La playa de perros de Barcelona vuelve a abrir sus puertas

Tras la gran acogida que tuvo el verano pasado la prueba piloto de la playa de perros de Llevant, el Ayuntamiento de Barcelona decidió consolidarla. Desde el 1 de junio hasta el 25 de septiembre, una parte delimitada y cerrada de la playa de Llevant (la que está situada más al norte de Barcelona) está abierta a los perros.

La playa consta de un urinario para perros así como de una ducha exclusiva para perros. El Ayuntamiento de Barcelona destina en este espacio una importante tarea de limpieza para evitar que la arena o el agua puedan deteriorarse. Los análisis que hizo la Agencia de Salud Pública del año pasado, después de la prueba piloto, detectaron algunas pequeñas alteraciones «asumibles» en la arena, según el comisionado de Ecología del Ayuntamiento de Barcelona, ​​Frederic Ximeno. El verano pasado utilizaron la playa un total de 13.000 perros, desde el 19 de julio (cuando abrió) hasta el 25 de septiembre. Según el Ayuntamiento, a pesar de tanta afluencia perruna y humana, no se registraron problemas. La valoración del equipo de gobierno fue muy positiva.

Para utilizarla, hay que tener el perro debidamente censado y, como siempre, ser respetuoso con el espacio. La playa tiene límite de aforo para garantizar la buena estancia de los animales. No puede haber más de 100 perros en los 1.250 metros cuadrados que ocupa la playa.

Recuerda que para ir con el perro en la playa hay que tomar algunas precauciones y que además de la de Llevant, hay muchas playas más repartidas por toda Catalunya, donde puedes ir con su perro.

Acción y reacción en la lucha por el lobo

 

Vivimos un tiempo lleno de acontecimientos en la defensa del lobo y de la naturaleza, pero para bien o para mal no existe acción sin reacción. Recientemente se aprobó una Proposición no de Ley (PNL) para la protección integral del lobo ibérico, impulsada por Lobo Marley, Ecologistas en Acción y WWF, y la sola existencia de una mayoría parlamentaria favorable a esa PNL ya es una señal de la maduración de nuestra sociedad. Ese cambio hacia una mayor sensibilidad ambiental lleva décadas gestándose, pero cada vez que se manifiesta se escuchan de inmediato voces retrógradas, en este caso las de aquellos que quieren seguir matando lobos. Ellos pronostican un panorama apocalíptico en caso de que se consolide dicha protección, una “profecía” que podemos resumir en 3 puntos:

1.- Se va a arruinar al sector primario

2.- Se va a desencadenar el caos

3.- Se va a acabar con actividades tradicionales que siempre han existido

¿Hemos escuchado antes estos argumentos? Muchas veces, y no sólo aplicados al lobo. Son, por ejemplo, los mismos que se esgrimían a mediados del siglo XIX en Norteamérica para defender la esclavitud. Incluso decían que los esclavos estarían peor si se les liberaba, igual que algunos dicen hoy que el lobo estaría peor si se le dejase de cazar… Lo cierto es que determinados intereses nos están sometiendo a una campaña de manipulación continua, presentando a un sector de negocio privado, la ganadería, como víctima del lobo, y afirmando que para defenderla debemos plegar la normativa de protección de la fauna al dictado de los sindicatos agroganaderos (algo así como encargar a las industrias más contaminantes la redacción de las leyes sobre polución atmosférica).

Foto del web Lobo Marley. Autor: Ángel M. Sánchez

En su afán de seguir con las matanzas, utilizan el odio tradicional y supersticioso contra el lobo, y de paso fomentan un odio igual de irracional contra las personas que lo defienden. Buscan dividir a la sociedad en dos mitades enfrentadas, la “rural” y la “urbanita”, pero lo cierto es que en una democracia todos somos ciudadanos, un continuo de personas que ocupamos una proporción variable de nuestro tiempo en el medio rural o en el urbano, y que dependemos unos de otros.

La protección del lobo es simplemente una demanda social, como demuestran las manifestaciones de los últimos dos años, donde decenas de miles de personas han salido a la calle para hacer suya esa reclamación. Sin embargo, los manipuladores la presentan como ejemplo del afán de los “urbanitas” por aplastar a la población rural, un argumento que daría risa si no fuese un intento, tan ridículo como malintencionado, de balcanizar el campo español. “Os quieren echar de vuestra casa”, se dice para caldear el ambiente, recurriendo a la misma retórica que usaban los defensores del “Toro de la Vega” cada vez que alguien protestaba contra su barbarie.

Los sindicatos ganaderos no son los únicos que se envuelven en la bandera de un pretendido “mundo rural” para que se sigan matando lobos: se les unen los políticos oportunistas y el lobby de la caza de trofeos. Pero la primera víctima de esta conjura está en el campo mismo, y son todas esas personas sensatas y sensibles que intentan vivir y trabajar de una manera más armoniosa con la naturaleza y que se encuentran arrinconadas por el miedo y abandonadas por una administración cómplice de los que destruyen el patrimonio natural.

Imagen del web Lobo Marley

Irónicamente, matar lobos no soluciona el problema de los ataques al ganado, y de hecho está demostrado que lo agrava. A pesar de ello, el lobby de la caza sigue presentándose como defensor de los ganaderos cuando éstos denuncian ataques de lobos, aunque al mismo tiempo no tiene pudor en afirmar ante los conservacionistas que “gracias a la caza hay más lobos que nunca”. ¿Qué hay detrás de esta sonrojante contradicción? Simplemente el afán de perpetuar un pasatiempo sangriento, minoritario y para unos pocos lucrativo, que perjudica al resto de la sociedad y que además despierta un rechazo cada vez más unánime.

Algo tan simple como dar al lobo ibérico el nivel de protección que tienen otros grandes depredadores como el oso, el lince o las aves rapaces, se encuentra hoy frenado por un cóctel de intereses que generan un ruido mediático en el cual detectamos más sofismas que argumentos reales. Pero en Lobo Marley tenemos las ideas claras: siempre consideraremos más importante a un ser vivo, complejo y sintiente como el lobo ibérico que a un montón de palés de madera convertidos en macabras casetas para acribillarlos a traición, una actividad que va incluso contra la ley de caza vigente.

Luchamos por el fin de la matanza de lobos, y ese objetivo no sólo responde a la demanda de la sociedad sino que además contribuirá a crear las condiciones para una modernización mayor, urgente e imprescindible. Y es que no podemos enfrentar los retos del siglo XXI con actitudes del XIX.

Mauricio Antón, Vicepresidente de Lobo Marley

Imagen de portada: Ilustración de Mauricio Antón

PIREA: Animales protegidos

 

Este pasado sábado, gracias al proyecto Pirea, pudimos escuchar de primera mano en el instituto de seguridad pública de Cataluña las reflexiones y recomendaciones de Agentes RuralesBomberos y veterinarios del cuerpo de Emergencias de este mismo servicio sobre cómo actuar en casos de emergencia. 

Pirea es una iniciativa de tres entidades ADE (Asociación defensaÉquidos), APDA (Asociación Policía Defensa de los Animales) y FAADA (Fundación Asesoramiento Ayuda Animales) para mejorar la respuesta en emergencias que afectan instalaciones con animales. Protectoras, refugios, perreras y granjas son muy difíciles de evacuar.

El objectivo de Pirea es contar con los recursos materiales, intelectuales y de coordinación para responder eficazmente a emergencias, un cuerpo de respuesta integrado para salvar vidas. Ofrecer colaboración para una evacuación exitosa de refugios, protectoras y explotaciones.

Hay numerosas medidas preventivas que permiten hacer defendible el espacio que alberga a decenas, cientos y a veces miles de animales. Mantener los alrededores del refugio lo más limpio posible, evitar la acumulación de materiales inflamables, tener aspersores, un punto de almacenamiento de agua, una bomba que funcione con gasolina, evitar los ornamentos inflamables, priorizar plantas frondosas que paren el fuego en lugar de alimentarlo. Serenidad, buscar información por vías oficiales y evitar obstruir el acceso a los profesionales o tomar iniciativas que aumenten el riesgo. La pereza o la falta de previsión son los enemigos de una protección frente a la emergencia.

 «Asumir que un fuego puede alcanzar 70 km/h. que puede destruir miles de hectáreas en muy pocas horas, que pueden alcanzarse los 1000 grados celsius y que los bomberos no pueden llegar a todas partes son elementos a tener muy en cuenta para comprender la importancia de la prevención» son palabras de Juan José Espada, responsable de los Bomberos de Sant Celoni. «Los incendios del verano se apagan en invierno» esta aparente paradoja resume muy bien la exigencia de prevenir las emergencias que surgen año tras año en la canícula.

La ciencia que estudia la propagación de incendios nos lleva a pensar menos en la evacuación y más en el confinamiento y defensa frente al fuego. Se dan casos en los que los daños más graves se producen por intentar huir sin la información, la organización y los recursos adecuados. «Las grandes catástrofes que han implicado muchas muertes de animales se han dado en granjas avícolas y acumulaciones de animales en el exterior como rebaños de ovejas«. Nos dice Espada. «La temporización y la programación son las claves para que la evacuación sea tal y no sea un desplazamiento o huida y por tanto una situación de mayor riesgo».

La propia seguridad es fundamental y el descontrol la reduce sustancialmente. «Los animales nos toman como referente por eso si hacemos simulacros en los que se creen hábitos de reclusión para protegerse está mucho ganado frente a contingencias» dice Encarna Casas veterinaria experta «la improvisación no ayuda, los protocolos deben estar escritos y bien conocidos por todos».

Artículo de Emma Infante

Amistades que dejan huella

 

«El lobo llegó sin nombre, y fueron su personalidad y sus acciones las que se lo dieron, no al revés. Además, ¿a cuántos lobos salvajes hemos bautizado en toda nuestra historia? A un puñado por su mala fama, eso seguro, pero a ninguno con cariño y reconocimiento, al menos no en vida. «¿Qué tiene un nombre?», susurraba la Julieta de Shakespeare. «Lo que llamamos «rosa» sería tan fragante con cualquier otro nombre». Quizá podría decirse lo mismo del tocayo salvaje de su amante, siglos más tarde y en un mundo distinto.» pág 208

 

¿Realmente ama el hombre a lo bello? ¿a lo bueno? ¿a lo salvaje? ¿a lo libre? ¿Realmente lo admira? ¿O más bien lo teme? ¿lo envidia? Pocas son las almas valientes que se atreven a querer a aquél que sobresale, que brilla, que emana belleza, bondad, inteligencia. Pocas son las almas que, como Nick Jans y sus compañeros, aman realmente al lobo.

Es más fácil ser adulador de la mediocridad. No le implica a uno sentirse mal, sentirse inferior, sentirse feo o tonto. Sentirse uno entre un montón. Admirar, querer, respetar a lo que sale de esta esfera requiere humildad, requiere corazón.

Nick Jans, nuestro escritor, lo descubre él mismo en su propio camino de vida. De cazador experto, con unos cuantos lobos, osos y otros animales a sus espaldas, pasará a capturar a sus animales con la cámara y con su pluma. Nick reconocerá por fin el crimen que existe detrás de la muerte de sus presas. Rectificar es de sabios, y de humildes.

Ya en su nueva vida, y residiendo con su esposa animalista en la localidad de Juneau, en Alaska, Nick tendrá la inmensa suerte de conocer a Romeo, nuestro protagonista, el gran lobo negro.

Foto de Nick Jans

Un lobo singular, único. Un animal muy sociable que se acercará cada invierno a jugar con los perros de los lugareños, a pasear con ellos y sus humanos. Un lobo que seguirá siendo salvaje, libre, lobo a pesar de compartir incontables horas con perros y humanos. Pero un lobo a quien el amor de sus amigos humanos le concederá un nombre: Romeo.

Romeo, el gran lobo negro, de pelaje brillante, silueta esbelta, sonrisa lupina, aullidos inconfundibles. El lobo que, sin saberlo, cambiará la manera de ver a esta especie por parte de muchos humanos ignorantes.

Malos, traicioneros, peligrosos, hijos del diablo… Romeo y sus danzas en el hielo, sus trotes en el lago, sus miradas bondadosas y fieles, aullaron, y todavía aullan gracias a la obra de Jans, para hacer desvanecer todas las mentiras que se explicaban y explican sobre este precioso y digno animal. Romeo, oh Romeo.

Cazados, perseguidos, maltratados hasta los límites más crueles «los quemaban vivos, los ataban a caballos para poder arrastrarlos hasta morir, les metían anzuelos en la carne que comían o los dejaban libres con la boca y el pene cosidos con alambre» nos explica Nick Jans. ¿El lobo es el peligroso? El diablo en esta historia se hiergue a dos patas y empuña su odio, su vileza y su pequeñez para acabar con un ser del que ni siquiera se tienen casos documentados que nos haya atacado casi nunca. Y aunque así fuera.

Los exterminamos en Yellowstone, los encerramos en zoos, los colgamos muertos en señales de tráfico en España, sí, aquí, en nuestro país. Les ponemos un precio y los vendemos al mejor postor.

Pero por suerte hay quienes alzamos la voz para defenderlos, para contar la verdad sobre estos magníficos animales. Para luchar por ellos, pidiendo que se haga justicia. Humanos valientes que dedican su vida a salvar la de los lobos, la de todos los romeos de nuestras montañas, como lo hizo Félix Rodríguez de la Fuente o como hoy hacen los compañeros de Lobo Marley.

Romeo bajó de las montañas, se acercó a bailar con sus amigos perros y sus humanos. Se acercó, jugándose la vida en cada encuentro, y nos miró sin recelo ni odio, a nosotros, a los humanos, a la especie que ha aniquilado la suya.

Romeo amó a sus amigos, a su manera salvaje, como aman los lobos, sin rencores ni envidias, con su amistad verdadera y libre, hasta el último de sus días.

Foto de Nick Jans

A los que seáis sensibles no tengáis miedo de leer la obra de Jans. No temáis a las lágrimas ni a las sonrisas. Leed esta historia de amistad, una amistad más allá de las especies, más allá de las palabras. Una amistad que se escribió sobre el hielo de los prejuicios, y consiguió derretirlos.

No temas al lobo feroz, al lobo, al lobo. Teme a tu ignorancia, a tu superstición, a tus miedos. Cuando los abandones, quizás un día, con suerte, tengas un amigo libre y salvaje como Romeo, y si no llegas a conocerlo que almenos puedas oír sus aullidos en los bosques.

Lobo Negro, obra de Nick Jans, editado por Errata Naturae en su colección de libros salvajes

Para pedir la protección del lobo en Cataluña

 

Artículo de Silvia Esteve

Tarragona, la ciudad que verdaderamente podría ser amiga de los gatos de la calle

Tarragona se ha declarado  ‘Ciudad Amiga de los Gatos’ por primera vez en su historia, tras la aprobación de la moción presentada por la asociación GAIA Tarragona en el Pleno Municipal del mes de abril. Se trata sin duda de una buena noticia. Todos los partidos que actualmente tienen representación plenaria apoyaron la propuesta y destacaron el trabajo que se está realizando en materia de protección y gestión de las colonias. El motivo de llevar al pleno esta moción viene derivado de las inquietudes y problemáticas que hemos tenido que afrontar durante los casi cuatro años de gestión del Proyecto Gatos Urbanos de Tarragona. En 2014, pusimos en marcha la primera prueba de gestión de las colonias de gatos urbanos de la ciudad en colaboración con la Asociación Tarraco Gatos, bajo la aplicación del método internacional C-E-S (Captura- Esterilización-Suelta). Después de tan solo tres años, los datos muestran que las colonias gestionadas hasta el momento han mejorado notablemente. Se ha esterilizado hasta 2016 un total de 299 gatos y en lo que llevamos de 2017, más de cincuenta. Unas cifras que distan aún de lo que nos gustaría alcanzar.

El camino ha sido tan duro como intenso en este poco tiempo. En Tarragona no había ningún tipo de política dirigida a la gestión de los gatos ‘callejeros’. Se realizaban capturas de manera indiscriminada y los gatos acababan en las instalaciones municipales dónde desconocemos lo que sucedía con ellos pero nos lo podemos imaginar. Impulsar este proyecto y ponerlo en marcha ha supuesto un gran esfuerzo pedagógico, explicando una y otra vez por qué la gestión debía realizarse con el método CES y por qué las colonias merecían ser respetadas y gestionadas de manera ética. También ha supuesto un gran esfuerzo organizativo y económico para una asociación sostenida únicamente por el apoyo de socios y pequeñas donaciones particulares. El primer y segundo año solo contamos con una subvención pública de 2.500 euros, evidentemente insuficiente para una ciudad como Tarragona,  y el tercer año con una ayuda de 5.000 euros, todavía muy reducida para afrontar la gestión de más de 150 colonias. Para el presente año, esperamos recibir el mismo presupuesto.  La carencia económica no es la única limitación para el desarrollo del proyecto. A día de hoy, seguimos sin refugio, espacio ni instalaciones de ningún tipo. Algunos agentes clave para el desarrollo con éxito de esta nueva gestión de colonias siguen sin conocer las bases del proyecto y el papel que juegan por falta de formación directa. De ahí la importancia de la moción aprobada en el Pleno del Ayuntamiento el pasado27 de abril que, junto con la nueva ordenanza de Protección Animal de Tarragona a la que GAIA también presentó alegaciones para otorgar una mayor protección a las colonias de gatos urbanos, deben dibujar un nuevo marco de protección y amparo para los gatos sin hogar que vagan por las calles de nuestra ciudad.

Los miembros del proyecto de gestión de colonias de gatos urbanos reciben información sobre la manera adecuada de alimentar y gestionar estas colonias, en base a la experiencia y formación con la que cuentas sus responsables. Conocemos los modelos de éxito que se aplican en otros territorios y cómo debemos aplicarlos en nuestro municipio.  Nuestro objetivo es poder gestionar con la mejor de las garantías y de una manera profesional y ética las colonias de gatos urbanas. Desde GAIA Tarragona y junto la asociación Tarraco Gats consideramos que los gatos que viven en las calles tienen derecho a ser tratados igual que cualquier gato casero. Por ello solo trabajamos con profesionales veterinarios que entienden y asumen esta premisa básica para nosotros.

El día a día nos ha hecho vivir situaciones exasperantes que mostraban el desconocimiento de la Guarda Urbana o la Brigada en esta materia como por ejemplo que un urbano obligara a retirar el pienso y el agua a una de nuestras voluntarias o que la brigada tirara a la basura constantemente nuestros puntos de alimentación. No tachamos aquí estos cuerpos de falta de voluntad de colaboración sino de desconocimiento y formación al respecto. Con esta moción, buscamos una implicación mayor y real de la administración que pasa por varios aspectos.

En primer lugar, es imprescindible una formación con una base teórica sobre este modelo de gestión CES para Técnicos de Salud Pública, Guardia Urbana, Brigada y otros departamentos, la normativa relativa a la protección animal y en concreto de la ordenanza de protección animal de Tarragona así como una formación en lo referente a competencias de cada cuerpo, coordinación y problemas prácticos, del día a día, derivados de nuestra experiencia

En segundo lugar, es necesario dotar a este modelo de gestión de recursos económicos. Este nuevo modelo no puede sostenerse solo en buenas intenciones y declaraciones públicas de colaboración, las cuáles si bien se agradecen, son solo el primer paso. Hay que trasladarlo al presupuesto anual municipal como se traslada el mantenimiento de la ciudad o los recursos para otras apuestas del consistorio. Esa partida tiene que ser real y contemplar de verdad las necesidades actuales para que se pueda desarrollar el proyecto de manera profesional y no como una prueba piloto. Los resultados no serán notables si no es de esta manera. En la actualidad, el proyecto se desarrolla de manera discontinua, parando cada dos por tres por una continua falta de recursos públicos reales, entorpeciendo lamentablemente la gestión y un desarrollo eficaz.

En tercer lugar, la gestión de las colonias requiere también curar y recuperar a los individuos heridos, enfermos y sacar de la calle aquellos gatos que son fruto del abandono. Nos resistimos a creer que la gestión pueda basarse únicamente en la esterilización sin más. Los gatos de colonias gestionadas deben tener asegurado un bienestar. Es imprescindible que el ayuntamiento ponga a disposición de las asociaciones que gestionan el proyecto un espacio habilitado para poder realizar esta labor. Los voluntarios no pueden seguir utilizando sus casas particulares para ello. Son personas que trabajan de manera voluntaria y realizan un trabajo valiosísimo dedicando tiempo y esfuerzo. No se les puede pedir también que actúen como hospital de campaña.

En cuarto lugar, hay que dar apoyo a las propuestas de las asociaciones en materia de rentabilizar este esfuerzo de manera que repercuta en la imagen pública de la ciudad. Nuestra propuesta es la vinculación del proyecto al ámbito turístico como hacen ciudades como Roma o Estambul donde el gato en el patrimonio Romano o en el núcleo histórico se ha convertido en un elemento incluso de merchandising, atractivo para turistas y visitantes.

El proyecto y el método CES benefician a los gatos pero también a toda la ciudad que ve una solución al descontrol de las colonias de gatos y mejora la imagen y la convivencia intervecinal. Sin embargo, la Administración debería creérselo y apostar de manera real por esta gestión. Tienen una oportunidad única de beneficiarse de la experiencia, conocimiento y voluntad  de las asociaciones sin ánimo de lucro que están desarrollando el Proyecto en Tarragona ciudad y algunos barrios. Nuestra ciudad tiene una oportunidad única para situarse como referencia en el ámbito de la protección animal y la gestión de colonias de gatos. Todo ello solo depende de los partidos políticos municipales que han estado de acuerdo en declarar Tarragona ciudad amiga de los gatos trasladen esa voluntad a acciones concretas que doten de recursos y apoyo esta nueva manera de ver y tratar al gato de la calle.

Cristina García, GAIA Tarragona