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Reino Unido no reconocerá la sentienza animal tal como lo hace la unión europea

 

La publicación, en el año 1964, del libro de Ruth Harrisson Animal Machines – The New Factory Farming Industry, acercó la realidad de las granjas de producción de carne a muchos británicos, promoviendo que solamente un año más tarde, en 1965, el gobierno creara la Comisión Brambell, que tenía por objetivo estudiar el bienestar de estos animales y que significó el reconocimiento de las cinco libertades, consideradas, hoy día, el mínimo exigible en materia de bienestar.

Además de las cinco libertades, el Reino Unido también es el país que vio nacer la primera legislación parlamentaria dedicada a proteger a los animales de producción, con la Cruel Treatment of Cattle Act, de 1822, y la primera organización dedicada a proteger a los animales, la Royal Society for the Prevention of Cruelty to Animals (RSPCA), en 1824. El Reino Unido fue también pionero en la prohibición de arraigadas tradiciones que suponían un maltrato animal inaceptable para la mayoría de la sociedad, prohibiendo la caza del zorro en todo el territorio de Inglaterra y Gales desde el 18 de Febrero de 2005.

Desde su entrada en la Comunidad Económica Europea, embrión de la actual Unión Europea, el 1 de Enero de 1973, el Reino Unido ha sido uno de los principales impulsores de la importante cantidad de normativa aprobada a nivel comunitario para garantizar un nivel alto de bienestar animal, siendo incluso los primeros defensores de la necesidad de incluir la sentienza animal en la última modificación del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, conocido como el Tratado de Lisboa.

Todo este avance podría verse frenado de golpe, o incluso podría retroceder, a raíz de la votación que tuvo ligar el pasado 20 de Noviembre en el parlamento británico.

Desde que el Reino Unido acordó en referéndum salir de la Unión Europea, el llamado Brexit, el país se está preparando para esta salida, que tendrá lugar el 29 de Marzo de 2019 a las 22.59 horas (hora continental). El país debe adaptar toda su normativa, hasta el momento regulada desde Bruselas, y el bienestar animal es una de las materias que los Estados han cedido de forma más amplia a la Unión. La forma de hacerlo es votando toda aquella legislación que no adoptarán de forma automática, en la llamada EU Withdrawal Bill, entre la que se incluye el Tratado de Funcionamiento de la Unión.

El Reino Unido adoptará de forma automática mucha de la legislación referente a animales vigente hoy día en la Unión Europea, pero el reconocimiento de la sentienza animal, es decir, la capacidad de los animales de reconocer sentimientos y emociones debía pasar por votación al estar incluida en el artículo 13 del Tratado de Funcionamiento. La aceptación de la sentienza animal obtuvo 290 votos afirmativos y 313 votos negativos procedentes del Partido Conservador o Tory.

Durante el debate parlamentario, el Partido Conservador, actualmente en el gobierno, indicó que esta sentienza ya está reconocida en la Animal Welfare Act de 2006, pero debemos tener presente que esta ley de protección de los animales solamente cubre a los animales domésticos, dejando desprotegidos a los demás.

El gobierno británico prometió a sus ciudadanos que el Brexit no supondría ninguna disminución en la protección de los animales de la isla, que continuaría siendo referente en estándares de bienestar y ya han aparecido las primeras muestras de desacuerdo con los resultados de esta votación, provenientes tanto de científicos y veterinarios, incluyendo una manifiesto de la British Veterinary Association, como de las organizaciones proteccionistas, con un importante apoyo de la sociedad, que ya ha iniciado una recogida online de firmas liderada por Compassion in World Farming.

Estas reacciones han supuesto que este 23 de noviembre, Michael Gove, Secretario de Medio Ambiente, haya declarado que el Reino Unido continuará reconociendo la sentienza animal en su legislación después del Brexit, indicando que lo hará en una legislación apropiada, que según el Sr. Gove no pasa por reconocer el artículo 13 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea en la EU Withdrawal Bill.

Se desconocen los motivos que han llevado al Partido Conservador a votar en contra de la adopción inmediata del artículo 13 del Tratado de Lisboa, del cual hasta el pasado lunes, el Reino Unido siempre ha sido un valedor. Podría responder a una, hasta cierto punto comprensible, aversión a todo aquello que suene a demasiado europeo de los partidos favorables al Brexit, como a futuras estrategias comerciales que permitan reducir el precio de la producción para cuando el país deba negociar, de tú a tú, con las grandes potencias americanas y asiáticas, con unos estándares de bienestar animal más bajos que los europeos.

Deberemos, pues, estar atentos a los próximos movimientos tanto del gobierno británico como de la sociedad en cuanto al bienestar animal en el país, pues la negativa del gobierno a reconocer esta sentienza, que podría poner en peligro el futuro próximo del bienestar animal en el Reino Unido, parece no contar con el apoyo de la mayoría de la sociedad, que se siente orgullosa de ser, desde siempre, un referente en cuanto a la protección de los animales.

 

Núria Murlà, asesora legal a Murlà & Contreras

Los animales de Guatemala ya son «seres sintientes»

 

El pasado 2 de marzo, Guatemala dio un paso adelante importante convirtiéndose en referente en América Central en cuanto a la protección de los animales.

Después de años de trabajo, se consiguió aunar las tres Iniciativas de Ley que se trabajaban de forma separado en el texto definitivo de la Ley de Protección Animal, convirtiendo al país en el más avanzado de la región y uno de lo más avanzados del mundo.

La ley, que se aplica en la totalidad del territorio guatemalteco, significa un avance muy importante para los animales del país puesto que, por primera vez, pasan a ser considerados “seres sintientes” y se les confiere, por lo tanto, una protección especial a la altura de esta nueva categoría, que recientemente también se ha implementado en las legislaciones de otros países como Francia, Colombia y Portugal y que reconoce en los animales la capacidad de sentir sufrimiento y dolor, pero también alegría o miedo, capacidades hasta hace muy poco reservadas exclusivamente para los humanos.

La categorización de los animales como seres sintientes obliga al legislador a brindarles un tipo de protección que había sido desconocido hasta esta nueva generación de leyes aprobadas ya en el s-XXI; un nivel de protección mucho más acorde al conocimiento científico actual que el de las leyes aprobadas hasta hace poco. Es por esto que esta nueva ley se fundamenta en el respeto hacia los animales y no la mera propiedad de éstos y su tenencia responsable, sea cual sea la finalidad del animal en cuestión (compañía, servicio, producción, investigación o espectáculos).

Así, a partir de la aprobación de esta nueva Ley de Protección Animal, en Guatemala se prohíben las peleas de perros, el uso de drogas y otras sustancias que alteren las capacidades físicas y comportamentales de los animales que participan en eventos deportivos, el uso de animales en investigación para productos cosméticos y sus ingredientes, la entrada al país de circos extranjeros que tengan animales y la adquisición de nuevos ejemplares para los circos nacionales, la mutilación de cola, orejas y tercera falange en los animales de compañía y la zoofilia, además de todos aquellos comportamientos ampliamente reconocidos como maltrato como el abuso y castigo físico, la tenencia en malas condiciones o el abandono.

Guatemala es el primer país de América Central en aprobar una ley de protección animal tan vanguardista, y siendo un país de poco más de 15 millones de habitantes, se coloca en el grupo de países delanteros en materia de protección animal.

Artículo de Núria Murlà, Asesora jurídica en Murlà & Contreras abogados