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“Existe una discriminación brutal hacia los PPP por el simple hecho de nacer con una determinada raza”

La creación de los mal llamados Perros Potencialmente Peligrosos (PPP) ha generado una estigmatización tan sólida como injusta en muchos perros por el simple hecho de pertenecer a una raza determinada. El racismo de la propia normativa, los intereses personales, el desconocimiento social, la falta de profesionalidad por parte de los medios de comunicación y la irresponsabilidad de los propietarios son algunos de los motivos que han creado una reputación negativa y falsa sobre determinadas razas de estos peludos.

Como consecuencia de una serie de incidentes provocados por perros a finales del siglo XX, las administraciones competentes decidieron cambiar la normativa y regular la tenencia de los perros presuntamente peligrosos. De esta manera, el Real Decreto 287/2002 del 22 de marzo, por el que se desarrolla la Ley 50/1999 del 23 de diciembre, estableció como Perros Potencialmente Peligrosos (PPP) a una serie de razas de perro. Un listado que podía ser ampliado desde cada Comunidad Autónoma si se consideraba necesario.

El experimentado educador y cuidador de Perros Potencialmente Peligrosos, Miquel Montanera, explica para Animalados que “Muchos de los ataques de perros que impulsaron la ley de los PPP fueron provocados por perros de razas que no forman parte de esta lista. La realidad es que para poder aplacar el ruido mediático causado por estos incidentes de finales del siglo pasado se necesitaba una ley y decidieron crear una lista de razas de perro totalmente injusta”.

Montanera recuerda que “precisamente a la persona a la que se le encargó la elaboración de la lista de los PPP era un criador de Pastores Alemanes”, una raza que a finales del Siglo XX era la más popular y la que mayor número de ventas tenía en España. “Los perros de raza tipo Pitbull, Dóberman, Rottweiler… estaban entrando con fuerza en esa época en el estado español y generaban competencia a otras razas como el Pastor Alemán, así que pensó que la aparición de estas nuevas razas podría fastidiarle su negocio y decidió incluirlas en la lista de Perros Potencialmente Peligrosos”, añade.

Una legislación racista que ha calado con fuerza en la sociedad

Miquel Montanera se une a la opinión de muchos otros educadores caninos, expertos en conducta animal, veterinarios, abogados, etc., indicando que “La peligrosidad de un perro no depende de la raza, depende en gran medida de la educación que haya recibido el propio animal. Puedes tener un peludo de raza Chihuahua, por ejemplo, que si la persona responsable no le enseña correctamente, morderá o atacará a otros perros o a las personas. Obviamente no causará el mismo dolor que la mordida de un perro de tamaño grande, pero la realidad es que un perro mal educado te puede atacar independientemente de la raza a la que pertenece”.

La Ley de los PPP ha generado una estigmatización y una mala reputación sobre una serie de perros de una manera totalmente injustificada. Montanera considera que “se le ha dado tanta importancia a atribuir la peligrosidad a estas razas, que el mensaje ha calado en la sociedad. Es muy común escuchar en la calle ¡Cuidado con este animal que es un Pitbull!, o ¡Cuidado con este otro que es un Dóberman! Igual que existe el racismo entre las personas, se ha hecho lo mismo con estos animales. Existe una discriminación brutal hacia los perros llamados potencialmente peligrosos por el simple hecho de nacer con una determinada raza”.

Una ley que afecta gravemente al comportamiento del propio animal

Según exige la Ley, los PPP deben ir siempre en la vía pública con bozal y atados con una correa que no supere los dos metros de longitud, una normativa que afecta gravemente al comportamiento del animal. “Estas limitaciones provocan que los perros considerados de raza potencialmente peligrosa no puedan comunicarse en plenitud, ni socializar, ni relacionarse con otros perros o con otras personas. La propia normativa condiciona mucho la libertad del animal y provoca que en ocasiones el can pueda tener comportamientos más reactivos”, opina el educador canino.

Durante el pasado mes de abril, el Gobierno español informó que trabaja en la posibilidad de una nueva normativa que pondría fin a la lista de razas de perro potencialmente peligrosas para llevar a cabo en su lugar un mecanismo de validación de comportamiento de cada animal, evitando así prejuicios injustos y discriminaciones. Miquel Montanera cree que este cambio legislativo “es lo más lógico, pero lo más importante es conocer cuáles van a ser los criterios para establecer que un perro es potencialmente peligroso o no. También es muy importante saber quiénes van a ser los encargados de definir estos criterios. Tiene que ser gente correctamente formada y profesional, que conozca bien el tema y no los carcamales de siempre”.

Más del 50% de los perros de muchas protectoras españolas son PPP

La cría ilegal, el abandono y las dificultades para dar en adopción son otros problemas relevantes que sufren los PPP en España. La mala reputación instaurada injustamente en nuestra sociedad es un hándicap para la adopción de estos animales, pero Montanera comenta que “también cuesta mucho dar un PPP en adopción porque hay que tener una licencia concreta para poder tenerlos. Para conseguir esta licencia has que pasar un test psicotécnico que hay que pagar, has de tener un seguro que también hay que pagar, y además, hay que realizar unos trámites con el ayuntamiento en cuestión para conseguir la licencia, trámites que en algunos ayuntamientos también hay que pagar. Todo este proceso puede alcanzar los 200 euros y provoca que mucha gente ni se plantee adoptar un PPP”.

Por otro lado, existe una problemática histórica con la carencia de voluntarios con licencia para poder pasear y atender correctamente a los PPP de las protectoras, sin embargo, el experimentado cuidador afirma que “por suerte cada vez hay más voluntarios que obtienen la licencia y pueden sacar a estos animales a pasear. Los voluntarios están viendo de primera mano en el día a día de los refugios que toda la historia que hay alrededor de estos animales es mentira. Incluso los perros que más problemas generan muchas veces son aquellos que no son considerados perros de raza potencialmente peligrosa, pero la realidad es que más de 50% de los perros de muchas protectoras españolas son PPP”.

La desestigmatización de los PPP: una proceso de todas las partes implicadas

Los perros potencialmente peligrosos pueden llegar a existir, pero como ya hemos analizado nunca atendiendo a una cuestión de raza. Según la mayoría de los expertos en conducta animal, la peligrosidad de un peludo suele estar relacionada con una mala educación por parte de su responsable. “Si un perro da una serie de señales y el responsable no las atiende y continúa insistiendo con según qué acciones, es posible que el perro pueda tener una actitud reactiva. Una parte importante de las agresiones que hay por parte de perros suceden porque las personas no saben interpretar el comportamiento o las necesidades del animal. Es muy importante y hace falta más educación animal en los responsables”, explica Miquel Montanera.

Además de la educación animal, el experto en conducta de PPP considera que los medios de comunicación tienen también parte de culpa en la estigmatización que sufren estos animales. “Vende mucho publicar un titular destacando que un Pitbull o un Rottweiler han mordido o atacado a una persona. Muchas veces estas noticias se publican sin ni siquiera asegurarse de que el animal era realmente de esa raza. Estas cosas hacen mucho daño, pero la realidad es que vende más que el ataque haya sido de uno de estos animales que de un Pastor Alemán o de cualquier otra raza. Además, en la mayoría de las ocasiones no se explica por qué ha sucedido el incidente”.

Para acabar, Montanera opina que la desestigmatización de los PPP es un proceso que requiere la implicación de todas las partes. “Además de un cambio de ley y de más educación animal, los medios de comunicación tendrían que hacer campañas reales de los que son los perros considerados PPP, ni a favor ni en contra. Las escuelas también podrían poner su granito de arena con más formación en material animal. Es necesario que la ciudadanía esté más concienciada de lo qué realmente son estos perros para poder, entre todos, acabar con esta estigmatización. La gente ha de meterse en la cabeza que un perro puede ser un Pitbull o un American Standford, pero si el animal recibe la educación adecuada, es un perro como cualquier otro”.

España podría dejar de tener razas potencialmente peligrosas

El Gobierno español plantea una nueva normativa que pondría fin a la lista de razas de perro potencialmente peligrosas para llevar a cabo en su lugar un mecanismo de validación de comportamiento de cada animal, evitando así prejuicios injustos y discriminaciones.

Durante la I Jornada Política ‘Hacia una ley de Bienestar Animal’ organizada por la Real Sociedad Canina de España, el Gobierno anunció que espera presentar durante el próximo mes de mayo un anteproyecto de ley para modificar la Ley 50/99 sobre animales potencialmente peligrosos. Según informó Sergio García Torres, Director General de Derechos de los Animales, la intención es “plantear un mecanismo de valoración individual de los animales de compañía sin tener en cuenta la raza con la que han nacido”.

Animalados ha hablado con la abogada y educadora canina Aina Paredes Serrano, quien considera que esta modificación de la normativa de los perros potencialmente peligrosos (PPP) hará que la ley “sea más justa y menos discriminatoria, a la vez que pondrá fin a la estigmatización de muchos animales simplemente por el hecho de ser de una raza u otra. Los problemas de conducta en los perros en ningún caso están determinados por la raza, sino por la mala educación recibida por sus responsables o por las circunstancias que haya vivido el propio animal”.

Justamente, Paredes colaboró en 2019 con la campaña #NoSomosPeligrosos de la Fundación FAADA, en la que ya se pedía una modificación de la Ley de Perros Potencialmente Peligrosos al ser una ley ‘injusta e ineficaz’. “Proponíamos el fin de las razas de PPP para que se valorara la conducta del animal de manera individual. Planteábamos unas pruebas conjuntas en las que examinábamos a los responsables y a sus perros. Si conseguimos que se pueda evaluar tanto el manejo que tienen los responsables, como el comportamiento individual del animal estaremos ante una ley más justa”, afirma la especialista en modificación de conducta canina.

Se valorará la conducta del animal de manera individual

Aina Paredes recuerda que mucha gente se olvida de que la palabra potencialmente hace referencia a ‘en potencia, no de hecho’, por lo que con esta definición cualquier perro puede ser peligroso en el momento en el que tiene dientes. “Un perro potencialmente peligroso puede ser cualquier perro que pueda morder o causar algún tipo de lesión, ahora bien, un perro peligroso dependerá del comportamiento particular de cada animal y del manejo que tenga su guía o responsable”, aclara.

Además, el anteproyecto de ley que presentará el Gobierno en mayo prevé que los perros que necesiten algún manejo particular se deben educar con técnicas de mejora de comportamiento para que dejen de ser peligrosos. “Para las situaciones en las que un perro necesita un manejo especial, una reinserción o una reeducación existen personas muy válidas y preparadas que llevan muchos años trabajando en modificación de conducta animal de forma amable”, detalla la abogada.

Sobre quiénes serán los nuevos Perros Potencialmente Peligrosos con la modificación de la ley, Aina Paredes explica que “Desde FAADA proponíamos que los PPP debían designarse a partir de pruebas conductuales, como ya hacen en otros países a través de exámenes de sociabilidad por estadios o niveles en las que los perros pueden demostrar su manejo y capacidad de interacción social. Con este método nos basaríamos siempre en el comportamiento individual de cada animal para poder establecer, en el caso que fuera necesario, que un perro puede llegar a ser potencialmente peligroso”.

Por tanto, la modificación de la Ley 50/99 será una ley más justa y eficaz que a su vez reducirá el número de canes que formarán parte de la lista de perros potencialmente peligrosos en España. “Disminuirán los PPP de algunas razas, pero también es verdad que otros perros que actualmente no son valorados como PPP podrán formar parte de esta lista. La parte positiva de este cambio de normativa es que todo responsable tendrá que preocuparse más por saber con qué tipo de animal convive y deberá trabajar más en favor de su conducta. Por tanto, a la larga el número de PPP será muy inferior al actual, porque la gente será más consciente a la hora de vivir con un perro y se preocupará más por su educación”.

El Ayuntamiento de Barcelona impulsa un curso de formación en el trato animal a la Guardia Urbana tras la muerte de Sota

El principal propósito de este nuevo curso impulsado por la alcaldía es que los agentes conozcan el lenguaje corporal de los animales para evitar que se produzcan situaciones conflictivas.

El Ayuntamiento de Barcelona impulsará un curso para la reforzar la formación de la Guardia Urbana en el trato animal. Esta medida se produce después de las continuas movilizaciones sociales que se han producido en toda España, y en especial en Barcelona, tras la muerte de la perra Sota. El canino fue abatido en la calle Gran Vía de la ciudad condal el pasado 18 de diciembre a causa de un disparo de un agente.

La implantación de este nuevo curso llega después de que la teniente alcalde, Janet Sanz, y el comisionado de Seguridad, Amadeu Recasens, se reunieran el pasado jueves en el Ayuntamiento de Barcelona con la presidenta del Colegio Oficial de Veterinarios de Barcelona, Marta Legido.

En el curso de formación se trabajará para que los agentes de la Guardia Urbana sepan anticiparse a las situaciones de conflicto mediante el reconocimiento del lenguaje corporal de los animales. La falta de formación en el trato animal por parte de la Guardia Urbana ha provocado en los últimos años varios incidentes que se podrían haber evitado.

El Colegio de Veterinarios y otras entidades profesionales relacionadas con el bienestar animal serán los responsables de impartir el curso a la Guardia Urbana. El principal objetivo de este curso es garantizar la convivencia entre animales y personas y evitar que se vuelva a repetir el trágico final que tuvo la perra Sota el pasado mes de diciembre.

Desde el Ayuntamiento se afirma que la ciudad de Barcelona ha sido históricamente un referente en la lucha por el bienestar animal, pero en esta ocasión las medidas de bienestar se han producido tras la muerte de una perra y tras la movilización de las personas amantes de los animales. Esperemos que tras la implantación de esta nueva medida no se repita ningún incidente evitable entre agentes y animales.

Casi medio millón de perros españoles llevan collares que les hacen daño

 

Has hecho una investigación sobre el perfil de los propietarios que usan collares dañinos con sus perros. ¿qué has descubierto?

He tenido la oportunidad de ofrecer unas cifras aproximadas de un tipo de maltrato silencioso que se causa cotidianamente a muchos perros. En España, no menos de 450.000 perros llevan collares dañinos. De éstos, 291.724 llevarían collar de ahogo; 139.655 llevarían collar de pinchos; 12.413 llevarían collar de citronela (una sustancia aversiva para el fino olfato canino) y 6.206 llevarían el collar de descarga eléctrica. Los partidarios de estos métodos obsoletos no están dispuestos a invertir lo necesario en un perro y por ello buscan una vía rápida, fácil y económica para corregir el problema sin esfuerzo. Es decir, utilizando collares de castigo en vez de invertir tiempo y dinero en educar a su perro.

También se ha observado que los hombres tienen mayor tendencia que las mujeres a utilizar estos collares y que los propietarios con estudios superiores (licenciados y postgraduados) tienen menor tendencia a utilizar estas herramientas de castigo. Por tanto, se confirma que la educación de los participantes influye en la tenencia responsable del perro.

Los perros jóvenes tienen el doble de probabilidad de llevar collares dañinos. Como era de esperar, ya que los perros jóvenes de hasta 3-4 años tienen mayor tendencia a tirar de la correa.

Otros resultados indican que razas como el Pitbull y similares (American Staffordshire, Staffordshire Bull Terrier, American Bully, Bull Terrier y sus cruces), el Malinois y Pastor Alemán son mucho más propensassufrir collares de castigo que el resto de perros. En concreto, la raza que más predisposición tiene a sufrir los collares de adiestramiento es el Malinois con una probabilidad de casi ocho veces superior. Se podría decir que es un perro condenado a sufrir estas herramientas por ser un perro de trabajo, muy buscado en competición entre militares, policías y de aficionados al adiestramiento tradicional basado en métodos anticuados.

 

¿Podemos decir que la causa mayoritaria del uso es que la gente ignora que son dañinos?

Si que la mayoría ignora que son dañinos, pero no son pocos los que están advertidos y deciden seguir utilizándolos. A partir de los resultados de la encuesta, podemos decir que un 20% desconoce las lesiones que producen estos collares, es decir, uno de cada cinco propietarios no sabe lo que le hace a su perro. Tres de cada cuatro propietarios los cree eficaces y van a seguir con su uso. El 46% afirma saber que no son beneficiosos para su perro y los siguen utilizando. Y el 39% cree que éstos no son cómodos para su perro pero también se los siguen poniendo.

 

¿Por qué no deben usarse?

Partiendo de la premisa de que castigar no es educar, los collares de adiestramiento o castigo no son educativos y dañan al perro. También afectan los valores y principios que rigen una relación basada en la confianza y el respeto.

El área de alrededor del cuello es una de las zonas más delicadas y desprotegidas del perro. Los collares ejercen una fuerte presión en ella. Cada tirón de correa tiene un impacto directo sobre los nervios del cuello y garganta, tráquea y vértebras; y un impacto indirecto en los músculos provocando que se tensen.

Los collares de ahogo producen asfixia por estrangulación. Los collares de pinchos ademásinfringen dolor y pueden provocar lesiones en la piel. Los collares de descargas eléctricas afectan directamente al sistema nervioso central, asustan, hieren y desconciertan al perro.

A nivel físico pueden producir contracturas 

cervicales, tensión y agarrotamiento muscular; problemas oculares por presión intraocular o por daños en el nervio ocular; colapso e hipersensibilidad de la tráquea;  hipotiroidismo; siringomielia; efectos negativos en el sistema linfático, sanguíneo o neuronal; además de hematomas, heridas, irritación, dermatitis y/o quemaduras por contacto.

Las lesiones a nivel psicológico no son menos graves. Pueden hacer asociaciones negativas incorrectamente con el entorno; aparte de aumentar el estrés en el perro, pueden promover la inseguridad, miedo y reactividad en éste.

El psicólogo Anders Hallgren constató que casi el 63% de los perros tenía problemas de espalda (lumbar, cervical y/o torácica). De éstos, el 55% mostraba problemas de comportamiento. El 91% de los perros lesionados habían estado expuestos a tirones de correa.

El dolor siempre tiene un impacto en la conducta.

 

¿Es cierto que muchos usuarios atribuyen el consejo de su uso a adiestradores y veterinarios?

Sí. Según los resultados obtenidos en la encuesta, casi el 50% de los propietarios que los utilizan han sido recomendados por un adiestrador, una cifra muy alarmante ¡Pero no menos que el 16% que afirma venir recomendado por su veterinario, ambos supuestamente expertos en la salud y bienestar del animal, respectivamente!

 

Pero la ley está limitando su uso ¿no?

Más del 4% de estos propietarios vienen recomendados por un policía, figura que debería apoyar la ley y sancionar su uso en municipios en los que la normativa los prohíbe, como es el caso de Madrid o Barcelona. En Barcelona, a pesar de que la Ordenanza sobre la Protección, Tenencia y Venta de animales los prohíbe desde Octubre del 2014, aún se ven perros con collares dañinos casi a diario. En Madrid están prohibidos también desde el pasado año y en otras grandes y pequeñas poblaciones, pero deberían estar prohibidos en todos aquellos lugares que tengan un texto contra el maltrato animal.

 

A raíz de los resultados ¿qué te parece importante hacer?

Hace falta prohibir no sólo el uso, sino la venta y fabricación, de los collares de adiestramiento. De manera que no haya una vía de acceso rápida, fácil o poco costosa que sustituya la educación correcta del perro.

Se requieren urgentemente campañas educativas para crear conciencia

sobre las lesiones que producen los collares, no sólo a nivel público, sino también focalizadas en el sector canino (veterinarios, adiestradores, tiendas de animales, peluquerías caninas, criadores, clubs de raza, clubs de agility, etc.) para que éstos no las recomienden y puedan dar alternativas a los propietarios. Además de hacer hincapié en las necesidades educativas de un perro.

Dar formación también a empresas de seguridad que utilizan perros de trabajo, donde éstos sufren estas herramientas a diario. El hecho de que sea un perro de seguridad no debería implicar que éste no tenga derecho a su bienestar.

 

Eres educadora canina, bióloga y antrozoóloga. ¿qué retos de bienestar animal te planteas inmediatos además de seguir trabajando contra los collares?

Bueno, romper con el mito de la dominancia es un reto diario, los collares vienen a raíz de ello, entre otros hábitos y creencias falsas que privan de bienestar a muchos perros, y llevan a castigar por ladrar, por tener miedo o ansiedad. Así que uno de mis grandes retos es ése, ayudarles a entender que hay otra forma de comunicarse con su perro que no implica ningún tipo de intimidación.

Darle al perro un buen paseo es una parte básica y muy importante para su bienestar. La gente piensa que tiene que cansar a su perro y llevárselo a correr, ir en bici o tirarle la pelota hasta la saciedad.

Así que el otro gran reto es hacerle comprender a la gente, precisamente, que este tipo de actividades no son buenas para la salud física ni mental de su perro, sino que harán que tengan un perro estresado. El estrés hace que el azúcar vaya a los músculos y no al cerebro porque prepara el cuerpo para la respuesta de lucha o huída. El resultado será un perro más nervioso con dificultad para relajarse, con posibles dolores musculares, con poca capacidad de concentración, aprendizaje, memoria y resolución de conflictos. ¡Así que hay trabajo!

 

Entrevista de Emma Infante a Belén Garcia Matheu educadora de Sentit Caní

Web de Sentit Caní