El Bulldog inglés: el capricho del hombre

Una raza que enamora, pero delicada de salud.

El Bulldog es una raza de perro muy especial que despierta auténtica fascinación a muchas personas. De hecho, cuenta incluso con clubes de fans y se ha convertido en todo un símbolo sobre todo en Inglaterra, de donde es originario. Pero la fascinación que despierta es proporcional a las complicaciones que presenta como raza. Es un perro propenso a tener problemas de salud que, posiblemente, si no hubiera conseguido enamorar de esta manera a los humanos, ya se habría extinguido: su reproducción es muy difícil y peligrosa debido a su estructura física y a sus problemas de respiración, y, en la mayoría de los casos, hay que hacerla por inseminación artificial.

El origen. Su origen genético no está claro, pero se sabe que se ubica en las Islas Británicas durante el siglo XVI. El nombre proviene de un juego de apuestas de la época que consistía en atar un toro en un palo con una cuerda y soltar a un grupo de perros de esta raza previamente adiestrados para el ataque para que fueran contra el animal. Esta práctica quedó prohibida en el Reino Unido en 1835, gracias a la Ley de crueldad con los animales. A partir de este cambio legislativo, el bulldog se convirtió en un animal de compañía y la raza ha ido evolucionando.

Características. El bulldog inglés es un perro de pelo corto, de baja altura, ancho, poderoso y compacto, según la definición de la Federación Cinológica Internacional (FCI), el organismo que regula las características de las razas. Tiene una cabeza más bien grande en proporción con el resto del cuerpo, la cara corta y el morro también corto y ancho. Los machos pesan unos 25 kg y las hembras un par de kilos menos. Se trata de un perro muy afable con las personas pero que, a diferencia de otras razas, no es especialmente juguetón con el resto de perros. Es una raza poco activa (que prefiere dormir por encima de cualquier otra actividad) y no es un animal fácil de educar, en parte porque su inteligencia dificulta la obediencia ciega y entregada que pueden mostrar otros perros.

Salud. Las características del bulldog lo hacen un perro con predisposición a sufrir golpes de calor, así como tener problemas cardíacos. También suelen padecer una enfermedad ocular provocada por el contacto de las pestañas con el ojo cerrado. Suelen vivir entre 8 y 10 años.

Llevar a nuestro gato a un centro veterinario experto en felinos: la mejor opción

Hoy cada vez son más las personas que tratan a sus gatos como un miembro más de la familia. Cuando nuestro querido gato enferma, somos muchos los que nos encontramos con la emergencia de tenerlo que llevar a un veterinario. A veces, si es una urgencia, no hay tiempo de informarse sobre el centro más apropiado. Por eso es muy importante tener previsto un centro de confianza con antelación, haberse informado sobre las instalaciones, especialidades, tratamientos, equipo técnico, y toda la información posible para cuando sea necesaria la visita.

En este sentido es muy recomendable llevar a nuestros queridos gatos a un centro especialista en medicina felina. Para los gatos, es muy estresante ir a la consulta del veterinario y aunque se les puede entrenar para la visita, donde mejor puede encontrarse un gato asustado es en un lugar en el que no hay choque de olores, estrés de otros animales o ruidos. En los centros felinos, podemos estar seguros, de que tanto en la consulta como en la zona de ingreso, de que nuestro gato estará en una jaula especialmente diseñada para gatos, en la que no se puede ensuciar la comida con arena, y en la que se mantendrá limpio y seco, aparte de otros animales, aislado de ruidos estresantes. El aislamiento de ruidos, junto con el nivel de luz y los olores son muy importantes en la reducción de estrés en la clínica. La reducción de estrés en los centros felinos es muy notable, tanto en el manejo, ya que son expertos, como en todo el recinto, puesto que sólo tratan gatos. Los gatos que padecen enfermedades infecciosas, son tratados en instalaciones aparte, con todas las medidas de seguridad.

Los veterinarios expertos en medicina felina solo tratan gatos y en este sentido son más especialistas en enfermedades felinas, en el manejo de los gatos durante la visita y las pruebas. Por ejemplo, para un gato una ecografía es muy estresante: el ruido de la máquina de afeitar eléctrica, la sensación extraña en el abdomen, el gel frío y con alcohol (tóxico por inhalación). El ruido de la maquina cortapelo y la consiguiente aplicación del gel frío con alcohol sobre el vientre es una sensación muy estresante para el gato, jamás conocida por él hasta ese momento. Es por esto que los protocolos de ecografías abdominales se hacen con sedación porque resultan muy estresantes. Y aquí, es el propietario quién debe estar bien informado de que una sedación entraña riesgo. Algunos centros felinos hacen las ecografías sin sedación, con poca luz y sin rapar el abdomen, con el gato de pie a cuatro patas, teniendo el máximo cuidado en no causar estrés y tomando todo el tiempo necesario que necesita el gato para hacer la ecografía.

Tim el gato de las fotos fue tratado en un centro felino de una colangitis. Se le realizó ecografía sin rapado ni gel para obtener diagnóstico por imagen, y afortunadamente, empezó a comer tras tres días de ingreso, y no se le tuvo que poner sonda esofágica. En un centro de medicina felina todas las pruebas que han de realizarse a un gato tienen menor impacto de estrés.

Hoy empiezan a despuntar los centros felinos que tratan a los gatos como gatos que son, es decir, según su comportamiento. No tienen prisa para hacer la ecografía y la hacen con el gato a cuatro patas, sin sedación, claro que siempre que sea posible. El manejo del gato por veterinarios expertos en felinos es muy suave y tiene en cuenta la etología y las emociones del gato en cada momento. En un centro felino, con toda seguridad, nuestro gato será tratado como el gato que es.

Un día, tarde o temprano, nuestro minino tendrá que ir a la consulta veterinaria, y es por ello que más vale estar prevenido y tener nuestro centro felino de referencia contactado, pues es donde podemos tener la seguridad de que nuestro gato será tratado por expertos en felinos.

 

TTTouch: Sólo para profesionales

 

Envolver a tu perro con vendas no resolverá sus miedos. De hecho, puede ser muy perjudicial. «El uso de telas que compriman paquetes musculares, nerviosos o sanguíneos puede generar hipoxia, anoxia, inflamación o incluso gangrena» eso es hecho conocido por los profesionales sanitarios interespecie. Lo que bienintencionadamente se ofrece como una forma de contención puede ser el origen de un problema mayor. Nos encontramos ante el consabido » es peor el remedio que la enfermedad».

Por las redes ha proliferado una información totalmente falsa basada en una experiencia que durante décadas, y llevada por expertos, ha demostrado su utilidad. Pero lo que circula y se difunde es una peligrosa versión adulterada. De la misma manera que a nadie en su sano juicio no aplicaría un yeso corrector a una persona con una fractura o no administraría una medicación intramuscular sin el conocimiento médico apropiado, nadie debería hacer de su perro una momia.

Las celebraciones navideñas en algunos municipios se subrayan con pirotecnia que generan mucho miedo en algunos perros. No contamos con cifras fiables sobre los canes afectados por este malestar que se manifiesta de muchas maneras pero siempre resulta preocupante. Huidas, temblores, permanencia en escondrijos, inapetencia, micción involuntaria, empobrecimiento de la socialización y ganas de juego, el miedo frente a los estruendos sorpresivos acaba afectando no sólo al perro si no que condiciona a la família que lo acoge. No son pocas las empresas farmacéuticas que ofrecen sedantes de distinta naturaleza que para hacer más llevaderas estas fechas. Tampoco escasean los remedios caseros que se ofrecen como panacea aún sin supervisión de expertos.

Eso ha ocurrido con el Tellington Touch una técnica de origen anglosajón que va mucho más de la colocación de unas vendas o de una aproximación invasiva a animales temerosos. El Tellington Touch tiene un como, un porqué, un donde, un cuando y un qué y todos esos factores sólo los puede identificar un experto. No hay tutorial on line que pueda substituir la formación, la capacidad, la actitud y el talento de una persona apta para el TTTouch. Como se pudo comprobar, en Barcelona en 2012, de la mano de Sarah Fisher la heredera directa del talento desarrollado por la creadora, Linda Tellington, «incluso los talleres con las maestras sólo sirven para conocer su uso, no para desarrollarlo».

«He visto cambios de comportamiento increibles gracias al método, pero va más allá de una técnica, es una actitud» esto comenta Shiona Herder una alumna aventajada del método.

Sarah Fisher es una referente indiscutible y también una celebridad en el Reino Unido. Ha trabajado con individuos de especies muy diferentes, pero nunca lo ha hecho rápidamente, ni rebasando los límites impuestos por el animal aterido. Tortugas, caballos, gatos, ratones y por supuesto perros han aprendido a confiar gracias a una herramienta muy sutil y muy poco imitable en su profundidad.

Desde referentes originales del TTTouch nos llega la petición de que difundamos la necesidad de ser prudentes a la hora de aproximarnos y de incorporar el método, que desconfiemos de las charlas y talleres exprés y que no compliquemos el temor inicial de nuestro compañero con un absurdo, a veces incluso nefasto, traje de momia.

Casi medio millón de perros españoles llevan collares que les hacen daño

 

Has hecho una investigación sobre el perfil de los propietarios que usan collares dañinos con sus perros. ¿qué has descubierto?

He tenido la oportunidad de ofrecer unas cifras aproximadas de un tipo de maltrato silencioso que se causa cotidianamente a muchos perros. En España, no menos de 450.000 perros llevan collares dañinos. De éstos, 291.724 llevarían collar de ahogo; 139.655 llevarían collar de pinchos; 12.413 llevarían collar de citronela (una sustancia aversiva para el fino olfato canino) y 6.206 llevarían el collar de descarga eléctrica. Los partidarios de estos métodos obsoletos no están dispuestos a invertir lo necesario en un perro y por ello buscan una vía rápida, fácil y económica para corregir el problema sin esfuerzo. Es decir, utilizando collares de castigo en vez de invertir tiempo y dinero en educar a su perro.

También se ha observado que los hombres tienen mayor tendencia que las mujeres a utilizar estos collares y que los propietarios con estudios superiores (licenciados y postgraduados) tienen menor tendencia a utilizar estas herramientas de castigo. Por tanto, se confirma que la educación de los participantes influye en la tenencia responsable del perro.

Los perros jóvenes tienen el doble de probabilidad de llevar collares dañinos. Como era de esperar, ya que los perros jóvenes de hasta 3-4 años tienen mayor tendencia a tirar de la correa.

Otros resultados indican que razas como el Pitbull y similares (American Staffordshire, Staffordshire Bull Terrier, American Bully, Bull Terrier y sus cruces), el Malinois y Pastor Alemán son mucho más propensassufrir collares de castigo que el resto de perros. En concreto, la raza que más predisposición tiene a sufrir los collares de adiestramiento es el Malinois con una probabilidad de casi ocho veces superior. Se podría decir que es un perro condenado a sufrir estas herramientas por ser un perro de trabajo, muy buscado en competición entre militares, policías y de aficionados al adiestramiento tradicional basado en métodos anticuados.

 

¿Podemos decir que la causa mayoritaria del uso es que la gente ignora que son dañinos?

Si que la mayoría ignora que son dañinos, pero no son pocos los que están advertidos y deciden seguir utilizándolos. A partir de los resultados de la encuesta, podemos decir que un 20% desconoce las lesiones que producen estos collares, es decir, uno de cada cinco propietarios no sabe lo que le hace a su perro. Tres de cada cuatro propietarios los cree eficaces y van a seguir con su uso. El 46% afirma saber que no son beneficiosos para su perro y los siguen utilizando. Y el 39% cree que éstos no son cómodos para su perro pero también se los siguen poniendo.

 

¿Por qué no deben usarse?

Partiendo de la premisa de que castigar no es educar, los collares de adiestramiento o castigo no son educativos y dañan al perro. También afectan los valores y principios que rigen una relación basada en la confianza y el respeto.

El área de alrededor del cuello es una de las zonas más delicadas y desprotegidas del perro. Los collares ejercen una fuerte presión en ella. Cada tirón de correa tiene un impacto directo sobre los nervios del cuello y garganta, tráquea y vértebras; y un impacto indirecto en los músculos provocando que se tensen.

Los collares de ahogo producen asfixia por estrangulación. Los collares de pinchos ademásinfringen dolor y pueden provocar lesiones en la piel. Los collares de descargas eléctricas afectan directamente al sistema nervioso central, asustan, hieren y desconciertan al perro.

A nivel físico pueden producir contracturas 

cervicales, tensión y agarrotamiento muscular; problemas oculares por presión intraocular o por daños en el nervio ocular; colapso e hipersensibilidad de la tráquea;  hipotiroidismo; siringomielia; efectos negativos en el sistema linfático, sanguíneo o neuronal; además de hematomas, heridas, irritación, dermatitis y/o quemaduras por contacto.

Las lesiones a nivel psicológico no son menos graves. Pueden hacer asociaciones negativas incorrectamente con el entorno; aparte de aumentar el estrés en el perro, pueden promover la inseguridad, miedo y reactividad en éste.

El psicólogo Anders Hallgren constató que casi el 63% de los perros tenía problemas de espalda (lumbar, cervical y/o torácica). De éstos, el 55% mostraba problemas de comportamiento. El 91% de los perros lesionados habían estado expuestos a tirones de correa.

El dolor siempre tiene un impacto en la conducta.

 

¿Es cierto que muchos usuarios atribuyen el consejo de su uso a adiestradores y veterinarios?

Sí. Según los resultados obtenidos en la encuesta, casi el 50% de los propietarios que los utilizan han sido recomendados por un adiestrador, una cifra muy alarmante ¡Pero no menos que el 16% que afirma venir recomendado por su veterinario, ambos supuestamente expertos en la salud y bienestar del animal, respectivamente!

 

Pero la ley está limitando su uso ¿no?

Más del 4% de estos propietarios vienen recomendados por un policía, figura que debería apoyar la ley y sancionar su uso en municipios en los que la normativa los prohíbe, como es el caso de Madrid o Barcelona. En Barcelona, a pesar de que la Ordenanza sobre la Protección, Tenencia y Venta de animales los prohíbe desde Octubre del 2014, aún se ven perros con collares dañinos casi a diario. En Madrid están prohibidos también desde el pasado año y en otras grandes y pequeñas poblaciones, pero deberían estar prohibidos en todos aquellos lugares que tengan un texto contra el maltrato animal.

 

A raíz de los resultados ¿qué te parece importante hacer?

Hace falta prohibir no sólo el uso, sino la venta y fabricación, de los collares de adiestramiento. De manera que no haya una vía de acceso rápida, fácil o poco costosa que sustituya la educación correcta del perro.

Se requieren urgentemente campañas educativas para crear conciencia

sobre las lesiones que producen los collares, no sólo a nivel público, sino también focalizadas en el sector canino (veterinarios, adiestradores, tiendas de animales, peluquerías caninas, criadores, clubs de raza, clubs de agility, etc.) para que éstos no las recomienden y puedan dar alternativas a los propietarios. Además de hacer hincapié en las necesidades educativas de un perro.

Dar formación también a empresas de seguridad que utilizan perros de trabajo, donde éstos sufren estas herramientas a diario. El hecho de que sea un perro de seguridad no debería implicar que éste no tenga derecho a su bienestar.

 

Eres educadora canina, bióloga y antrozoóloga. ¿qué retos de bienestar animal te planteas inmediatos además de seguir trabajando contra los collares?

Bueno, romper con el mito de la dominancia es un reto diario, los collares vienen a raíz de ello, entre otros hábitos y creencias falsas que privan de bienestar a muchos perros, y llevan a castigar por ladrar, por tener miedo o ansiedad. Así que uno de mis grandes retos es ése, ayudarles a entender que hay otra forma de comunicarse con su perro que no implica ningún tipo de intimidación.

Darle al perro un buen paseo es una parte básica y muy importante para su bienestar. La gente piensa que tiene que cansar a su perro y llevárselo a correr, ir en bici o tirarle la pelota hasta la saciedad.

Así que el otro gran reto es hacerle comprender a la gente, precisamente, que este tipo de actividades no son buenas para la salud física ni mental de su perro, sino que harán que tengan un perro estresado. El estrés hace que el azúcar vaya a los músculos y no al cerebro porque prepara el cuerpo para la respuesta de lucha o huída. El resultado será un perro más nervioso con dificultad para relajarse, con posibles dolores musculares, con poca capacidad de concentración, aprendizaje, memoria y resolución de conflictos. ¡Así que hay trabajo!

 

Entrevista de Emma Infante a Belén Garcia Matheu educadora de Sentit Caní

Web de Sentit Caní 

¿Eres cívico con tu perro?

Si, ya lo sabemos: eres muy cívico. Los incívicos son los otros. Aún así, te proponemos que compruebes si superas los requisitos mínimos de civismo y mires en qué nivel de civismo te encuentras.

 

Soy (in) cívico

  1.   – Recojo siempre las cacas de mi perro. Pero cuando defeca en el césped o en los alcorques de los árboles no las recojo porque es abono para la vegetación. En los pipicans no las recojo porque ya viene el ayuntamiento a hacerlo.
  2. – Dejo que mi perro haga pipi en cualquier lugar. ¡Tiene derecho a poder orinar!
  3. – Dejo que mi perro vaya libre por la calle y los parques, aunque no siempre lo estoy vigilando y no lo puedo controlar. ¡Sólo faltaría que tuviera que ir siempre atado!
  4. – Uso collares de castigo porque aunque no lo tengo claro parece que el perro no tira tanto de la correa.

Sí, tienes razón, eres muy cívico pero sólo de cara a la galería. En realidad eres un incívico de narices y te tienes que poner las pilas. En la ciudad somos muchas personas y animales y si no tenemos cuidado nosotros mismos, ¿quién lo hará?

 

Soy cívico, de verdad

  1. Siempre recojo todas las cacas de mi perro.
  2. No dejo que haga pipi en las fachadas de las casas ni los coches, motos ni bicicletas queestán aparcados por la calle. Sólo orina en los árboles.
  3. – Llevo siempre encima una botella de agua con vinagre (5 partes de agua por  una de vinagre) y rocío los lugares donde ha orinado para que no huela mal y acaben orinando en el mismo lugar todos los perros del barrio.
  4. – Mi perro está esterilizado. Así, aparte de evitar embarazos, enfermedades de transmisión sexual y patologías en el sistema reproductor, como el cáncer, me ahorro las conductas huidizas y de marcaje.
  5. – Lo llevo atado y sólo lo dejo ir en los lugares donde sé que puedo controlarlo.
  6. No uso ni collares con pinchos ni de ahogo, ni tampoco correas extensibles.

Muy bien, felicidades. Si, eres cívico y gracias a ti, las calles y los parques no se ensucian. Pero todavía puedes hacer un esfuerzo e ir un poco más allá.

Soy un crack

  1. – Además de todos los requisitos anteriores, en algunas ocasiones he llegado a recoger las defecaciones de otros perros, sobre todo cuando están en medio de la calle. Así hago ejercicio y mejor la caca en una bolsa que en la suela del zapato o los cojinetes de otros perros.
  2. – No tiro nunca las bolsas con las defecaciones en las papeleras, porque allí a menudo hay gente que busca entre los desechos. Las lanzo a los contenedores y bien atadas así no huelen ni atraen a las moscas.
  3. Llamo la atención educadamente a las personas que no son cívicos con sus perros. Así de buen rollo les puedo señalar que se han olvidado una caca.

¡Felicidades! Tienes que saber que tú no eres cívico, eres un crack. Y gracias a gente como tú, cada día es más fácil tener perro. ¡Gracias en nombre de Animalados!