“Los trabajadores y voluntarios de los refugios, perreras y protectoras tienen importantes lagunas de conocimiento que revierten negativamente en el bienestar animal”
Anna Masferrer es educadora canina y antrozoóloga ha realizado una investigación que puede poner la primera piedra para mejorar el bienestar de perros y gatos abandonados reclamando para trabajdores y voluntarios de los centros de acogida y refugios mayor formación favorecida por los que son sus responsables “No sólo de amor viven los animales, sus cuidadores deben estar bien formados”
¿En qué consiste la investigación que has realizado?
Después de varios voluntariados en refugios privados, como paseadora y colaboradora en sesiones de modificación de conducta en perros, detecté carencias generalizadas y equiparables en todos ellos. Mi investigación realizada este 2017, intenta demostrar una serie de hipótesis que cuestionan el correcto funcionamiento de estos centros en la actualidad:
¿El criterio de selección de personal para trabajar en refugios y protectoras de ámbito animal, es un factor de riesgo para el correcto funcionamiento de los centros?,¿Muchos de los problemas derivados podrían estar relacionados con las aptitudes y conocimientos de estos trabajadores ?¿Una mejora formativa de las personas que tienen contacto directo con el animal, podría mejorar la conducta de los perros y gatos residentes? ¿Una mejora de conducta de los animales residentes facilitaría la adopción de los mismos, y evitaría las devoluciones masivas de animales, reduciendo el aforo de los centros, y dejando espacio y tiempo para la atención de los animales restantes?
A través de un cuestionario anónimo nos centramos en la valoración de los conocimientos, formación y perfil psicológico de los trabajadores y voluntarios internos a los refugios del territorio catalán.
¿Qué obstáculos has encontrado para obtener resultados?
La principal dificultad que esperaba encontrar es la viabilidad de contacto directo con los voluntarios/trabajadores. Resulta imposible establecer un contacto directo con los propios voluntarios/trabajadores, por una cuestión de confidencialidad.
Derivado de esta limitación, nuestro contacto se ha efectuado a través de la propia administración de la protectora. Hemos tenido que dejar en manos de la administración o directiva de los refugios la divulgación del cuestionario, obteniendo así unos resultados (en cantidad) muy inferiores a los deseados. Somos conscientes de la reticencia del análisis de conocimientos por parte de las entidades protectoras de animales, de sus propios trabajadores. Ya era un factor de inviabilidad con el que contábamos desde un principio.
¿Qué dato te ha sorprendido más?
Hubo dos resultados bastante sorprendentes. En primer lugar a pesar de que el 54,5% de los encuestados afirmó tener al menos un año de formación sobre el ámbito animal, los resultados obtenidos en el bloque de conocimientos fueron bastante peores de lo esperado. Las preguntas específicas sobre ontogenia, periodo de socialización, periodo ideal para la adopción y señales de calma, demostraron que el nivel general de conocimientos básicos sobre comportamiento animal no es el idóneo para poder realizar el contacto directo, la socialización del animal con el ambiente, el desarrollo cognitivo y otros procesos de adopción de forma correcta. Y a pesar de estos resultados, en los que un 50% de los voluntarios y trabajadores considera sus conocimientos insuficientes para realizar correctamente las tareas del refugio, desde la dirección no se pone ningún remedio a un problema tanto evidente.
En segundo lugar me sorprendió mucho el perfil psicológico obtenido. A pesar de que el perfil psicológico más idóneo para la atención de un animal buscaría la tendencia al optimismo y a la extraversión, un 50 % de los encuestados tiende a la introversión y el 27% padece una cierta tendencia al aislamiento social. Estaríamos hablando posiblemente de una muestra de población con unas dotes sociales limitadas.
¿Crees que los voluntarios y profesionales tienen vacíos equiparables en su formación?
En el caso de los profesionales y voluntarios que se dedican a las tareas de cuidado y limpieza de la zona animal, creo que las carencias formativas son exactamente las mismas y se ven empeoradas por la falsa sensación de que la experiencia suple los conocimientos. En el caso de los profesionales de la educación canina, el problema va mucho más allá. Por una parte, en un ámbito que está en constante evolución y descubrimiento no podemos quedarnos con metodologías retrogrades y anticuadas, sino estar constantemente en formación continuada y actualizada en los últimos adelantos basados en los nuevos estudios. Por otro lado la formación que engloba la parte psicológica de los animales está muy poco regulada en nuestro país, y por lo tanto se imparten constantemente formaciones con información equívoca.
¿Cuáles crees que serían las causas?
El conocimiento animal en general engloba muchísimos sectores y profesionales: veterinarios, etólogos, biólogos, psicólogos, técnicos en terapias asistidas, educadores caninos y felinos, directores y administradores de refugios… todos con una formación específica que no puede alcanzar todas las necesidades. Todo profesional tendría que saber derivar, tal y cómo pasa en la medicina. Cada patología tiene su especialista.
Las protectoras de animales y refugios tendrían que ponerse las pilas al ampliar conocimientos y mejorar protocolos y metodologías para poder realizar su propósito correctamente, que al fin y al cabo no es sólo recoger animales abandonados, sino readaptarlos de nuevo a la vida y encontrarles una familia adecuada lo mejor posible. Creo que no es posible realizar estos protocolos de forma efectiva sólo contando con el amor a los animales, sino con los conocimientos, formación y experiencia adecuados.
¿Y las soluciones?
Con los conocimientos de los que disponemos hoy en día, a la espera de nuevos estudios que revelen más información, la unión de los profesionales dedicados al ámbito animal tendrá que superar las discrepancias y encontrar un consenso que compatibilice la información de todas las especialidades. Sólo de esta forma podremos empezar a trabajar todos juntos, ocupándonos cada uno de nuestro sector, para mejorar el bienestar y la calidad de vida de los animales, dentro y fuera de los refugios.
Anna Masferrer