La superpoblación de los jabalíes en Cataluña sigue siendo un tema de discrepancias entre el Govern y el sector animalista. Para solucionar el problema, el Departamento de Agricultura puso en marcha el pasado mes de abril un polémico plan para controlar el amplio volumen de animales de esta especie: pagar cincuenta euros a los cazadores por cada jabalí abatido. En cambio, las entidades de defensa animal proponen el control de la fertilidad como vía más cívica para acabar con este conflicto.
La población de jabalíes sigue aumentando en muchas poblaciones de Cataluña. Lo que tradicionalmente era un animal de bosque escondido e introvertido, actualmente es una especie vista con facilidad en zonas urbanas y en espacios de campo de muchas poblaciones del territorio catalán.
El principal problema de la superpoblación de esta especie de animal son las consecuencias negativas que traen para las personas. Los accidentes de tráfico por colisión con jabalí cada vez son más frecuentes y son muchas las personas que temen coger su coche por miedo a una posible colisión. Según informa La Vanguardia, en Cataluña se registra una media de 6-7 accidentes de jabalíes cada día, siendo las comarcas de Ponent donde el número de percances más se han multiplicado, con 499 accidentes registrados en el año 2017.
Otro de los problemas que causan los jabalíes para el ser humano es su presencia en campos y cultivos. Estos animales han destrozado cosechas enteras y han comprometido la vida económica de muchas personas que se dedican a la agricultura. Los daños en cultivos de maíz y vid han sido uno de los más destacados.
Los expertos achacan el crecimiento de ejemplares de jabalíes a diferentes factores. Una de las causas de la sobrepoblación es la desaparición de los lobos y otros depredadores en las zonas rurales. También la suavización del clima ha provocado que el animal pueda vivir muchos más años y en mejores condiciones. Por último, el crecimiento de las zonas de bosque causado por la pérdida de muchos pueblos pequeños han hecho que los Sus scrofa hayan expandido sus zonas de convivencia.
Ante esta situación, el Govern de Cataluña está buscando medidas que acaben con la superpoblación de jabalíes. Por ello, el Departamento de Agricultura puso en abril una polémica medida en la que pagaba 50 euros a los cazadores por cada animal abatido. Esta solución fue una prueba piloto de la Generalitat que se estableció en cuatro comarcas de Girona: Alt Empordà, Garrotxa, Pla de l’Estany y Gironès.
La medida del Govern no fue ni mucho menos del agrado de muchas entidades animalistas, entre ellas PACMA, que declaró que: “en ningún caso se puede poner solución y controlar la población a tiros de cazador, como país civilizado se requiere un trato digno a los animales”. Para los grupos de defensa animal la solución pasa por elaborar un plan que controle la reproducción del animal con medidas como sancionar a las personas que alimenten a los jabalíes, dar protagonismo a depredadores naturales o crear alternativas para la fecundidad de esta especie.
Control de la fertilidad de los jabalíes: una buena solución
Desde el año 2017, los municipios de Terrassa, Sant Cugat del Vallès, Matadepera y Vacarisses trabajan con un programa piloto en colaboración con investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona para esterilizar la población de estos animales en zonas cercanas a los núcleos urbanos mediante una vacuna inmunecontraceptiva.
Hemos hablado con Manel López Béjar, doctor en veterinaria por la UAB y uno de los responsables de esta prueba piloto que pondrá su fin en el año 2020. El investigador nos ha contado que el experimento consiste en “Inyectar a unos cien ejemplares de jabalí una vacuna que genera anticuerpos contra las hormonas encargadas de la función reproductora”. Un método que según los responsables no supone ningún riesgo sobre la salud del animal.
Manel López nos ha explicado que: “La vacuna inmunecontraceptiva es un método válido pero no definitivo para el fin de la superpoblación. Esta tiene que ir acompañada por medidas que eviten la presencia de los animales en las zonas cercanas a los núcleos urbanos, evitando proporcionar alimentos a los jabalíes o protegiendo las posibles zonas urbanas amenazadas”.
De momento se sabe que la vacuna tiene un efecto real sobre la reproducción de los Sus scrofa, algo que ya había sucedido con este mismo método en los EEUU con la presencia de ciervos de cola blanca cerca del ámbito urbano. Ahora bien, de aquí al fin de esta prueba piloto se quiere conocer con exactitud cuánto dura el efecto de la vacuna, actualmente estiman que puede ser de dos, tres o hasta cinco años.
Lo que si se conoce con exactitud es que en las cuatro poblaciones en las que se han utilizado las vacunas inmunecontraceptivas, el número de accidentes de tráfico y los destrozos de los campos se han reducido. Por tanto, tal y como defienden las entidades animalistas, no hace falta recurrir a la caza para solucionar el problema de la superpoblación de los jabalíes, existen métodos más civilizados.