Los caballos importan

 

Hace mucho tiempo que entré a formar parte de lo que se llama “el mundo del caballo” desde mis inicios formales a los once años en la Escuela de Equitación Tomás, a mi primer caballo a los 14, a mi grupo de 7 caballos en el Real Club de Polo de Barcelona y desde el año 2001 dirigiendo la Asociación Defensa Équidos, primera protectora de caballos de España.

Con gran dolor debo reconocer que pese al amor que profesé a todos mis caballos, ha sido desde el año 1996 que empecé a ser consciente de que todo lo que había vivido era una gran mentira. Voy a intentar explicaros la realidad que he visto desde que abrí los ojos a los hechos, no a las palabras repetidas una y otra vez.

El caballo es uno de los animales más maltratados por el hombre que existe, pese a que es el protagonista de hechos legendarios, mitos, historia y de que la civilización ha viajado sobre sus lomos, el hombre solo ha utilizado al caballo en su propio beneficio, y pese a creernos grandes maestros en el arte de la equitación, tendremos que empezar a asumir, que la equitación es el sistema de someter al caballo a tu voluntad mediante el uso más o menos refinado del dolor como método coercitivo.

El caballo es un animal presa, antes de ser nuestro esclavo, fue nuestro alimento, quizás como subproducto de la caza algunos potrillos fueron apresados y ahí empezó esa larga historia.

Actualmente, en lo que solemos llamar primer mundo, el caballo ha dejado de ser necesario, ni el uso militar, ni el civil como transporte ni el agrario como animal de tiro, parecen tener ya ningún sentido, pero mantenemos al caballo como animal de ocio o deporte.

Y esto representa para el caballo un estado de esclavitud, generalmente premiado tras sus años de servicio, con un paseo guiado al matadero, sea este legal o ilegal.

ADE ©Sílvia Esteve

Os voy a explicar que es un caballo brevemente y en que lo convertimos.

El caballo como he dicho es un animal presa, objetivo de depredadores y por tanto su organismo y su mente están al servicio de la huida como método primordial de supervivencia, por ello también necesita una manada en la que la abundancia de individuos despiste al depredador y ayude a defender a las crías.

También necesita espacios abiertos, donde poder ver al posible depredador y poder huir, los caballos no buscan cuevas ni se refugian en espacios cerrados son claustrofóbicos por naturaleza.

Su principal alimento es la hierba más o menos seca de los ecosistemas esteparios, y por su bajo nivel calórico debe pastar alrededor de 18 horas diarias. Su organismo, para sacar el máximo partido a esta alimentación tiene un estómago muy pequeño y un larguísimo intestino.

Sus cascos, estuches córneos de la última falange, son perfectas adaptaciones a la velocidad. Tienen una palma sensible que les permite adaptarse al terreno con la máxima seguridad, que actúa como amortiguador del impacto en el movimiento y que además debido a estar muy vascularizada ayuda en el impacto de cada pisada contra el suelo a la circulación de retorno, ayudando al corazón y liberándolo de una buena parte del trabajo.

Su mundo es el silencio, los espacios abiertos, la familia y la libertad.

¿Y nosotros qué hacemos con los caballos a los que tanto admiramos?

Lo primero separamos a los potros de sus madres prematuramente, en general sobre los seis meses, cuando más las necesitan y sin tener en cuenta que en el caso de hembras, quizás hubieran permanecido juntas de por vida.

A esos potros en algunos casos se los encierra ya en lugares diminutos, donde a duras penas pueden moverse lo necesario para desarrollar su musculatura.

Lo peor suele llegar cuando empieza su vida “útil”, si es un pura sangre inglés PSI, a los dos años sin haber terminado el desarrollo ya estará compitiendo en carreras de velocidad.

Si es un caballo de doma, salto, raid, empezará a ser “domado” es decir, a enseñarle mediante sistemas mas o menos brutales, que a partir de ahora la única voluntad del “binomio” hombre caballo, será la del hombre.

El caballo aprenderá a dejarse poner un bocado sobre las sensibles encías, que será el máximo instrumento de sumisión al que tendrá que aprender a soportar, pues por ellas, exactamente igual que por las nuestras, pasa el nervio trigémino, que cuando se inflama, a veces por causas naturales como un flemón o por los repetidos golpes del bocado sobre la encía, produce el llamado “dolor del suicida”.

Para librarse de ese dolor lacerante, el caballo abre la boca, intenta pasar la lengua sobre el bocado o la saca por el lado, mientras babea desesperado, pero el hombre tiene respuesta para todo, y los cierrabocas, los filetes de palillos e incluso la amputación de la lengua, pueden hacer desaparecer el problema de nuestra vista.

Después tiene que aprender a soportar nuestro peso. El sistema musculoesquelético del caballo no se creó para llevar a un jinete encima, se creó para soportar el peso de sus órganos internos sobre todo esos larguísimos intestinos y en el caso de las yeguas el potro en el vientre.

Nada que ver con llevar 80 kgs sobre una pequeña parte de su dorso, que naturalmente repercute en huesos y tendones de todo el cuerpo, sobro todo extremidades.

Si apretáis la yema de vuestro dedo índice con el pulgar unos segundos, veréis que instantáneamente se pone de color blanco y el retorno venoso no aparece hasta que levantáis el dedo…. Imaginaros la presión del peso del jinete sobre el dorso del caballo… a los 15 minutos comienza a haber muerte celular por hipoxia, falta de oxígeno, lo que produce picor primero y dolor después, pero si el caballo protesta o intenta deshacerse del jinete, recibirá aún más castigo, y el caballo, intentando sobrevivir aprende la indefensión, puedes hacerle lo que quieras, puede tener una lumbalgia o tortícolis o lo que sea, si se queja, recibirá más fustazos y espuelazos, por lo tanto, mejor seguir adelante.

Y luego viene su vida útil o deportiva, si ha de saltar, se le obligará mediante variados métodos que aunque lo lógico es pasar por el lado del obstáculo, sí o sí ha de pasar por encima y sin tocar las barras, pues cada vez que las toca hay un castigo extra.

No importa el desgaste en huesos y tendones de caer una y otra vez tras el salto sobre las frágiles manos del caballo, no importa su dolor ni lo pronto que empiezan a depender de antiinflamatorios y en el mejor de los casos de quiroterapeutas, el caballo ha de servir para el deporte del salto, y cuando esté totalmente roto e inservible, ya se desharán de él convenientemente.

Otros “deportes” son igualmente dañinos para él, el polo, con la combinación de velocidad punta, tirones de boca, golpes con el taco o incluso con la bocha (pelota), pechadas (empujones obligados de unos caballos a otros), les crea tanto estrés que no es raro que mueran de infarto durante el partido a pesar de que cada caballo solo juega un cuarto de hora y cada jinete necesita cuatro. Se puede ver temblar de miedo y ansiedad a las jacas que están atados esperando su turno.

En la doma clásica y la alta escuela, se intentan reproducir movimientos que el caballo podría realizar esporádicamente en la naturaleza en momentos de gran excitación, pero para ello se le somete a una impulsión constante hacia delante, mediante la espuela y la fusta, mientras que el férreo muro de dolor del bocado dirige ese movimiento hacia arriba.

La búsqueda de la belleza, de un cuello elegantemente arqueado y de esos movimientos que parecen irreales, tienen un precio muy alto para el caballo, que jamás es tenido en cuenta.

Las carreras de trote son otra muestra de lo poco que se tiene en cuenta su bienestar, se obliga al caballo a correr enloquecido, perseguido por un “depredador” del que no puede deshacerse (el carrito) que lo golpea con sus garras (el látigo) pero en el colmo del refinamiento, obligamos al caballo mediante filetes elevadores, (que son bocados unidos a una riendas que mantienen la cabeza del caballo anormalmente elevada) a correr solamente al trote, es decir, a un paso que en la naturaleza raramente utilizan , que es el intermedio entre el paso y el galope. En esa posición no ve lo que tiene delante y se le ponen unas anteojeras para que no vea a los caballos que tiene al lado y que al huir tan despavoridos como él aún le harían redoblar sus intentos de galopar.

Hay muchos otros casos de maltrato aberrante, las competiciones de tiro, en EEUU las carreras de los Tenesse Walking, a los que se amputa el nervio de la cola y se colocan unos pesados zapatos de hierro mucho peores que una herradura normal, para conseguir unos extraños pasos totalmente antinaturales y así en todas las actividades en las que interviene un hombre y un caballo… uno gana y otro pierde… y siempre el mismo.

Y en todos estos casos, el premio a su vida de esclavitud, suele ser, como he dicho un paseo al matadero.

A otros, que quizás por enfermedad o vejez no serían admitidos en un matadero, se les niega el derecho a una muerte mas o menos rápida, y se les abandona… en hípicas, confinados en su box, simplemente dejando de pagar… en cercados en el campo, donde morirán de hambre o dependerán de algún vecino que compadecido les tire unos trozos de pan cada día… en carreteras, donde pueden provocar un accidente o despeñarse por algún acantilado… atados a un árbol en medio de la nada, a donde los llevan de reata y los dejan y encuentras su cadáver atado a la rienda que fue su soga…

Todos estos casos son reales, los hemos vivido durante años, incluso a menudo en centros

ADE ©Sílvia Esteve

hípicos de lujo que encierran en la parte trasera a sus caballos de clase y los dejan morir lejos de la vista de todos…

Cuando salvas a estos caballos, cuando llegas a tiempo de salvar su vida, su alma a menudo está muerta. Su mirada, vacía y opaca nos habla de que su alma ha abandonado ese pobre cuerpo emaciado y seco. Esos caballos, como verdaderos autómatas, suben al camión, bajan, nos siguen, no oponen resistencia, pero no nos miran ni nos ven, indiferentes a las palabras de consuelo, a las caricias… pasan así unos días, unos meses… y un día, mientras les estás poniéndola comida, con las vitaminas, con las zanahorias… un día te miran… y en esa mirada hay luz y hay vida, y eso lo vale todo.

Algunos de ellos, se han ido antes de conseguir traerles de vuelta, escribo esto en memoria de Líbero por ejemplo, un PRE de unos 25 años al que abandonaron atado a una valla…Libero había sufrido tales torturas y vejaciones….solo lo pudimos mantener con vida tres meses, pero no conseguimos hacerle creer de nuevo en la humanidad.

Le habían amputado la cola en vivo, le habían cortado el ano, supongo que intentando quitarle melanomas e incluso le habían hecho una especie de vagina artificial…. Eso ya no supimos con qué fin.

Son porcentualmente muy pocos los caballos que son retirados por sus compasivos propietarios y pueden disfrutar de una vejez digna.

Por eso, suplico desde aquí a todos los que de una manera u otra estáis en la defensa de los animales, que no olvidéis al caballo, que no os deslumbre el oropel y el fasto de los deportes, que no os engañen con películas donde los caballos libres acceden felices a ser esclavizados en carreras, como si el sueño de todo caballo fuera competir en un hipódromo o en una pista o cancha. Mirad sus ojos, mirad esas muecas de dolor cada vez que el vaquero de la película de turno lo hace girar como si fuera una peonza, mirad sus bocas y esos gritos silenciosos….

Devolvamos al caballo su dignidad. Si ha de seguir trabajando para el hombre, por lo menos que se sepa de su estado, que se le otorguen unos mínimos derechos, aunque sean muy pocos en comparación a todo lo que le debemos.

 

Leonor Díaz de Liaño, directora de ADE

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Fotografía de portada ©Sílvia Esteve

Casi medio millón de perros españoles llevan collares que les hacen daño

 

Has hecho una investigación sobre el perfil de los propietarios que usan collares dañinos con sus perros. ¿qué has descubierto?

He tenido la oportunidad de ofrecer unas cifras aproximadas de un tipo de maltrato silencioso que se causa cotidianamente a muchos perros. En España, no menos de 450.000 perros llevan collares dañinos. De éstos, 291.724 llevarían collar de ahogo; 139.655 llevarían collar de pinchos; 12.413 llevarían collar de citronela (una sustancia aversiva para el fino olfato canino) y 6.206 llevarían el collar de descarga eléctrica. Los partidarios de estos métodos obsoletos no están dispuestos a invertir lo necesario en un perro y por ello buscan una vía rápida, fácil y económica para corregir el problema sin esfuerzo. Es decir, utilizando collares de castigo en vez de invertir tiempo y dinero en educar a su perro.

También se ha observado que los hombres tienen mayor tendencia que las mujeres a utilizar estos collares y que los propietarios con estudios superiores (licenciados y postgraduados) tienen menor tendencia a utilizar estas herramientas de castigo. Por tanto, se confirma que la educación de los participantes influye en la tenencia responsable del perro.

Los perros jóvenes tienen el doble de probabilidad de llevar collares dañinos. Como era de esperar, ya que los perros jóvenes de hasta 3-4 años tienen mayor tendencia a tirar de la correa.

Otros resultados indican que razas como el Pitbull y similares (American Staffordshire, Staffordshire Bull Terrier, American Bully, Bull Terrier y sus cruces), el Malinois y Pastor Alemán son mucho más propensassufrir collares de castigo que el resto de perros. En concreto, la raza que más predisposición tiene a sufrir los collares de adiestramiento es el Malinois con una probabilidad de casi ocho veces superior. Se podría decir que es un perro condenado a sufrir estas herramientas por ser un perro de trabajo, muy buscado en competición entre militares, policías y de aficionados al adiestramiento tradicional basado en métodos anticuados.

 

¿Podemos decir que la causa mayoritaria del uso es que la gente ignora que son dañinos?

Si que la mayoría ignora que son dañinos, pero no son pocos los que están advertidos y deciden seguir utilizándolos. A partir de los resultados de la encuesta, podemos decir que un 20% desconoce las lesiones que producen estos collares, es decir, uno de cada cinco propietarios no sabe lo que le hace a su perro. Tres de cada cuatro propietarios los cree eficaces y van a seguir con su uso. El 46% afirma saber que no son beneficiosos para su perro y los siguen utilizando. Y el 39% cree que éstos no son cómodos para su perro pero también se los siguen poniendo.

 

¿Por qué no deben usarse?

Partiendo de la premisa de que castigar no es educar, los collares de adiestramiento o castigo no son educativos y dañan al perro. También afectan los valores y principios que rigen una relación basada en la confianza y el respeto.

El área de alrededor del cuello es una de las zonas más delicadas y desprotegidas del perro. Los collares ejercen una fuerte presión en ella. Cada tirón de correa tiene un impacto directo sobre los nervios del cuello y garganta, tráquea y vértebras; y un impacto indirecto en los músculos provocando que se tensen.

Los collares de ahogo producen asfixia por estrangulación. Los collares de pinchos ademásinfringen dolor y pueden provocar lesiones en la piel. Los collares de descargas eléctricas afectan directamente al sistema nervioso central, asustan, hieren y desconciertan al perro.

A nivel físico pueden producir contracturas 

cervicales, tensión y agarrotamiento muscular; problemas oculares por presión intraocular o por daños en el nervio ocular; colapso e hipersensibilidad de la tráquea;  hipotiroidismo; siringomielia; efectos negativos en el sistema linfático, sanguíneo o neuronal; además de hematomas, heridas, irritación, dermatitis y/o quemaduras por contacto.

Las lesiones a nivel psicológico no son menos graves. Pueden hacer asociaciones negativas incorrectamente con el entorno; aparte de aumentar el estrés en el perro, pueden promover la inseguridad, miedo y reactividad en éste.

El psicólogo Anders Hallgren constató que casi el 63% de los perros tenía problemas de espalda (lumbar, cervical y/o torácica). De éstos, el 55% mostraba problemas de comportamiento. El 91% de los perros lesionados habían estado expuestos a tirones de correa.

El dolor siempre tiene un impacto en la conducta.

 

¿Es cierto que muchos usuarios atribuyen el consejo de su uso a adiestradores y veterinarios?

Sí. Según los resultados obtenidos en la encuesta, casi el 50% de los propietarios que los utilizan han sido recomendados por un adiestrador, una cifra muy alarmante ¡Pero no menos que el 16% que afirma venir recomendado por su veterinario, ambos supuestamente expertos en la salud y bienestar del animal, respectivamente!

 

Pero la ley está limitando su uso ¿no?

Más del 4% de estos propietarios vienen recomendados por un policía, figura que debería apoyar la ley y sancionar su uso en municipios en los que la normativa los prohíbe, como es el caso de Madrid o Barcelona. En Barcelona, a pesar de que la Ordenanza sobre la Protección, Tenencia y Venta de animales los prohíbe desde Octubre del 2014, aún se ven perros con collares dañinos casi a diario. En Madrid están prohibidos también desde el pasado año y en otras grandes y pequeñas poblaciones, pero deberían estar prohibidos en todos aquellos lugares que tengan un texto contra el maltrato animal.

 

A raíz de los resultados ¿qué te parece importante hacer?

Hace falta prohibir no sólo el uso, sino la venta y fabricación, de los collares de adiestramiento. De manera que no haya una vía de acceso rápida, fácil o poco costosa que sustituya la educación correcta del perro.

Se requieren urgentemente campañas educativas para crear conciencia

sobre las lesiones que producen los collares, no sólo a nivel público, sino también focalizadas en el sector canino (veterinarios, adiestradores, tiendas de animales, peluquerías caninas, criadores, clubs de raza, clubs de agility, etc.) para que éstos no las recomienden y puedan dar alternativas a los propietarios. Además de hacer hincapié en las necesidades educativas de un perro.

Dar formación también a empresas de seguridad que utilizan perros de trabajo, donde éstos sufren estas herramientas a diario. El hecho de que sea un perro de seguridad no debería implicar que éste no tenga derecho a su bienestar.

 

Eres educadora canina, bióloga y antrozoóloga. ¿qué retos de bienestar animal te planteas inmediatos además de seguir trabajando contra los collares?

Bueno, romper con el mito de la dominancia es un reto diario, los collares vienen a raíz de ello, entre otros hábitos y creencias falsas que privan de bienestar a muchos perros, y llevan a castigar por ladrar, por tener miedo o ansiedad. Así que uno de mis grandes retos es ése, ayudarles a entender que hay otra forma de comunicarse con su perro que no implica ningún tipo de intimidación.

Darle al perro un buen paseo es una parte básica y muy importante para su bienestar. La gente piensa que tiene que cansar a su perro y llevárselo a correr, ir en bici o tirarle la pelota hasta la saciedad.

Así que el otro gran reto es hacerle comprender a la gente, precisamente, que este tipo de actividades no son buenas para la salud física ni mental de su perro, sino que harán que tengan un perro estresado. El estrés hace que el azúcar vaya a los músculos y no al cerebro porque prepara el cuerpo para la respuesta de lucha o huída. El resultado será un perro más nervioso con dificultad para relajarse, con posibles dolores musculares, con poca capacidad de concentración, aprendizaje, memoria y resolución de conflictos. ¡Así que hay trabajo!

 

Entrevista de Emma Infante a Belén Garcia Matheu educadora de Sentit Caní

Web de Sentit Caní 

Los animales, definitivamente en la agenda política

 

El próximo mes de diciembre cumplirá diez años la Asociación Parlamentaria en Defensa de los Animales (APDDA), que agrupa a diputados, senadores y exparlamentarios de las Cortes Generales de todos los colores. A lo largo de esta última década hemos visto cómo la protección de los animales ha ido abriéndose paso en el debate político, a remolque de una sociedad que, por supuesto, ha ido por delante en un respeto creciente a los animales. Hoy podemos afirmar que las reivindicaciones en relación con los animales se han incorporado a la agenda política de forma definitiva. Queda mucho por hacer, por supuesto. Muchísimo, incluso. Pero por fin parece que estamos avanzando en la buena dirección.

La presente legislatura de las Cortes Generales, con un gobierno en minoría y en la que los grupos parlamentarios están obligados a alcanzar acuerdos, ha abierto grandes expectativas para avanzar en la legislación en favor de los derechos de los animales. Basta con repasar algunos ejemplos que se han producido en el primer semestre de este año:

Por unanimidad el pasado 14 de febrero el Pleno del Congreso de los Diputados emplazó al Gobierno a reformar el Código Civil para que todos los animales sean considerados «seres vivos dotados de sensibilidad» (expresión con la que se traduce la de «seres sintientes» que emplea el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea en su artículo 13). Si bien la proposición no de ley de Ciudadanos se limitaba a pedir la inembargabilidad de los animales de compañía, las enmiendas de PSOE, Unidos Podemos, PDECat y Compromís —presentadas a propuesta de la APDDA— permitieron acordar finalmente una transacción de todos los grupos mucho más ambiciosa y, lo más importante, que fue aprobada por toda la cámara.

Por otra parte, el Gobierno español decidió llevar a las Cortes —con 30 años de retraso, eso sí— la ratificación del Convenio del Consejo de Europa sobre Animales de Compañía, de 1987, tal como había reclamado la APDDA en una moción aprobada por unanimidad en el Senado en abril de 2015. Inicialmente el Gobierno pretendió establecer una reserva para que la prohibición de la mutilación del rabo en los perros no fuera de aplicación en España, pero, gracias al trabajo de los miembros de nuestra Asociación, una amplia mayoría del Congreso rechazó dicha reserva, lo que disuadió al propio PP, que decidió retirar su enmienda en el Senado, a pesar de contar en la cámara alta con mayoría absoluta, con lo que el Convenio fue finalmente ratificado sin reservas el pasado 10 de mayo y por unanimidad.

Esa misma semana, el 11 de mayo, la Comisión de Agricultura y Medio Ambiente del Congreso aprobó una proposición no de ley de Ciudadanos, enmendada por el PSOE y apoyada por Unidos Podemos y los grupos minoritarios (solo se abstuvo el PP), en la que se instaba al Gobierno a elaborar «una Ley marco relativa a la protección y tenencia de animales domésticos, acorde con la legislación comunitaria e internacional en la materia, en coordinación con las Comunidades Autónomas y los Entes Locales y con respeto a la normativa dictada por estas Administraciones en el ejercicio de sus competencias», que contemplara una larga lista de exigencias: un banco de datos nacional de chips identificativos; control y supervisión a criadores y procedencia de animales en venta; prohibir animales en escaparates; concienciación contra el abandono y promoción de la adopción; prohibir el sacrificio de los animales abandonados; prohibir las mutilaciones de animales; prohibir el regalo de animales como recompensa o premio; un registro de infractores que constate la inhabilitación para la tenencia o actividad con animales; y baremar en concursos públicos de servicios de recogida y albergue de animales las mejoras en el trato y fomento de la adopción y actividades de formación y concienciación.

Recientemente, el pasado 26 de julio, la Comisión de Agricultura y Medio Ambiente del Congreso aprobó por asentimiento una proposición promovida por la APDDA, a instancias de la Fundación Darwin, y firmada por todos los grupos parlamentarios para prohibir el comercio y tenencia de primates entre particulares, así como permitir la tenencia sólo a instituciones, centros de rescate, refugios u otras entidades expresamente autorizadas y legalmente reconocidas.

Tras la reforma del Código Penal de 2015, en la que, gracias a las enmiendas promovidas por la APDDA, se tipificó la explotación sexual de animales, parece que se va a abrir ahora una nueva oportunidad para continuar mejorando la persecución del maltrato animal. En este sentido, el PP ha presentado una proposición no de ley, pendiente de debatir en otoño, en la que reclama a su propio gobierno que reforme el Código Penal para endurecer la pena por maltrato animal en determinados casos, siguiendo la propuesta elaborada por el Colegio de Abogados de Málaga. Se propone un subtipo agravado del artículo 337 penado con un mínimo de tres años de cárcel, esto es, que implique efectivamente el ingreso en prisión, «para aquellos supuestos en los que el maltrato a los animales se ejecute de forma continuada en el tiempo, sobre un número elevado de animales ocasionando su muerte; así como aquellos supuestos en los que el delito se cometa por quien tiene la obligación legal o contractual de velar por el cuidado y el bienestar de los animales».

En apenas seis meses se ha hablado más de protección animal en las Cortes Generales que en toda nuestra historia. Sin duda, la defensa de los animales definitivamente se ha hecho un sitio en la agenda política. En estos momentos, todos los grupos del arco parlamentario compiten en presentar iniciativas y aceptan buscar acuerdos para avanzar en la agenda animalista. No peco de optimista si confío en que en esta legislatura puedan aprobarse sendas reformas del Código Civil y del Código Penal pensando en los animales. Y ojalá también se abra paso una ley marco de protección animal que eleve el nivel de protección en todas las comunidades autónomas. Me temo que otras cuestiones, como erradicar el maltrato animal de las fiestas populares o abolir la tauromaquia, nos llevarán algo más de tiempo. En todo caso, si conseguimos entre todos que vean la luz esas reformas legislativas sobre las que parece concitarse un acuerdo, habremos logrado que esta sea una legislatura histórica para quienes defendemos a los animales.

 

Chesús Yuste, coordinador APDDA

Adoptar a un perro adulto compensa

 

Xavi Guzmán es miembro de un tándem muy especial y al mismo tiempo muy normal. Son especiales por que su amor a los animales condiciona sus vacaciones, su estilo de vida e incluso la profesión de la otra mitad del par. Rat Roca dejó su carrera en la hostelería para formarse y trabajar como fisioterapeuta de perros. Son normales por que hacen de su día a día y del disfrute de sus compañeras caninas una cosa muy natural. Nos dan una lección involuntaria de lo que debe ser el vínculo humano-animal con cada gesto, con el respeto, la sinceridad, la amabilidad y la alegría de alguien que incorporó a nuevos miembros de su familia lejos de los estereotipos.

Es última hora de la noche y, como de costumbre, después de cenar me siento en el suelo junto al sofá. Inmediatamente Arca se sienta a mi lado, en contacto conmigo. Debo confesar que para mí este es el mejor momento del día. Me produce una inmensa sensación de paz, me relaja y en su caso también me parece un merecido acto de justicia. Justicia por todos los años que Arca ha pasado en una jaula sin más atención que la del cuidador cuando la hacía salir al patio para limpiar o darle de comer. Al ser una perra adulta, sus posibilidades de adopción eran muy bajas, era una de esas perras “invisibles” que no suelen destacar cuando los adoptantes o voluntarios visitan los refugios porque por su edad avanzada no pueden competir con un cachorro o un perro joven. Si a eso le sumamos que Arca es negra, aunque pueda sorprender, su probabilidad de adopción aún se reduce más.

Las pocas ocasiones en las que un adoptante da una oportunidad a una perra como Arca suelen descarrilar tras el paseo de prueba, en el que su emoción se ve traicionada por un cuerpo que no les permite mostrarla en todo su esplendor. En la mayoría de casos el intento acaba después de un paseo lento, un poco torpe y sin el chute de alegría que los adoptantes suelen esperar de un paseo con un perro. Luego se suceden las frases que tantas veces han oído: “estoy buscando un perro más joven”, “quiero que me dure muchos años”, “necesita cuidados y no tengo tiempo”, etc. Y aquí suele acabar todo. No les culpo, pero me gustaría estar en cada uno de esos momentos para poder contarles nuestra experiencia.

Arca, como la mayoría de perros adultos de refugio, es una perra muy centrada. Ha estado con tantos compañeros de jaula distintos a lo largo de los años que ha aprendido a llevarse bien con todo el mundo. Además, al ser tan mayor, no tiene ganas de muchas complicaciones. Como suele ocurrir también en estos casos, es una perra extremadamente fiel y cariñosa, seguramente el agradecimiento y el miedo a perdernos hacen que jamás se separe de nosotros. Es muy obediente. En ocasiones nos rompe el corazón ver como al final de una excursión se sienta al lado del coche con antelación para asegurarse de que no nos olvidamos de ella. Sin embargo se puede quedar sola en casa tranquilamente, creo que sabe que es nuestro sitio, que siempre volvemos y que está en su casa en el sentido más profundo de la palabra.

Durante estos años hemos disfrutado con su alegría cuando veía cosas nuevas: el mar, la nieve, la montaña o simplemente un cojín blando. Es una alegría contagiosa, infinita, aun más conmovedora por el venerable ritmo de abuela con el que la muestra. Le hemos dado algún cuidado especial pero nada que no requieran todos los perros en algún momento de su vida y lo hemos hecho con mucha facilidad; de algún modo sabe que la estamos ayudando, aunque le duela.

Sabemos que no estará muchos años con nosotros pero nos compensa saber que cuando se vaya lo hará rodeada de personas que la quieren muchísimo y que le darán en ese momento la atención que no hubiera encontrado en una jaula. Y cuando ocurra no nos quedaremos sólo con la tristeza inmensa de perderla sino con la sensación de haber hecho justicia dándole a una perra maravillosa una oportunidad en sus últimos años. Esa es exactamente la sensación que tengo cada noche sentado a su lado y me gustaría poder decirles a todos esos adoptantes que no se la pierdan.

Xavi Guzmán