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Un homenaje a Lluna

 

Conseguir que un perro ansioso de libertad acuda a la llamada es complicado. Solemos reclamar su retorno cuando miramos el reloj y descubrimos que nos escasea el tiempo. Hemos disfrutado viendo como nuestro socio o socia trota, olfatea, descubre y se relaciona y sacarlo de la juega nos hace antipáticos. Algunos perros prefieren la fiesta a los premios y nos hacen sentir tan inútiles como nuestros propios reclamos.

No hace mucho me embarqué en la acogida de Lluna. Guapa, cariñosa, inteligente y jovial. Había sido adoptada de cachorra hacía poco menos de tres años y devuelta a la protectora cuando contaba once meses. El primer dueño se asustó al ver que Lluna no estaba bien, había adelgazado y no era fácil ni barato dar con la causa. El equipo de Caldes Animal ha movido Roma con Estados Unidos. Sí, con Norteamerica, por que envió incluso una biopsia del tejido de Lluna al otro lado del océano. Lluna sufre una rara enfermedad que se traduce en una masa muscular muy pobre. En sus facciones se nota y cuando la conocimos lo vimos con tristeza en su modo de caminar. Caminaba poco y mal.

Por fortuna los dos años que ha estado en el refugio ha recibido atención fisioterapéutica regular y a veces doble. Como todos los residentes de Caldes Animal se ha procurado complementar su alimentación y mimarla. Ni en Caldes pueden hacer milagros así que los paseos desgraciadamente no podían ser tantos como la condición de la perra exige y había empeorado. El equipo y voluntariado tiene cientos de animales entre los que dividir su tiempo.

El traslado a un hogar implica una adaptación que Lluna ha completado con éxito. Los paseos iniciales, cortos, progresivos y pausados, han permitido que tras veintiún días se pueda hablar de transformación: brinca, corre, salta, se agazapa y contonea con un gracejo creciente.

Goza de fisioterapia solidaria de la mano de Rat Roca el alma de fisioteràpia gossos, de alimentación vip gracias a Espai Animal, de álbumes de fotos y caprichos gracias a Patricia, el angelito que le prometió luchar por ella.

Lluna ha conquistado a todo el barrio con su mirada bizca, sus besitos y su colección de abrigos. Lluna adora cazar palomas y gatos. Por suerte sus víctimas, individuos de ambas especies, logran zafarse de esta jovenzuela mezcla de pastor alemán. También escapa el tren al que persigue paralelamente, al que con un par de ladridos parece reclamarle moderación. Sorprende ver como no se pone límites aunque a veces debería.

Empezó la historia con la llamada de regreso al perro cuando toca volver a casa. Confieso que cuesta que Lluna acuda a la primera. Menos mal que me hemos conocido a Sultán un gos de atura muy atractivo y eficaz que demuestra que el pastoreo se puede hacer con Lluna. Después del juego de que esta se bañe en el agua de mar me la trae obediente, mojada, emocionada y agotada pero con ganas de volver a empezar.

Emma Infante