«Los collares dañan la relación que tenemos con nuestros perros: usemos arneses cómodos»
El fresquito mañanero mesetario se transforma en calidez cuando Anders Hallgren empieza a hablar de perros. De la mano de Luis Souto de Talkan y Dogalia hemos asistido a un seminario doble impartido por una eminencia mundial de psicología canina. Allá por los años setenta el psicólogo sueco Anders Hallgren empezó a interesarse sobre la complejidad emocional de los perros. Existen unas similitudes fisiológicas innegables de los humanos con los canes. Ha sido sólo nuestra cortedad de miras la que nos hecho situarnos en un lugar de superioridad. Una observación cuidadosa y desprejuiciada ha permitido al experto empaparse de muchos de los talentos perrunos que habían pasado desapercibidos. Hallgren sembró la semilla de trabajos trascendentales como los de Turid Rudgas y la individuación de lo que se llaman «Las señales de calma». Según estos expertos los perros tienen un lenguaje corporal muy elaborado que les permite a unos y otros evitar conflictos. Cuando hemos permitido el desarrollo natural de los perros (sin sobreestimulación, autoritarismo, aislamiento, estrés o trauma) cualquier can buscará una aproximación amistosa con sus congéneres y aunque no lo conozca sabrá como indicarle la amistosidad del acercamiento.
El psicólogo, que hoy tiene 77 años, hace casi 50 empezó una cruzada contra aquello que no sólo daña físicamente a los perros si no que altera su capacidad de aprendizaje, de disfrute y de relacionarse. Junto a un equipo de fisioterapeutas y kinesiólogos descubrieron que la liberación de los perros de collares de pinchos, ahogo o eléctricos generaba una triple transformación del animal. Sin dolor, sin tirones, el perro establece una relación con el entorno equilibrado y positivo.
Las normativas se han ido tímidamente adaptando para evitar a los perros el dolor y sufrimiento. En Barcelona collares de pinchos y ahogo están prohibidos desde el primero de octubre de 2014. En Ceuta también. En Madrid desde julio de 2016 también los collares de descargas. Muchas ordenanzas municipales en proceso de reforma incluyen la prohibición incluso de las correas extensibles. En Abril de 2016 en el BOE se publicó la recomendación del Consejo de Estado de que todos los legisladores incluyeran esa prohibición por que es lo que está en armonía con el objetivo de cualquier ordenamiento de protección de los animales. En Suecia -cuenta Anders- que está mal visto llevar el perro con collar. El arnés es la única herramienta apropiada para sujetar al perro sin dañarlo. Este hombre divertido y vital lamenta ver por las calles españolas collares y tirones. Le hemos prometido que Animalados, asociaciones y propietarios formados estaremos a la altura de los suecos y nos descollaremos con y sin ayuda de las normas.
Todos los galgos llevan collares llamados antiescape que son de ahogo. Es más, las entidades que los rescatan y promueven su adopción los venden. O es que estos collares son adecuados?
Felicidades por la observación. Estos collares se llaman martingale, son gruesos para que no se claven al cuello y tienen la función de evitar el escape por que la morfología y comportamiento del galgo los hace proclives. Hay que valorar cada caso. Se debe priorizar que no hayan accidentes y favorecer el vínculo con educación en positivo y buscar cuidadosamente un arnés con la misma garantía antiescape. En el caso de los galgos y de la calidad de los collares su uso evita en los primeros momentos un mal menor. Por cierto el dia 4 os esperamos en la gran manifestación nacional por la dignidad de galgos y podencos. #noalacaza
Estupenda esa llamada de atención sobre el comportamiento del humano hacia su perro, que ha de ser «sin sobreestimulación, autoritarismo, estrés o trauma». Un artículo recomendable para cualquier humano que comparta su vida con un perro.