejuicio ecológico de primer orden.

Hoy hablamos con Núria Almiron, investigadora en la UPF y miembra del centre for animal ethics, de la UPF. Según ella, ‘cada vez hay más conciencia en contra del maltrato animal’. Para la investigadora, esta conciencia, que pone en entredicho prácticas como la de la industria cárnica, estaría producida por un avance moral en la sociedad ‘. Esto habría hecho que programas de televisión, como el Salvados de Jordi Évole, se atrevan a tratar este tema.

Las imágenes que ya se han hecho públicas por parte de La Sexta son suficientemente elocuentes. Hay mataderos en los que las condiciones de los animales están muy degradadas. En concreto, se ve algunos cerdos agonizar y con malformaciones. Almiron piensa que se dan las condiciones perfectas para que se regule este tipo de práctica. ‘Una vez la opinión pública está mentalizada, es más fácil regular estas cuestiones’.

Aunque se muestra prudente, también recuerda que ‘la cuestión ambiental puede ayudar aún más a tomar conciencia «. En palabras de la investigadora, la industria cárnica es una de las más contaminantes, lo cual debería corregirse. En esta línea, apuesta por que «se instauren tasas sobre los productos cárnicos y lácteos, ya que causan problemas grandes problemas medioambientales»